Perdida en el deseo, pero con la convicción de quien sabe qué busca, esa tarde del 98 me adelanté a mi hermana y corrí a la cocina. Quedaba sólo una barra de chocolate y partirlo no estaba en mis planes. Después de todo, tenía información privilegiada: una fuente de primera mano me había confesado que el Nussini se sacaría del mercado.Fue así. Al igual que ocurrió con dibujos animados como Charly Brown, los muñecos Trolls o Pumper Nic, el Nussini se fue esfumando de las góndolas. Al menos esa tarde, consciente de la realidad, disfruté como nunca de la mejor oblea rellena de avellanas que recuerdo de la biografía de Milka. Y hoy no hay caso. Todavía cuando voy al kiosco sigo buscando golosinas que ya no se fabrican.