Florece San Antonio de Areco: un recorrido de la mano del reconocido fotógrafo José Pereyra Lucena por sus preferidos / Segunda entrega

Hace dos años y medio que se instaló en el pueblo bonaerense y ya no volvería a Capital/ Para anotar entre los imperdibles de Areco: la chocolatería icónica (hay que probar sus alfajores), el taller de uno de los mejores plateros coloniales, un bar con 200 años de historia y la casa de una artista joyera reconocida a nivel mundial.

Hoy, José no negocia la tranquilidad, la comodidad y la amabilidad de la gente donde elige vivir. Todo eso es lo que lo enamora de Areco.

Florece San Antonio de Areco: un recorrido de la mano del reconocido fotógrafo José Pereyra Lucena por los preferidos de la ciudad que lo enamoró / Segunda entrega. Por Lenchu Rodríguez Traverso. Fotos: Carla Nastri.

La semana pasada, lanzamos la primera entrega de este recorrido por los elegidos del fotógrafo José Pereyra Lucena en San Antonio de Areco. Instalado en el pueblo bonaerense hace dos años y medio, nos llevó por los lugares que ya se ganaron un espacio en su corazón; puestos de comida, restaurantes, casas y talleres de artistas amigos, un vivero, una chocolatería y hasta una forrajería con historia. En esta segunda parte, les compartimos lo restante del recorrido, para que sigan marcando el mapa con imperdibles en su próxima visita a Areco.

1) Casa de la artista Marina Massone: joyería contemporánea de Areco al mundo / “Tenemos una conexión muy especial, es muy buena guía”.

Recién llegado a Areco, José consolidó un muy lindo grupo de amigos entre los cuales hay muchos artistas. Ya visitamos la casa de Catu Guerrero en la entrega anterior, un poema visual dedicado al campo y a Areco, y ahora nos dirigimos a la casa de Marina Massone, con un estilo mucho más moderno pero repleto de encantos visuales. “Con Marina tenemos una conexión súper especial, es con quien más vínculo creé”, confiesa el fotógrafo. “Tenemos una relación muy linda, muy creativa, ella es muy buena guía”.

Si hablamos de casas que son museos, la de la artista Marina Massone rankea entre las más atractivas, estéticas e interesantes, sin lugar a dudas. Porque además de lo impecable de su estilo y distribución, a donde mirás hay un guiño constante a su arte. Desde las lámparas que cuelgan sobre la mesa de comedor, hasta las vitrinas que exhiben sus piezas de joyería más icónicas, aquellas que salieron en revistas o se expusieron en museos del mundo como el MoMA, el Reina Sofía y el PAMM. También vemos ahí una que forma parte de la muestra actual del MALBA, “Del Cielo a Casa”.

Marina desarrolló su marca de joyería contemporánea hace 20 años, diseñando joyas desde una mirada artística. Con una base de diseñadora industrial, está en una constante búsqueda y experimentación con los materiales, y todas esas exploraciones son las que terminan decorando sus espacios en forma de lámparas, vasijas, cuadros, esculturas y cajas de luz. Empieza este juego con materiales que no tienen nada que ver con la joyería, los explora y desde ahí desarrolla su colección. Todo tiene un anclaje muy claro en lo orgánico y lo natural, su sello personal.

Al fondo del jardín – y atravesando un arco de Buganvillas fucsias- , nos abrió las puertas de su taller mientras nos explicaba; “las casas de los artistas que trabajan en Areco son a su vez talleres y galerías para exhibir su obra”. Herramientas, cajas etiquetadas de todos los tamaños y texturas de las más variadas te roban la mirada en un espacio que evidencia su tinte de laboratorio de diseño.

Instagram: @marinamassone.

2) La Olla de Cobre: “El orgullo de tener una chocolatería del nivel de Bariloche o Bélgica en Areco” / Los creadores del alfajor local – Matheu 433.

A Carlos se le metió la idea en la cabeza de hacer “un alfajor para Areco” y ahí, desde la cocina de su casa, él y Teresa iniciaron hace 45 años la chocolatería más icónica del pueblo. Al no encontrar el chocolate que querían para bañarlo, decidieron elaborarlo ellos mismos y, con ese know how ampliaron su propuesta sumando a los alfajores, chocolates de todo tipo.

“Es un orgullo tener una chocolatería como las de Bariloche o Bélgica en Areco”, reveló José mientras entrábamos al local y nos abrazaba el olor exquisito del lugar, un mimo incomparable para los amantes dulceros. Dos vitrinas bien grandes a los costados de la caja exhiben chocolates de todos los colores y con gran variedad de toppings. “Fuimos escuchando a los clientes y, de acuerdo a lo que nos pedían, hacíamos cosas nuevas”, explicó Teresa. Los mayores suelen ir por las frutas y los chocolates más amargos, mientras que los más chicos eligen chocolate con leche o blanco con crocante o cereales.

La idea es elegir de entre todas las opciones que tienen y armar una caja por peso con variedad. Los alfajores son siempre los mismos – rellenos de dulce de leche y bañados en chocolate – “los más ricos que van a probar”, en palabras de José. Los fines de semana, que Areco se llena de turistas, la gente hace fila para llevarse su souvenir dulce; es un imperdible para cualquiera que visite el lugar.

Instagram: @laolladecobreoficial.

3) Gustavo Stagnaro: platería colonial que representa con excelencia la tradición argentina / “Es un maestro en lo que hace, de los mejores” – Arellano 57.

La tienda de Gustavo Stagnaro es pura tradición arequera en su forma más excelente y profesional. “Con él me llevé bien desde el día en que llegué a Areco”, nos contó José, “es un maestro en lo que hace, es de los mejores”. Y es que su platería colonial es icónica, no sólo en el pueblo sino también en el mundo. Su trabajo es un emblema de la cultura y la tradición de nuestro país.

Cuchillos, mates, cadenas, joyería, jarros, cubertería de la mejor calidad, con un trabajo preciso e impecable: eso vienen a buscar los locales, los turistas argentinos y de todas partes del mundo a la tienda de Stagnaro. Pero no solo se limita a todo lo que tiene exhibido – que es mucho teniendo en cuenta que su tienda ocupa dos salones – sino que también se le acercan con pedidos especiales para sus casas o para hacer un regalo, porque confían ciegamente en sus manos y en su estilo. Hace más de 20 años que lo encuentran en esta tienda-taller, un nuevo imperdible para todo el que visita Areco.

4) Josefina Stagnaro: pura admiración por una detallada y minuciosa artesanía animal – Arellano 57.

Se nota que el arte y el don con las manos vienen de familia. En la puerta frente a la de la tienda de platería de su papá se encuentra el taller de Josefina Stagnaro, que hace cuatro años se dedica a elaborar animales con papel, una artesanía que no deja de sorprender a José.

Entrar al pequeño cuartito atestado de libros y sus pequeñas esculturas tiene algo de onírico. En la mesa se ve el paso a paso de su proceso: parte de una estructura de alambre muy simple y va armando el cuerpo en papel, pegando capa por capa a mano con cola vinílica. Termina con los detalles del pelaje y las plumas usando tijeras. En el piso y en todo el lugar descansan los libros que van a servirle de “combustible” para su trabajo. Hay libros, enciclopedias y guías de teléfono que son sus preferidas, por la blandura del papel, pero que están en extinción y, por ende, son cada vez más difíciles de conseguir.

De alguna forma logró llevar su título de bióloga al mundo del arte. En el estudio encontramos caballos (un ícono de Areco y por ende de su trabajo), gallinas, ciervos, garzas, camellos y hasta un avestruz de tamaño medio que llama la atención de cualquiera que entra al lugar. Parte de su trabajo son pedidos personalizados, otros son para muestras o exposiciones como la última en la que participó junto a otros 39 artistas equinos en La Rural. 

Instagram: @josefinastagnaro.

5) Bessonart: “No podés pasar por Areco sin tomar algo acá” / Un túnel del tiempo a los últimos 200 años de Areco – Zapiola 151.

Su fachada descascarada (y un poco inclinada) delata los años de la construcción que alberga uno de los bares con más historia de Areco. Y es que el boliche Bessonart tiene 200 años de vida en el pueblo, “es como un viaje en el tiempo, es pura tradición. No podés pasar por Areco sin tomar algo acá”, explica José Pereyra Lucena.

Entrar es un túnel del tiempo aún más grande. Con una barra de madera bien larga donde destaca la caja plateada antigua, y detrás, una estantería que llega casi hasta el techo exhibiendo botellas de época, ¡quién sabe de qué año serán las etiquetas! Heladeras de madera cargadas de antigüedades, pósters de marcas en su versión vintage, cuadros con fotografías de un Areco de otros tiempos…y es que ya van tres generaciones de Bessonart al frente del lugar (con la cuarta ya en pleno entrenamiento).

Es un obligado a la hora de la tardecita, para tomarse una cerveza, un vermut o un Fernet y acompañar con una picada criolla completa. Puede ser sobre la vereda, adentro o en el patio al aire libre que tienen al fondo. Los tragos compuestos los preparan de una forma particular: sirven la mitad del vaso con el destilado y lo llenan con la gaseosa. Después te entregan la botella de plástico de la bebida con lo que sobró de esta y un poco más de alcohol. Al fin y al cabo es un poco como dos tragos en uno.

///

Más elegidos de Areco por el fotógrafo José Pereyra Lucena en la primera entrega.

///

En MALEVA hacemos fotos y videos para nuestras coberturas y notas con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.