Resta: poner a un familiar a dirigirle unas palabras a los novios. El discurso será desajustado, tendrá pretensiones humorísticas para terminar revelando datos incómodos de la pareja, será demasiado largo y pesado o demasiado corto y decepcionante. Si tienen mala suerte, quizá les toque una abuela medieval con una visión apocalíptica del matrimonio como me tocó a mí. Según ella, la vida conyugal consta de tres etapas, cada una más frustrante que la anterior. Primero todo está bien mientras ella LE cocine, LE planche las camisas, LE lave etc. (en tren de lo anticuado se podría agregar: LE cuide los caballos para que él parta a las Cruzadas)