“Ella, Buenos Aires, es mi modelo, sus cúpulas son sus ojos y sus escaleras, sus lunares”, le explica – en clave metafórica – a MALEVA el fotógrafo Claudio Larrea quien desde hace cinco años intenta captar con su lente el esplendor porteño (que resiste un poco a los tumbos) y la bella, compleja y en transición identidad de la Ciudad. Con fotografías que volcó en distintas y cautivantes series, la última “El Amante de Buenos Aires”, que por estos días – hasta el 22 de febrero – se encuentra exponiendo en el Centro Cultural Recoleta. Larrea vivió casi una década en Barcelona (del 2001 al 2009), al volver sintió ajenidad por la ciudad que desde Europa idolatraba, la percibió decadente, colorinche y bastante sórdida. Pero después – paseos en bici mediante – Buenos Aires, a la que define “ecléctica, elegante y bastarda a la vez”, lo volvió a flechar.
Tu muestra se llama “El Amante de Buenos Aires”. ¿Cuándo te diste cuenta que amabas a Buenos Aires?
Al segundo año de volver a Buenos Aires después de vivir casi una década en Barcelona (del 2001 al 2009). Porque el primer año la sensación que tuve fue más de rechazo que de amor. En comparación a Barcelona, la noté descuidada, como un gran maxikiosco, saturada de colores, con mucho de ese toque pop latino. La crisis de 2001 fue una gran bisagra entre la estética anterior y la que vino después. Veníamos de una estética menemista, de pizza con champagne, y después de 2001 terminó profundizándose más para el lado del parripollo. Esa primera etapa de mi retorno viví a la ciudad más con extrañamiento que con enojo. Yo afuera idolatraba a Buenos Aires y aquí la vi fea, con mucha basura, llena de pozos, llena de cartoneros. Y me pareció doloroso porque era una ciudad con un proyecto precioso. En 1910 la gente iba a tomar el té a Harrods Gath & Chaves, y veía las cúpulas del centro y parecía Budapest. Esa primera impresión me llevó a hacer la serie de fotos Ciudad Satura.
¿Pero entonces cuándo te volvió a seducir la ciudad?
Al segundo año me reenamoré. La empecé a recorrer en bicicleta con mi pareja José Manuel y cepillamos todos los barrios y descubrimos increíbles edificios art deco, racionalistas y empecé a verle la belleza a este ser amado. Además pensé “cuando uno decide vivir en un lugar, tiene que ser feliz”. En ese afán de búsqueda y redescubrimiento empecé a hacer distintas series de fotos: de lobbies, de escaleras, de cúpulas, de techos. Y con todas fui armando el cuerpo de Buenos Aires, este ser amado, que es mi gran modelo.
«A mí vuelta de Barcelona, a Buenos Aires la vi fea. Allá la idolatraba y aquí la vi con mucha basura, llena de pozos, llena de cartoneros. Y me pareció doloroso porque Buenos Aires era una ciudad con un proyecto precioso. En 1910 la gente iba a tomar el té a Harrods Gath & Chaves, y veía las cúpulas del centro y parecía Budapest.»
Justamente la serie de los lobbies es muy original y viendo las fotos uno ve que reflejan mucho la compleja identidad porteña ¿Cómo se te ocurrió hacerla?
Porque me impresionó lo pensados, lo armónicos, que eran los lobbies de los edificios de antes. Con todo un trabajo de artesanato increíble. Antes, ingresar y salir de un edificio no era un mero trámite, el lobbie cumplía una función de armonizar ese momento, estaba la contención del artista. Eso ya no existe.
«Al segundo año me reenamoré. La empecé a recorrer en bicicleta con mi pareja José Manuel y cepillamos todos los barrios y descubrimos increíbles edificios art déco, racionalistas y empecé a verle la belleza a este ser amado.»
¿Cuándo viste a la ciudad decadente, será porque la ciudad había cambiado o porque habías cambiado vos después de tantos años en el exterior?
¡Las dos cosas!
Buenos Aires es una ciudad ecléctica y estéticamente muy multifacética ¿Eso para un fotógrafo que la retrata, la convierte en un lugar increíble o en un territorio complejo y difícil?
Lo de los contrastes propios de Buenos Aires es un desafío. Pero pienso en el pintor veneciano Canaletto (Giovanni Antonio /1697-1798) que pintó Venecia toda su vida y construyó una Venecia muy propia, pienso en él porque cuando ves mis fotos en las muestra ves fragmentos de Buenos Aires pero que hacen un todo, en las contraposiciones hay una coherencia. Las contradicciones son estimulantes y lo que yo trato de narrar me interesa que tenga coherencia. Claro que preferiría que los contrastes porteños no sean de bello a feo o de feo a bello sino de belleza a belleza.
¿Con qué tres adjetivos o conceptos definirías a Buenos Aires?
Ecléctica, elegante, y bastarda.
«Buenos Aires es ecléctica, elegante y bastarda. al lado de un edificio regio puede haber una foto gigante, vencida, decolorada, de una empanada frita.»
¿Y cómo conviven lo elegante y lo bastardo?
Simple. Miren a Buenos Aires y van a ver que al lado de un edificio regio puede haber una foto gigante, vencida, decolorada, de una empanada frita.
No todas las ciudades son elegantes. ¿Por qué sí la considerás elegante a Buenos Aires?
Porque tiene cosas increíbles. Sus formas, el trabajo de los artesanos, todo lo que se construyó entre el siglo XIX y 1980.
¿Por qué decidiste fotografiar edificios, tramas urbanas, y no personas?
No hay personas porque la persona es la ciudad. Sus cúpulas son sus ojos, una balustrada, un hombro, una escalera un lunar. El concepto es que Buenos Aires, ella misma, es la modelo.
¿Pensaste en hacer fotos con una temática distinta?
Sí, claro. Me gusta mucho la naturaleza y también las personas. Hice retratos para obras de teatro y me encantó. Me fui a Ushuaia y saqué unas fotos buenísimas. A mí no me gusta el estudio ni las producciones con mucha gente, me gusta estar en la calle, me gusta el trabajo de campo. Cuando uno trabaja la soledad es importante, en conexión con lo que vas viendo.
BONUS TRACK:
Aquellos visitantes de la muestra «El Amante de Buenos Aires» que se saquen una selfie junto a la fotografía del Cisne (que es el centro de la muestra) participarán de un picnic que Claudio Larrea realizará el día 22, durante el cierre de la muestra. Allí presentará una sábana grande en la que van a estar impresas todas las selfies. Ya más de setenta personas se sumaron a la movida.
EL AMANTE DE BUENOS AIRES, EN EL CENTRO CULTURAL RECOLETA, CIERRA EL SÁBADO 22 DE FEBRERO, MÁS DATA EN: http://www.centroculturalrecoleta.org/nuevositio/claudio-larrea/
