«Por primera vez me alegré de subirme a un avión y tener por delante un vuelo de más de 15 horas»

Un hotel (o un restaurante de lujo) que vuela: así fue mi experiencia en Emirates, en el vuelo Buenos Aires – Dubai/Cuando la pregunta que más esuchás es: «¿desea un champagne»?/Su asombrosa carta de vinos y tragos (en todas las clases)/Además: los detalles que hacen la magia (como que en el techo haya lucecitas que simulan una noche estrellada)

En el vuelo Buenos Aires – Río – Dubai, la amabilidad empieza antes del despegue

 

«Por primera vez me alegré de subirme a un avión y tener por delante un vuelo de más de 15 horas». Por Santiago Eneas Casanello (texto y fotos).

Con Emirates me sucedió algo insólito: tener muchas ganas de subirme al avión, aunque me esperaran más de quince horas de vuelo entre Dubai y Buenos Aires, con escala en Río de Janeiro. Y algo aún más inusual: alegrarme porque el viaje fuera largo, por encima de tres continentes y un océano. Porque sabía que lo que me esperaba era un agasajo a diez mil metros. Abordar, carretear, despegar, altura crucero, y disfrutar. Lo había descubierto, con emoción de novato, y cierta incredulidad, en el viaje de ida, cinco días antes. Nunca me había subido a un avión en el que me sintiera, a la vez, en un hotel de lujo y en un restaurante exclusivo. ¡Hasta las turbulencias se sienten menos!

«Con Emirates me sucedió algo insólito: tener muchas ganas de subirme al avión, aunque me esperaran más de quince horas de vuelo entre Dubai y Buenos Aires, con escala en Río de Janeiro. Y algo aún más inusual: alegrarme porque el viaje fuera largo, por encima de tres continentes y un océano…»

Tuve la suerte, es cierto, que mi butaca fuera en clase ejecutiva y que pudiera reclinarla 180 grados, como una cama. Y que por si fuera poco, mi espalda reposara en un colchón que el personal de a bordo nos había facilitado a cada uno de los afortunados pasajeros. Pero en esta aerolínea emiratí, hasta en turista hacen sentir al pasajero un invitado especial. Por ejemplo, por sólo dar un dato, aquellos que viajan en clase económica también cuentan con una variada carta de cócteles y pueden pedirse un trago cuando quieran. ¿Qué tal un Aperol Spritz con vista a las nubes? Y en primera, ya es directamente un delirio. Las ubicaciones son como pequeños camarotes, y en algunas aeronaves de Emirates hay suites con camas de dos plazas diseñadas con tecnología de la Nasa. O duchas. Real.

Créanme que este tono, un poco panfletario, es objetivo. La fama que precede a Emirates es tan poderosa que, al volver de la desmesurada Dubai, me sorprendió que muchos de mis conocidos me preguntaran tanto sobre el destino como por mi experiencia de vuelo. En definitiva, hay una coherencia y una marca de conducta similar entre esta aerolínea y su emirato de origen: siempre querer estar más allá del resto, incluso haciendo equilibrio en la frontera de lo surreal o excéntrico. Tal vez sea ese factor que se llama «lujo asiático». 

Dicen que la magia está en los detalles. Y mi vuelo cumplió con esa máxima.

Champagne Veuve Clicquot en todo momento

 

1) «¿SEÑOR, DESEA UN CHAMPAGNE?», ES LA PREGUNTA QUE MÁS ESCUCHÉ EN EL VUELO 

«Señor, perdón que lo molestemos, pero vamos a servir el desayuno», me despertó con un suave movimiento sobre mi rodilla una de las azafatas. ¿Desea un champagne para acompañarlo? Y así fue: a los cinco minutos, estaba desperezándome sobre el mar rojo, después de haber dormido sin pausa ocho horas, y llevándome a la boca un bocado de huevos poché con salmón ahumado y frente a mí, una copa burbujeante de Veuve Clicquot a la temperatura perfecta. ¿Desea un champagne?, fue una de las preguntas que más escuché a lo largo de esta dulce travesía. Incluso antes del despegue, en el momento de acomodar mi equipaje de mano en los «compartimentos superiores». Y en este punto – el de beber como los dioses – no hay diferencias: todas las clases la pasan muy bien. También en turista. Desde 2006 que Emirates lleva invertidos en vinos setecientos millones de dólares y anualmente ofrecen doscientas etiquetas de vino de doce países (includo el nuestro, aunque con primacía de vinos franceses). En el 2017, sólo en clase turista, se sirvieron 3, 2 millones de botellines individuales. Emirates es el socio número uno mundial de Dom Pérignon. Un vuelo es entonces también algo así como una degustación de maravillas de bodegas de todo el mundo. En mi caso, pasé de un Moulinet 2009 de Pomerol, Francia, hasta un Pinot Noir de California, de 2014, de la bodega Domaine Anderson.

En nuestra visita al centro de catering de Emirates en Dubai conocimos a uno de los chefs a cargo. Hindú y con casi dos décadas en el cargo. 

«¿Desea un champagne?, fue una de las preguntas que más escuché a lo largo de esta dulce travesía. Incluso antes del despegue, en el momento de acomodar mi equipaje de mano en los «compartimentos superiores». Y en este punto – el de beber como los dioses – no hay diferencias: todas las clases la pasan muy bien…»

2) ¡PERFUMES BULGARI (PARA USAR) EN LOS BAÑOS! 

Los perfume Bulgari, para mujer y hombre, en los baños, que, a su vez, está decorados con ramos naturales de flores. Emirates tiene una alianza con la marca italiana y también los productos de los neceseres son de Bulgari, como las cremas o una agradable fragancia de té verde.

3) AMABILIDAD DESDE EL AEROPUERTO (Y EN EL AVIÓN NI HABLAR)

A grandes rasgos, es raro que cuando uno se toma un avión lo traten con desdén o antipatía. Pero en Emirates me dio la impresión que, una vez más, intentan estar por encima del promedio. La buena predisposición, el tono amable, los distintos idiomas – por ejemplo el vuelo que parte cuatro veces por semana desde Buenos Aires cuenta con personal que habla perfecto castellano -, la sonrisa siempre, y hasta el glam en los uniformes diseñados por Prada, es la constante: no sólo en el vuelo, sino también en los aeropuertos. Y esos gestos mínimos, pero que son clave como que apenas te sientes una azafata o un asistente de a bordo se presente por su nombre y te diga que cualquier cosa que precises, contás con ella o con él.

Persianas eléctricas 

4) EL TECHO TIENE LUCES QUE SIMULAN ESTRELLAS Y CONSTELACIONES 

Me encantó y hasta me dio una genial sensación de paz, que en el techo haya lucecitas que simulan estrellas, y al oscurecerse la cabina parezcan constelaciones.

4) MÁS DETALLES: LAS PERSIANAS SON ELÉCTRICAS

Las persianas eléctricas en las ventanas, que parecen directamente persianas de tela.

5) 4500 PELÍCULAS Y HASTA PODCASTS DE ACTUALIDAD (PRODUCIDOS POR LA MISMA AEROLÍNEA)

El descomunal servicio de entretenimiento a bordo, que ofrece 4500 contenidos diferentes, que van desde películas recién estrenadas y segmentadas por región, hasta podcasts de actualidad producidos especialmente para Emirates.

El techo del avión simula estrellas

6) WIFI A BORDO: YA NO HAY EXCUSAS PARA CLAVAR EL VISTO (NI SIQUIERA A DIEZ MIL METROS DE ALTURA)

Wifi a bordo. Por limitaciones técnicas, es imposible que funcione con la misma practicidad y velocidad que el del living de una casa, pero sí permite un uso razonable del whatsapp.

Platos excelentes (en todas las clases)

7) EL RESTAURANTE AÉREO «MÁS GRANDE DEL MUNDO»

En Emirates se jactan de ser «el restaurante aéreo más grande del mundo» y pueden estar en lo cierto. «Carne o pasta», no es justamente la filosofía de esta aerolínea, en la que le dan un protagonismo obsesivo (para felicidad de los paladares de los pasajeros) a la faceta foodie. Y de nuevo, es algo que atraviesa a todas las clases. También en turista, digamos de Buenos Aires a Copacabana, es posible que el almuerzo sea cordero con arroz y especias con selección de quesos franceses de entrada. El aeropuerto de Dubai es, según datos del primer semestre de 2019, el de mayor tráfico en el planeta con 41, 3 millones de pasajeros. Un hub que une a occidente con asia. Y todo lo que consumen los pasajeros de Emirates que parten de allí, es preparado en el inmenso centro de catering de la aerolínea, al que nos llevaron a conocer con MALEVA. ¿Saben cuántos chefs trabajan para Emirates? Mil ochocientos. Por minuto sirven, en algún lugar del cielo, 209 comidas. Los productos e ingredientes provienen de los cinco continentes. Desde el aceite de oliva de italia hasta el té de Sri Lanka. Último dato de color: la tarta de dátiles, es según ellos, su plato estrella (o el más entrañable).

Fotos: en MALEVA las hacemos con los celulares #OneVision y #OneAction de MOTOROLA. 

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