MALEVA en el verano «guay» de Madrid junto a Iberia: un destino (y escala) que seduce como nunca

Viajamos junto a la aerolínea española a descubrir por qué Madrid es una fiesta más que nunca/¿Cómo es la iniciativa «Hola Madrid» para abrir el pasaje y quedarse unos días en una ciudad a puro brindis, arte y barrios llenos de energía?/Además: el «Espacio Iberia» en el barrio de Salamanca donde se puede vivir la nueva experiencia de volar…¡Y probarte unos uniformes con mucho glam!

Chueca es uno de los barrios más bohemios, alegres y libres de Madrid. 

MALEVA en el verano «guay» de Madrid junto a Iberia: un destino (y escala) que seduce como nunca. Por Santiago Eneas Casanello desde Madrid.

Madrid es una ciudad perfecta. En la que conviven, y qué privilegio, cualidades que en general en otras ciudades, no se combinan. Zurich es próspera y prolija. Pero nadie la imagina festiva. Río de Janeiro es exuberante y alegre – con playas, morros, caipirinhas con limón y el dulce tono del portugués -, pero también es áspera. No queremos ofender destinos. Pero esto hace única a la capital de los españoles. Está repleta de bares y restaurantes, como Buenos Aires lo está de librerías. Es un dato que enorgullece a los madrileños y que siguen con atención: casi veinte mil lugares donde brindar con una «caña (cerveza)», o un vermú o una sangría. Al tope mundial de bares por cantidad de habitantes. Como la calle Ponzano (salida bien madrileña, un tanto chic, poco turística y por eso el consejo) que MALEVA recorrió, que tiene – según relevan los medios locales -, setenta y dos bares en diez cuadras.

Madrid es una ciudad apacible, de una escala humana, con parques impecables. Como el del Oeste, desde donde incluso se ven las montañas y es una maravilla para un picnic entre rosales. Pero a su vez, es imperial: sus palacios borbónicos, su arquitectura de la época de los «Austrias». Madrid, nos dijeron allí es «abierta pero señorial». Es Chueca, barrio liberal, barrio del movimiento LGBT. Y también es chombas y mocasines. Aros dorados de argolla en las orejas. Su red de Metro, extensísima y práctica, es un placer que te conecta y orienta, allí donde estés.

Una de las vidrieras del pop-up de Iberia en el elegante barrio de Salamanca. 

«En la elegante avenida Velázquez, junto a Serrano, el territorio de las marcas de moda más top, no pasa desapercibida la vidriera roja del flamante Espacio Iberia, un pop up de la aerolínea más querida por los españoles. En el Espacio Iberia se invita a descubrir la nueva experiencia de vuelo junto a ellos. Allí recibieron a MALEVA con una cata de vinos (sí, de cata en cata señores). No cualquier etiqueta sino vinos y cavas de guarda…»

Madrid, además, es segura. Incluso es seguro comparada con otras ciudades europeas como París. La gente es relajada. Nadie se enorgullece de llevar un ritmo de vida frenético como el porteño ni de estar a mil. Un grupo de compañeros de oficina puede estar tomándose una copa de vino en alguna vereda, un martes a las diez y media de la mañana. También deslumbra su faceta artística. El Museo del Prado con sus meninas de Velázquez, el Reina Sofía con el Guernica de Picasso, el Thyssen Bornemisza que increíblemente llega a hacerle sombra a esos dos monstruos.

«A nosotros siempre nos costó más ser turísticos», le comentaron a esta revista. Porque claro, están en una meseta, en el centro de una península con playas bellísimas en todas direcciones. E islas como Ibiza, como Mallorca, como Las Canarias. Pero son tantos sus atractivos, y es tan amable su carácter, que sin arena y sin mar, Madrid está logrando enamorar a cada vez más viajeros. Y en la pos pandemia, está encantada de recibirlos aún más que antes.

Por eso Iberia, la aerolínea de bandera de España, y que vuela a 150 destinos del mundo con una flota moderna, y que tiene en el emblemático aeropuerto de «Barajas» su principal base, propone a Madrid como un destino Stop Over: es decir, como una escala con promociones y actividades para quedarse varios días – abriendo el vuelo -, antes de seguir hacia otro destino. Una opción excelente para los argentinos (en este momento, hay dos vuelos diarios de Iberia desde Ezeiza) que visiten Europa.

Con este programa es posible quedarse desde una hasta seis noches sin costo adicional en el pasaje. ¿Algunas ventajas exclusivas para quienes accedan al plan «Hola Madrid»? Descuentos de hasta cuarenta por ciento en hoteles, por ejemplo de la cadena Meliá. Una tarjeta turística para moverse durante dos días en el transporte público. Descuentos en agencias de autos como Avis. También en entradas y tours en los museos principales. Y servicios de lo más variados: desde personal shopper en El Corte Inglés hasta una cata de cervezas españolas.

En el Thyssen hay, hasta septiembre, una mega muestra de arte norteamericano. 

«Estos meses, y hasta septiembre se presenta en el Thyssen una muestra fantástica, gigante, con lo mejor del arte de Estados Unidos. Y otra más íntima – pero una joyita -, de las cartas originales de artistas legendarios como Frida Kahlo, escribiéndole con puño y letra a Diego Rivera…»

MALEVA aprovechó una mañana de «Hola Madrid» con Iberia. Con una visita al «Thyssen» (al ser turistas «Stop Over», las entradas nos esperaban en la recepción dentro de un sobre). Entonces: el Thyssen. Sus salas emocionan a cualquiera con una mínima sensibilidad por la cultura. Merece una mañana completa. Edad media, impresionismo, arte pop. Mil obras. Casi mil obras. Como un retrato de Enrique VIII de Inglaterra, que Londres – nos contó uno de los guías -, intenta comprar cada tanto y sufre porque no lo logra, como las bailarinas de Degas, como los arrebatados cuadros del neoyorkino Pollock. Estos meses, y hasta septiembre se presenta una muestra fantástica, gigante, con lo mejor del arte de Estados Unidos. Y otra más íntima – pero una joyita -, de las cartas originales de artistas legendarios como Frida Kahlo, escribiéndole con puño y letra a Diego Rivera. Después del medio día nos dirigimos al norte de la ciudad, hasta la academia cervecera Sabeer, donde su fundador – Julio Cerezo -, nos agasajó con quesos españoles y una cata de tres tipos de cerveza, que fueron un bálsamo en los 36 grados del verano madrileño.

En la elegante avenida Velázquez, junto a Serrano, el territorio de las marcas de moda más top, no pasa desapercibida la vidriera roja del flamante Espacio Iberia, un pop up de la aerolínea más querida por los españoles. «Los españoles, apenas se suben a uno de nuestros aviones, es como sentirse en su país, y para los argentinos es viajar a Europa en su idioma, con un servicio amable y dedicado, a una cultura y una ciudad que les es cercana como esta», explican desde la compañía.

En el Espacio Iberia se invita a descubrir la nueva experiencia de vuelo junto a ellos. Allí nos recibieron con una cata de vinos (sí, de cata en cata señores). No cualquier etiqueta sino vinos y cavas de guarda. Un «Lar de Paula» 2014, edición limitada y de La Rioja. Un Galarreta de Rueda, diseñado por el célebre enólogo francés Michel Rolland, muy conocido en Argentina. Y un Cava (espumante) Villa Conchi Brut Selección. Estas etiquetas de categoría son algunas de las que se ofrecen en clase ejecutiva y en el Club de Vinos Iberia. «Al vino español lo definiría como una emoción, se hace buen vino en toda España, tiene que ver con mucha gente y muchas tradiciones de familia», nos explicó el sommelier de Espacio Iberia. El setenta por ciento de los vinos de España se exportan. Y en los vuelos de Iberia sólo sirven vinos ibéricos. En esta coordenada, también suceden catas de café, cooking shows y la divertida posibilidad de probar las butacas de las diferentes clases.

Butacas de la clase Turista Premium en el Espacio Iberia. 

«A propósito, MALEVA viajó en clase Turista Premium de Iberia. Es una situación original y distinta. Y que hace agradable un periplo oceánico de doce horas. Con butacas más amplias, un sector separado del resto de Turista, pase prioritario en los mostradores y en el abordaje y muchos pequeños detalles de servicio…»

A propósito, MALEVA viajó en clase Turista Premium. Es una situación original y distinta. Y que hace agradable un periplo oceánico de doce horas. Con butacas más amplias, un sector separado del resto de Turista, pase prioritario en los mostradores y en el abordaje y muchos pequeños detalles de servicio. Que al acomodarte, te sirvan un aperitivo sin alcohol, que al despertarte te hayan dejado una botella de agua premium o que te sirvan la comida en platos de loza. En turista se viaja. A secas. Es un traslado. En clase ejecutiva se disfruta. En Turista Premium se viaja bien (y es ideal para quienes no soportan vuelos largos en butacas estrechas). El rincón más popular del local de calle Velázquez es su sala fashionista, en la que se exhiben todos los uniformes que vistieron a su personal desde el año 1943, cuando aún la influencia militar era notable. Hasta el presentado en junio de 2022, creación de la diseñadora catalana Teresa Helbig, y primera mujer con esa responsabilidad. Es una colección «elegante, donde predominan los tonos azules, rojos, amarillos y crudos, que encarnará los valores de Iberia: vanguardia, proximidad, vitalidad, excelencia y vocación de servicio.»

¿Por qué el sector de las uniformes es sensación? Porque permiten – es más, alientan a que lo hagas -, probárselos (cartera incluida) y ser parte de una producción de fotos circular y slow motion. En el Espacio Iberia, asimismo, almorzamos. Pero tal y como se hace a diez mil metros de altura, en ejecutiva. La aerolínea renovó completamente su propuesta gastronómica de la mano del prestigioso catering Do & CO. Uno de los chefs ejecutivos hizo hincapié en una curiosidad – mientras degustábamos un fantástico cordero demi glace -, que al comer en pleno vuelo se distorsionan los sabores, por fenómenos como la ausencia de humedad. Por eso es un verdadero desafío pensar platos que no pierdan el sabor. Pero se puede lograr con ingredientes y especies con personalidad.

 

El verano madrileño es una fiesta en la ciudad con más bares por habitante del mundo.

«La ciudad está repleta de bares y restaurantes, como Buenos Aires lo está de librerías. Es un dato que enorgullece a los madrileños y que siguen con atención: casi veinte mil lugares donde brindar con una «caña (cerveza)», o un vermú o una sangría. Como la calle Ponzano (salida bien madrileña, un tanto chic, poco turística y por eso el consejo) que MALEVA recorrió, que tiene – según relevan los medios locales -, setenta y dos bares en diez cuadras…»

Nuestro viaje a España concluyó de la mejor manera, desplomados en los sillones del salón vip Velázquez, de Iberia en el aeropuerto de Barajas, despidiéndonos de la ciudad, con un tinto a la temperatura justa, viendo tras los ventanales como el atardecer ilumina de tonos templados las bucólicas colinas de las afueras de Madrid.

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Foto destacada: gentileza secretaría oficial de turismo de Madrid.