Su carrera empezó en el cuarto, cuando se animó a pintar a una amiga con la técnica del arte viviente: desde ahí no paró/En plena búsqueda de hacer arte que perdure, se enamoró de la capacidad de transformar caos (objetos desechables) en belleza/ Nos presentó – entre brindis con gin tonic -, su última y gran obra: una cola de sirena construida con más de mil cápsulas de café recicladas.
