«¿Qué hay después del Malbec, más Malbec…», entrevista a Laura Catena y Alejandro Vigil

Son dos referentes absolutos de la escena del vino en Argentina (y de la bodega y tradición de Catena Zapata) y decidieron escribir un libro en conjunto: «Malbec mon amour»/Con la frescura de una road movie (que es el reflejo de tantos viajes por Mendoza)/¿Por qué creen que hay que volver a explicar a nuestra cepa insignia?/El cambio climático, la increíble diversidad que hace únicos a los viñedos mendocinos y la historia de una amistad.

Laura Catena y Alejandro Vigil, una dupla que escribió un libro con la frescura de una road movie. 

«¿Qué hay después del Malbec, más Malbec», conversamos con Laura Catena y Alejandro Vigil sobre «Malbec mon amour», su flamante libro conjunto. Por Natalia Torres. Fotos: Azul Zorraquin.

“Road movie” es el término cinematográfico que define a las películas que tienen como marco un viaje, usualmente sobre cuatro ruedas. El espectador, así, toma en cierta manera el rol de un compañero de aventuras que, aunque no tenga voz o voto en la trama, es un testigo absolutamente privilegiado. 

La misma definición podría aplicarse a Malbec Mon Amour, el libro que acaban de editar – a través de Catapulta -, Laura Catena, directora general de Catena Zapata, y el enólogo de la bodega, Alejandro Vigil. No por nada el dibujo de tapa los muestra a bordo de un auto: las páginas buscan replicar, al estilo de un diario de viaje, las charlas que ambos tienen en sus recorridos por las rutas de Mendoza con el malbec como sana obsesión.  

“Es el momento de explicar cómo el malbec, una especie que casi se extinguió, tiene toda esta diversidad regional”, le explica Laura a MALEVA, sobre el motor detrás del libro. “Hasta hace cinco años, se pensaba que el malbec era igual en toda Mendoza cuando en realidad hay más diferencias de clima que en Bordeaux o Borgoña. Y queríamos explicar eso”.

“Es el momento de explicar cómo el malbec, una especie que casi se extinguió, tiene toda esta diversidad regional”, le explica Laura a MALEVA, sobre el motor detrás del libro. “Hasta hace cinco años, se pensaba que el malbec era igual en toda Mendoza cuando en realidad hay más diferencias de clima que en Bordeaux o Borgoña. Y queríamos explicar eso…»

Es difícil para alguien que vive en, por ejemplo, Rumania entender que en Mendoza hace frío y hace calor al mismo tiempo. O que hay viñedos a 1600 y a 500 metros sobre el nivel del mar que están separados por apenas 70 kilómetros”, agrega Alejandro. “El malbec es tan transparente al lugar donde crece que, cuando te das cuenta, empezás también a respetar ciertas cosas. Si hacemos todos lo mismo, igualamos todo. Entonces tal vez comenzás a cosechar antes en una zona del viñedo que tiene menos uva y más tarde en otra que tiene más. Se pone todo más filosófico. Y a todo ese camino, ¿cómo lo contás? Queremos llegar a la gente que no tiene conocimiento previo sobre el vino”. 

Es por eso que Malbec Mon Amour echa mano a una gran paleta de recursos para encarar el malbec desde todos los ángulos posibles. Alejandro compara las piedras angulosas de la región vitivinícola de El Cepillo con el estilo del artista plástico Vasili Kandinsky, mientras Laura hace lo propio con Smells Like Teen Spirit de Nirvana y la tensión austera de los vinos de Gualtallary. Cartas entre ambos, dibujos y gráficos que traducen a lenguaje sencillo conceptos técnicos, y fotografías viajeras se suman para construir la cercanía con lectores y lectoras.

“Hay contenido académico, hay partes que son híper técnicas”, señala Laura. “Pero si las explicás de manera gráfica, al menos lográs dar a entender un concepto general. La editorial me preguntaba cuál era mi público, y para mi es tanto el experto en vino como la persona que simplemente lo toma. Está bien si no comprenden parte del contenido más técnico pero no queremos hacer un libro para unos y otro para los otros”.

«Y es que tanto para él como para Laura, la “road movie” del malbec ni siquiera llegó aún a la mitad. “Cuando nos preguntan qué hay después del malbec, nuestra respuesta instintiva es ‘más malbec’ porque sabemos que tenemos mucho por profundizar en el entendimiento de cada zona”, asegura Alejandro…»

Parte de este contenido especializado tiene como fuente el artículo científico “Perfil sensorial y fenólico de vinos malbec de distintos terroirs de Mendoza, Argentina”, resultado de una investigación pionera del Catena Institute of Wine, fundado por Laura en 1995.

El artículo, que tiene como primer autor a Roy Urvieta, director de enología del Catena Institute of Wine, demostró que el efecto del terroir (la interacción de factores que incluyen la vid, el ambiente que la rodea, el clima y la intervención humana) puede diferenciarse químicamente de una cosecha a otra, tanto dentro de regiones más extensas como en parcelas más pequeñas.

Esta clase de estudios se enmarca en una filosofía a la que Laura bautizó como “Catenamics”, a la cual define cómo “estudiar tu lugar, tu tradición, tu clima, tus microbios, tu suelo, tus vides, para preservarlos”. El concepto lejos está de ser algo que Catena Zapata busca atesorar como propio. “Queremos elevar a Argentina, no sólo a Catena”, subraya. “El cambio climático hace que no tengamos 400 años de prueba y error: hay que emprender más rápido y por eso investigamos seriamente”. 

La referencia al cambio climático no es casual. Su evidente influencia sobre los ciclos de la vid y, por extensión, en los estilos del vino es algo que ya comienza a sentirse en todo el mundo. Y la protección del genoma del malbec es una de las prioridades del Catena Institute of Wine. 

Así, por ejemplo, años atrás comenzaron un trabajo de limpieza de virus para mantener el germoplasma de la variedad, y buscan identificar microbios para comprender mejor su papel en la absorción de nutrientes y la resistencia a las sequías. “Queremos pensar en el futuro”, explica Alejandro.

“En la posibilidad de plantar en zonas más frías o en lugares donde aún no hay vides, en identificar individuos que sean más resistentes a climas extremos. Y no es sólo la preservación de la vid, es una cadena. Cuando modificás el ambiente, producís cambios profundos pero hay también cambios a nivel cultural. No tiene que ver sólo con hacer vino sino también con la gente que trabaja en ese proceso”. 

Y es que tanto para él como para Laura, la “road movie” del malbec ni siquiera llegó aún a la mitad. “Cuando nos preguntan qué hay después del malbec, nuestra respuesta instintiva es ‘más malbec’ porque sabemos que tenemos mucho por profundizar en el entendimiento de cada zona”, asegura Alejandro. 

 

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