Llamé a mis papás y les dije ¡Me quedo en Mendoza!


 
Lo único que quería era meterme en una bodega y aprender
 
Llamé a mis papás y les dije ¡Me quedo en Mendoza!
Por Agustina de Alba
Bueno, tenía tantas ganas de volver a Mendoza, ese lugar que me pareció mi lugar en el mundo, que al año siguiente, ya con 16, les rogué a mis papás que me dejaran volver. Me respondieron con un rotundo NO ¡Y sus mil razones por supuesto!. Quería volver sola, trabajar una temporada y después regresar para concluir 5to año. Eran sólo 3 meses pero me dijeron que NO. Fue así que durante 3 meses del verano 2004-2005, no tuve chance y me quedé en Buenos Aires. Trabajé como auxiliar de una colonia de vacaciones, ahorrando algo de plata para volver a Mendoza cuando fuese mayor de edad, en ese momento ganaba 400 pesos por mes y sentía que era la gloria. En mi mesa de luz tenía un sobrecito que decía MENDOZA en donde guardaba mi sueldo. Quería conseguir todo por mis propios medios.
Al fín llegó el día tan esperado en el que terminé el secundario, había cumplido 18 años y le propuse a una amiga que nos fuéramos juntas de vacaciones a Mendoza. Tomamos un micro el 2 de enero de 2006. Teníamos una semana solas por delante: hostel, viñedos, montañas, ríos ¿Qué más podíamos pedir? Pero sí, yo quería más. Apenas puse un pie me quería quedar. Quería trabajar ahí, ganar mi plata, meterme en una bodega, hacer una cosecha, aprender.
La semana se cumplió, mi amiga se volvía y recuerdo que cuando la acompañaba a la terminal, iba decidida a quedarme. Conseguí un trabajo en San Rafael, a mis viejos les dije que me lo habían ofrecido pero NO, yo lo había buscado. Era de camarera en un bar. Me venía genial, de día recorría, aprendía y de noche trabajaba. Llamé a mis papás y les dije ¡Me quedo acá! ¡Es mi lugar en el mundo! Vuelvo en Marzo… obviamente se pusieron como locos. Nunca fui muy rebelde ni nada pero sí, apagué el teléfono y lo prendí a los dos días. Había nacido una ¨nueva Agustina¨. Estaban muy enojados, querían ir a buscarme, mandarme a la policía, pero al poco tiempo por suerte entendieron que estaba muy feliz, buscando mi camino y descubriendo lo que me gustaba hacer, lo que me daba placer. Y eso era el vino. Fueron 3 meses muy intensos, de mucha aventura, mis primeros meses sola en un lugar desconocido pero que era mio, era como mi casa.
Pasó el verano y volví a Capital los primeros días de marzo de 2006, tal como le había prometido a mis papás. En ese momento estudiaba teatro, me había inscripto en Artes Combinadas en la UBA y el día que llegué, mi papa me dijo: todo muy lindo pero ahora tenés que estudiar, buscate una carrera en serio, una licenciatura, nada de andar por ahí vagueando. Recuerdo como si fuese hoy cuando usó esa palabra que me enfureció.
Continuará…
Tip de la semana:

La gran novedad de la semana – al menos algo que yo en lo personal venia esperando hace unos meses – es el nuevo lanzamiento del Grupo Campari : el Aperol. Famosísimo aperitivo italiano a base de naranjas amargas, dulces y otras hierbas de tan solo 11 grados de graduación alcohólica.
Para preparar antes de las comidas, está el Aperol Spritz que se hace así:
En copón de vino agregamos mucho hielo, 3 partes de espumante (¡el que más les guste a uds!), 2 partes de Aperol y 1 splash de soda + rodaja de naranja. ¡Y a disfrutar!