Entre flores y jardines, presentaron la cosecha 2020 de Cheval des Andes / Entrevista MALEVA a su winemaker Gérald Gabillet

La bodega exclusiva nos recibió en el jardín de la casa Moët Hennesy, para compartir un almuerzo con su enólogo y degustar las cosechas 2018, 2019 y la recién lanzada 2020/Gérard Gabillet le contó a MALEVA cómo es la personalidad de su «Grand Cru» y cuál es la situación ideal para disfrutarlo/»La mediocridad no nos gusta».

Nos recibió una gran mesa primaveral en el jardín de la casa de Moët Hennesy, en Palermo.

Entre flores y jardines, presentaron la cosecha 2020 de Cheval des Andes / Entrevista MALEVA a su winemaker Gérald Gabillet. Por Lenchu Rodríguez Traverso.

El miércoles pasado llegó la verdadera primavera al jardín de la fantástica casona de Moët Hennesy, en Palermo. Con una mesa larga sobre el pasto, flores frescas en tonos rosas y violetas, un menú de EAT catering y copas ansiosas, nos recibió Gérard Gabillet para presentar la cosecha 2020 del exclusivo vino Cheval des Andes, la bodega hija de la unión entre la francesa Cheval Blanc y la mendocina Terrazas de Los Andes.

La elegancia, la frescura y el potencial de guarda son los tres pilares esenciales de este vino, un blend Malbec y Cabernet Sauvignon (y 2% Petit Verdot) que se elabora con un cien por ciento de uvas propias, y busca posicionarse como un ícono de Argentina y Latinoamérica. 

Es el segundo que lleva la firma completa de Gérard, quien se hace presente en cada una de las 47 hectáreas – repartidas entre Las Compuertas y Paraje Altamira – para seleccionar lo mejor de cada parcela y armar un blend único, de un nivel de excelencia que no se negocia y que se reparte en cien mil botellas anuales. No hay blancos, no hay otras etiquetas (por el momento) y están construyendo una bodega que no va a recibir el clásico enoturismo masivo de la provincia; estamos hablando de un “Grand Cru”, un vino de fincas excepcionales, con un excelente terroir y savoir faire de su pequeño equipo

Desde MALEVA hablamos de cerca con su winemaker bordelés, para conocer un poco más el perfil de su vino, su personalidad y la situación ideal para regalarse este lujo.

«Tenemos 47 hectáreas y vamos a hacer las dos etiquetas solo con las uvas que vienen de acá, no vamos a comprar uvas afuera. La mediocridad no nos gusta. Somos bastante exigentes…»

Si tu vino fuera una persona, ¿cómo sería?

Un pilar clave de nuestra identidad es la elegancia. Yo veo a alguien bien vestido, joven, que tiene una forma un poquito encantadora pero natural. No es una cosa forzada. Y dentro de nuestros vinos buscamos el lado sedoso, eso también participa de la elegancia. Para mi la frescura le da un perfil un poquito más joven.

Me lo imagino así: esa persona que entra a un lugar y no pasa desapercibida, pero sutilmente, no llama la atención a gritos. La gente lo mira de reojo y se siente atraída. ¿No?

¡Exactamente!

Producen cien mil botellas por año, es un número chico en relación a las bodegas masivas a las que estamos acostumbrados.

Es poco para la producción nacional pero, a este nivel de vino, es un desafío enorme. Muchas bodegas famosas de Burdeos hacen una tirada de mil, dos mil botellas y lo venden muy caro. Nuestro modelo es hacer el mejor vino posible pero si tenemos el potencial de producir más, lo hacemos, no nos frenamos.

«Un pilar clave de nuestra identidad es la elegancia. (Si el vino fuera una persona) yo veo a alguien bien vestido, joven, que tiene una forma un poquito encantadora pero natural. No es una cosa forzada…»

Ya es el segundo vino 100% responsabilidad tuya, ¿cuál es la visión a futuro además de la construcción de la bodega? ¿Hay idea de producir otra etiqueta?

Si, por supuesto. Tenemos el potencial de hacer otra etiqueta en algún momento, eso también es muy bordelés: generar el gran vino y después otro que se vende menos caro pero que tiene también la identidad del Grand Cru. Un primer paso para ir después al gran vino. Por ejemplo, Cheval Blanc tiene una segunda etiqueta que se llama Petit Cheval y es su pequeño hermano más accesible, pero un gran vino también. 

¿Lo podrían hacer con esta cantidad de hectáreas o necesitan plantar más?

Si, ¡por supuesto! Tenemos 47 hectáreas y vamos a hacer las dos etiquetas solo con las uvas que vienen de acá, no vamos a comprar uvas afuera. Como aislamos cada cuartel dentro de un tanque, seguimos año por año el potencial de estos cuarteles y tomamos decisiones en función de eso. La mediocridad no nos gusta. Somos bastante exigentes, no sé si porque somos franceses, tenemos mala prensa (risas).

Es un híbrido perfecto entre un vino fresco y joven con una participación interesante, no invasiva de la madera. 

Hay mucho trabajo de integración de la madera. Todo pasa en crianzas de madera, al 100% y eso es importante para el potencial de guarda de los vinos porque tenemos que completar la estructura inicial de vino. 

¿Cual es su potencial de guarda?

15, 20 años. 

«Imagino bien la escena: una chimenea, el fuego atrás, en invierno, Bariloche, ponés una botella de de Cheval des Andes en la mesa y con una buena carne… eso es fantástico.»

¿Vos crees que es un vino que se puede disfrutar y entender en su totalidad por un público más joven?

Pienso que vamos a tener cosechas más entendibles que otras en su juventud. La 2019 por ejemplo necesita un poco más de tiempo, porque es un vino más reductivo, hay menos expresión. El 2018 fue un éxito total porque la gente lo compró, lo abrió y lo tomó. Fue un éxito en el mercado, no solo argentino (donde son más ansiosos) sino en los tradicionales como Suiza, donde en general compran su caja de 6, la dejan en su cava, los abren a los seis años y recién ahí vuelven a comprar. Con la cosecha 2018, la gente volvió 6 meses después a comprar otra caja. 

Nuestra generación de winemakers – que no queremos ser más aburridos – tiene el desafío de trabajar la accesibilidad de nuestros vinos en su juventud. Que a la gente le llame la atención la integración de la madera, su perfil un poco más fresco y frutal, pero que a su vez tengan ese potencial de guarda para los próximos 15 años.

Última pregunta, si tuvieras que describir una situación ideal para tomar tu vino, ¿cuál sería?

Me gusta la gastronomía y hacemos vinos de mesa, no son aperitivos. Imagino bien la escena: una chimenea, el fuego atrás, en invierno, Bariloche, ponés una botella de de Cheval des Andes en la mesa y con una buena carne… eso es fantástico.

///

Las fotos: son todas gentileza de prensa de Cheval des Andes.