«Todo comenzó con una manzana»: una tarde increíble a pura sidra en una estancia

Sidronis, banquete de quesos, acústicos y una lluvia que romantizó la tarde en La Mimosa/En plena temporada de cosecha de manzanas, Sidra 1930 nos acercó un pedacito de Río Negro a Buenos Aires/Un cannoli de mar que no me puedo sacar de la cabeza/¿Por qué la sidra se está volviendo a ganar su lugar top en la escena?

Manzanas, peras y quesos rionegrinos, los protagonistas de la tarde.

Todo comenzó con una manzana: una tarde increíble a pura sidra en una estancia. Por Lenchu Rodríguez Traverso.

Todo empezó con una manzana… una Red Delicious color rojo intenso y brillante, que conquistó a Virginio Luis Saccani en los años 50, en medio del valle alto de Río Negro, y dio nacimiento a una de las marcas de sidra más importantes del país. Más de sesenta años después, con sus nietos ya en el equipo, necesitan diez millones de kilos para producir sus cuatro variedades; que con una fuerte reivindicación, este año están pisando fuerte en la escena gastro y coctelera argentinas. 

Para abrirnos las puertas a la historia de esta compañía familiar y celebrar su tan reciente cosecha 2024, Sidra 1930 nos trajo un pedacito de Río Negro a Buenos Aires, específicamente a la Estancia La Mimosa, en una tarde pintoresca de lluvia, tragos y sabores que nos hicieron recorrer el sur del país en el paladar.

Empezamos con lo que cualquier persona consideraría “la mesa de sus sueños”. Un banquete de quesos de todas las texturas y tonalidades, desde un Brie más clásico hasta un “Patagonzola”, creación de autor de la quesería Ventimiglia, oriunda de Cipoletti, que fue la que nos acercó esta belleza en todos los sentidos. Frutos secos, dulces caseros y panes terminaron de completar la mesa y las sidras acompañaron la recepción. Le di en la tecla porque elegí la ideal para este momento; la Demi Sec, la más elegante, simil a un vino blanco que va perfecto con la comida.

«Empezamos con lo que cualquier persona consideraría “la mesa de sus sueños”. Un banquete de quesos de todas las texturas y tonalidades, desde un Brie más clásico hasta un “Patagonzola”, creación de autor de la quesería Ventimiglia, oriunda de Cipoletti (…) Le di en la tecla porque elegí la ideal para este momento; la Demi Sec, la más elegante, simil a un vino blanco que va perfecto con la comida…»

La sidra ya no es ese producto extra dulce con el que te mojás los labios en Navidad. Versátil y de muy alta calidad (a pesar de que muchos todavía la subestiman de palabra), hoy es compañera fiel de muchas situaciones de nivel. La dolce va bárbaro en cocktails y acompañando postres; la de pera también es buenísima maridando quesos y la Rosé, su último lanzamiento, tiene un tinte de frutos rojos que la hace ideal para tomar sola o para dar sabor en tragos.

Cuando calmamos el éxtasis quesero, peregrinamos a la barra que, gracias al cielo (literal) nos permitió estar al aire libre mientras la lluvia se tomaba un descanso. Ahí entendí el potencial de la sidra en la coctelería. Probé un “Sidroni” – muy buena adaptación del Negroni -, un “Spring Rosé”, fresquito como a mí me gusta y una creación especial del bartender Ludovico de Biaggi para esta ocasión: el Apple Punch 1930, con sidra de pera. Aprendí que trabajan con el primer prensado – eso le aporta muchísimo a la calidad -, y que sus productos son pasteurizados de tal manera que se mantienen naturales y sin conservantes. Y, dato no menor: son veganos y apto celíacos.

«Probé un “Sidroni” – muy buena adaptación del Negroni -, un “Spring Rosé”, fresquito como a mí me gusta y una creación especial del bartender Ludovico de Biaggi para esta ocasión: el Apple Punch 1930, con sidra de pera…»

Para la tercera etapa, nos acomodamos en una mesa bien otoñal que armaron bajo las galerías de la gran casa. Como si hubiera estado fríamente calculado, empezaron a caer las gotas a la par de los platos que nos iban acercando; platos que recorrían las cuatro regiones de Río Negro – cordillera, estepa, mar y valle, – y que fueron preparados en vivo por los dos embajadores gastro de la Patagonia aquel día: Juan Carranza y Juan Izaguirre. Roll de trucha, albóndiga de cordero, kebab de chivo, berenjena ahumada… pero los cannoli de langostino, cangrejo y pez gallo me los llevo a mi carpeta de destacados del último tiempo.

Salió el postre – pera a la chapa con patagonzola, espuma de sidra y miel – y Benja Amadeo se sentó a musicalizar con una guitarra ese ambiente tan otoñal, tan estilo hygge que te hacía olvidar que era un mediodía de jueves. 

Galería:

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Las fotos: son todas gentileza de prensa de Sidra 1930.