La semana se cumplió, mi amiga se volvía y recuerdo que cuando la acompañaba a la terminal, iba decidida a quedarme. Conseguí un trabajo en San Rafael, a mis viejos les dije que me lo habían ofrecido pero NO, yo lo había buscado. Era de camarera en un bar. Me venía genial, de día recorría, aprendía y de noche trabajaba. Llamé a mis papás y les dije ¡Me quedo acá! ¡Es mi lugar en el mundo! Vuelvo en Marzo… obviamente se pusieron como locos. Nunca fui muy rebelde ni nada pero sí, apagué el teléfono y lo prendí a los dos días. Había nacido una ¨nueva Agustina¨. Estaban muy enojados, querían ir a buscarme, mandarme a la policía.