"LO MEJOR ES ANIMARSE A SURFEAR LA OLA": JIMENA BUTTIGLIENGO

 

 

«Lo mejor es animarse a surfear la ola»: Jimena Buttigliengo
Por Santiago Casanello
Fotos: Paula Eleod
Jimena Buttigliengo (27) es una de las modelos más importantes del país. Una de esas chicas cuya belleza – ese metro 78 que intimida – ya está instalada como algo natural en el circuito fashion. Fue figura de las marcas más importantes. Desfiló en pasarelas acordonadas de flashes. En Argentina y afuera. También hay otra Jime (su lado B): la que adora el arte, la que aprendió fotografía en New York (ya realizó algunas muestras de sus fotos), la que lee varios libros a la vez, no soporta las novelitas y se sumerge en lecturas sobre el origen de las cosas. “Un yin y yang” como dice ella con tonada cordobesa, entre una mujer centrada y jugada, consciente e inconsciente, terrenal y sofisticada.
Tenés un tatuaje en el pie que dice «tout arrive pour une raison» (todo pasa por algo) ¿Qué cosas importantes te sucedieron por razones que no entendés? 
¡Todo! (risas), por eso me gustó el slogan de Maleva – “curiosa por la linda vida” – porque cuándo dejás que las cosas fluyan, sin miedo, avanzando, cuanto más inconsciente fui en mi vida, cuando me dejé llevar por el instinto, todo me fue llevando hacia buenos lugares.
¿Tendés a ser inconsciente?Cuando uno va creciendo, tiene más responsabilidades. Tal vez estando mas madura y metida en el sistema, perdés la capacidad de ser inconsciente. Estoy en una etapa de asentarme, pero antes fue mi etapa de mandarme.
¿Y cuál situación recordás que te hayas mandado sin pensar mucho y el resultado haya sido positivo?Sí, la decisión de arrancar esta carrera. Soy de Córdoba y mi familia nada que ver con esta profesión. Nunca tuve la mamá cholula que quiere que su hija sea modelo. Cero. Pero siempre me buscaban para scoutings, me paraban en shoppings de Córdoba, Pancho Dotto me agarraba en Punta del Este. Y siempre me animé a esas cosas. Cuando terminé el colegio me surge irme a trabajar de modelo a Miami y no tenía idea de ese mundo y después me fui a New York, e hice un casting para Armani ¡Cosas así grossas que a los 18 años no me imaginaba! Algo parecido me pasó con empezar a sacar fotos, estaba en Canadá trabajando como modelo, estaba en Toronto y pensé “me voy 4 días a New York que me encanta” y al final se hizo un mes porque me metí en un curso de fotografía. Cuando más te animás a surfear la ola es mejor, porque uno sabe lo que tiene que hacer. No tenés que dejarte condicionar por lo que te dicen o lo que supuestamente tenés que hacer, eso es lo equivocado. Hay que creer y confiar en uno mismo.
¿Y en qué cosas decís “me fue bien” porque hice tal cosa?Eso tiene que ver con la voluntad. Creo que hay que sacrificarse. Estar, ser profesional, trabajar, levantarse temprano. Desde los 18 que tengo responsabilidades. Nunca me tomé un año sabático. Es cuestión de hacer una carrera y que se mantenga en el tiempo.
Si tuvieras que buscar una virtud que te haya hecho destacar ¿Cuál creés que es? 
Primero, tener buena onda y actitud positiva para trabajar. Y ser profesional. Es algo que me surge naturalmente. También hay que estar en el momento justo en el lugar correcto. Kate Moss, por ejemplo, no es la más linda. Pero sí la que mejor se supo mover. Este trabajo es muy tentador en un montón de cosas, llegás del interior y no entendés nada, fiestas, lugares increíbles. Es importante también no dejarte enloquecer por ese aspecto.
¿Qué es lo que más disfrutás del aspecto sofisticado de la profesión y qué es lo que te cansa?
Claro, como el yin yang. Cualquier chica del interior que viene a Buenos Aires se encuentra con una ciudad muy dura para armar tu círculo social y hallarte. Mi laburo te permite conocer gente todo el tiempo, que se te abran las puertas. Pero por otro lado, a veces pienso cómo me gustaría salir a la calle en joggins y que no me mire nadie. Hay una especie de presión que hay que saber llevarla, sino te volvés un poco loco.
¿Tenés algún ritual que te sirva como cable a tierra?Sí, trato de irme a Córdoba a un campo de mi familia y estar con la gente que más quiero.
 

 
¿Dónde encontrás glamour inesperado?En muchos lugares. De repente estoy en Salta en medio de la montaña y veo la naturalidad de la estética coya y me parece lindo. Me gusta hacer fotografía documental. En New York hice bastante en la calle, ves gente común que tiene mucha presencia. 
¿Cómo es eso de la curiosidad por la fotografía documental?Me encanta viajar y en parte, elegí esta profesión para conocer lugares. Lugares que no llegarías siendo un turista.
¿Recordás algún lugar que te haya sorprendido?Sí, me acuerdo uno en México: Careyes. Llegué por un viaje de prensa. Era una locura, un mar increíble, delfines. El dueño era un italiano que se había hecho una casa espectacular y un conocedor del tema de las energías. Básicamente: ¡Gente curiosa por la linda vida!
¿Qué es lo que más te atrae de la fotografía?Cuando fui a India me interesó mucho empezar a sacar fotos y me di cuenta que con una camarita chiquita, así nomás, salieron fotos muy lindas. Cosas que veo a través de mis viajes. Mostrar lo que me pasa a través de la fotografía. Para mí es una conexión con lo que a mí me pasa de verdad. Siempre me gustó observar a los fotógrafos, aprender de lo que hacían.
¿Y ahora que sabés del tema, actuás distinto cuándo te sacan fotos?(Risas) A veces te ponés un poco más hinchapelotas, si no te gusta la luz que te está haciendo y cosas así. Nunca hice fotografía de moda y no creo que llegue a hacer eso, me gusta más que nada la fotografía documental. O algo más artístico.
¿O fotoperiodismo?Mi primera muestra «New York I Love You» era más por ese lado, pero porque mi profe en ese entonces, de la agencia Magnum, era fotoreportero.
¿Cuál es tu gusto o faceta más insólita?
Me intriga mucho “saber por qué estamos acá”, sobre nuestro origen.
¿Y te angustia ese tema?No, no. Me encanta leer sobre eso.
¿Leiste algo que te haya perturbado últimamente?Odio las novelitas y tengo siempre varios libros abiertos a la vez. Recomiendo ahora el de Pattyi Smith «Éramos unos Niños» o uno que me leí de Susan Sontag – «Sobre la Fotografía» – la capacidad mental que tiene es impresionante. Porque realmente sin ser fotógrafa entiende muy bien el medio.
Describinos tu costado más terrenal y el más sofisticado, de nuevo Yin y Yang.
El más terrenal estar comiendo un asado (un buen asado hecho por mi papá es lo mejor que me puede pasar). con mi familia en Córdoba y metiéndome al río Durazno, en las sierras. O andar a caballo, ver a mis sobrinos, juntarme con amigos y ser la Jime de siempre. Y sofisticado, pienso en alguna fiesta de gala a la que voy impecable, maquillada, peinada, que no hace falta ni un detalle para la foto. Esa dualidad me divierte y me mantiene activa.
¿Y qué te entusiasma que venga en tu profesión?Esto es muy de un día para el otro. Creo que algo en tele voy a hacer, igual quiero que me siga sorprendiendo, que es lo que siempre pasó.