La muestra de Farocki ya está en Buenos Aires, más exactamente en el único lugar en La Boca que supera por su atributo pintoresco a las fachadas multicolores bosteras: la Fundación Proa. Se trata de una serie de video instalaciones articuladas en dos ejes: el primero, la interacción entre la tecnología y las capacidades humanas para el ejercicio del poder. ¿Un bio-poder o microingeniería del poder, como le gustaría a Michel Foucault? Quizá. El segundo eje, la evolución en la representación de la realidad a través de la tecnología.