La sonrisa puede ser una manera de cambiar el mundo

CC POCHI SOFFIA
Smile, smile, smile (y siempre, no sólo en carnaval)

 
En la aglomeración humana de las grandes ciudades, las idas y venidas de la vida cotidiana van haciendo que muchos usen poco uno de los recursos más importantes para interactuar con los demás: la sonrisa. Esta manera no verbal de decir a los otros que estamos felices, que nos sentimos bien o que, simplemente, estamos satisfechos con el instante presente, suele disolverse, desplazada por las preocupaciones. Después de lidiar con todo lo demás, a veces no encontramos la energía necesaria para sonreír.
Sin embargo, la sonrisa es uno de los elementos más útiles a la hora de facilitar las relaciones humanas. La publicidad la utiliza como uno de sus principales recursos… y no sólo para vender pasta de dientes. Somos propensos a detener más tiempo la atención en otra persona cuando vemos que sonríe. Entender esto puede servirnos para valorizar el acto mismo de sonreír aunque no haya motivo.

«La sonrisa es uno de los elementos más útiles a la hora de facilitar las relaciones humanas. La publicidad la utiliza como uno de sus principales recursos… y no sólo para vender pasta de dientes. Somos propensos a detener más tiempo la atención en otra persona cuando vemos que sonríe. Entender esto puede servirnos para valorizar el acto mismo de sonreír aunque no haya motivo.»

Cuando hablo de esto, lo hago por experiencia propia: pasé el primer cuarto de siglo de mi vida casi sin sonreír (sí, sí, el personaje desagradable que nadie quiere tener cerca, a quien nada lo conforma, así me movía por la vida). Con tiempo, esfuerzo y las herramientas adecuadas (en mi caso, el método que enseño) conseguí revertir esto y hoy, los que no me conocieron antes no imaginan la inclinación anterior, que más que ayudar en algo, trababa todo.
Seamos sinceros: una expresión facial no va a hacer las cosas menos complicadas, pero sí más amenas. Ante la misma dificultad, un ceño fruncido espanta, mientras que una sonrisa invita a la compañía (si sos de los que en los momentos menos buenos prefiere la soledad, pensá en las personas que te rodean: ¿cómo es mejor solicitar ese espacio? ¿Con una cara seria o, amablemente, con una expresión –como mínimo– cariñosa?)
Con esta observación te dejo una tarea: usá más los músculos faciales que disparan la sonrisa. Si no tenés el hábito de hacerlo, comenzá a sonreír. Si por naturaleza sos feliz y sonriente, sé consciente de que tu ejemplo va a influir en muchas otras personas: perseverá y no te dejes aturdir por las complicaciones. La sonrisa puede ser una manera de cambiar el mundo.
Foto: Soffia Pochi