Calle Quintana en zoom: siete propuestas – arte, bares premiados y hasta un wine bar con linaje -, en seis cuadras que volvieron a ser un planazo en Recoleta

En las seis cuadras que tiene Quintana, encontramos joyitas foodie, bares y artísticas que vale la pena conocer/ Un wine bar en un oasis detrás de un hotel, un restaurante casi speakeasy, un “mate office” y una galería que exhibe a los artistas contemporáneos más reconocidos, entre otras propuestas.

Al fondo del hotel Mio Buenos Aires hay un oasis llamado Verdot donde reinan el vino y los sabores patagónicos.

Calle Quintana en zoom: siete propuestas – arte, bares premiados y hasta un wine bar con linaje -, en seis cuadras que volvieron a ser un planazo en Recoleta. Por Lenchu Rodríguez Traverso. 

Son solo seis cuadras pero repletas de historia. La calle Quintana es un emblema en el barrio de Recoleta desde su inicio, cuando la zona recién empezaba a tomar forma, y hoy se planta como una avenida mítica donde converge lo clásico de la historia porteña y la novedad de la escena foodie y artística actual.

En la misma calle donde se ubica el emblemático Palacio Balcarce y el café notable La Biela, hoy se suman otras propuestas y joyitas recientes, para ofrecer nuevas movidas a los del barrio y a los turistas que eligen mucho esta zona para hacer base y recorrer Buenos Aires. Desde un wine bar escondido en la parte de atrás de un hotel, hasta una tienda que propone el “mate office” y es obra de uno de los creativos más importantes del país. Con MALEVA nos caminamos la calle entera y seleccionamos 6 propuestas que hacen que valga la pena el plan de una tarde / noche en Quintana.

1) Verdot Wine Bar: una joyita escondida al fondo del hotel Mia Buenos Aires/ Av. Pres. Manuel Quintana 465.

En un hotel que está en manos de la familia Catena no puede faltar un Wine Bar de gran calidad. Eso mismo le planteó Hernán Bielus a su amigo César Catena, dueño del Mio Hotel Buenos Aires, y en diciembre en plena pandemia nació Verdot.

Escondido en el fondo del lounge de entrada, te recibe como un oasis de tranquilidad y de elegancia en medio de pleno Recoleta, con una parte adentro muy atractiva y unas mesitas en el espacio de afuera. Este misterio es adrede; solo un cartel sutil fuera del edificio anuncia su presencia. Porque la clientela vuelve y además recomienda, así es cómo se nutre más del boca en boca, y su dueño disfruta que así sea.

El vino, como suponíamos, es el protagonista. Su cava de más de 180 etiquetas es bien federal, la premisa desde el principio fue representar a todo el país, a todas las provincias y ofrecer solo vino argentino. Su sommelier Juan Pablo Ponsio, a su vez, busca un balance entre productores chicos y grandes bodegas, para que la gente pueda probar siempre cosas distintas en su espacio.

Es por eso que su vino estrella es el Altamillo, producido en una zona media entre Cepillo y Altamira, un nombre que no aparece casi en internet. Porque es exclusivo, los lugares donde se encuentran se pueden contar con los dedos, y llegó a manos de Hernán de suerte, pero logró convertirse en el favorito de la casa. 

Su carta, a cargo del chef Pablo Buzzo, tiene fuertes tintes patagónicos, y fue diseñada para acompañar las etiquetas del lugar. Con productos de mucha calidad, destacan los gnocchi de sémola con salsa cremosa de gorgonzola, la provoleta de cabra, la ensalada patagónica de trucha, la empanada de carne cortada a cuchillo braseada en Malbec y la tabla de quesos que, a su vez, es gluten free. Los lunes hay sushi, a cargo de Belén, una sushi woman que los conquistó en el Jardín Japonés.

Pero la propuesta sigue. Conscientes de que la coctelería está pisando cada vez más fuerte en la ciudad, Verdot tiene también su barra, con su propio bartender, y etiquetas de mucho nivel. Sin sacarle el protagonismo al vino, pero manteniendo sus estándares de calidad en todo lo que hacen, están terminando de diseñar una carta junto a Tato Giovannioni para ofrecer tragos de autor a quienes estén en ese mood. Especialmente para esa hora de la tarde, cuando baja el sol, se atenúan las luces, se prenden unas velas y se musicaliza el momento preferido de todos en el wine bar. 

2) Almacén Luro: imponiendo la cultura del “mate office” en la ciudad/ Av. Pres. Manuel Quintana 48.


Es imposible pasar frente a Luro y no dar vuelta la cabeza para ver de qué se trata. En cada rincón del local se lee “Porongo”, la marca de yerba que ya todos conocemos por su estética súper característica, con el rosa como protagonista. No, no es una tienda exclusiva de Porongo, pero es su casita que a su vez, desde la pandemia, hace de almacén gourmet. Todo, tanto la marca como el espacio son obra del reconocido creativo Carlos Bayala quien, si bien fundó una agencia en Londres y está instalado ahí, ama su país y no quería dejar de tener proyectos en Argentina.

Sobre su mostrador, un cartel que invita: “tenemos agua para el mate. Yerba, termos, bombilla y porongos”. Es que, si bien ya venden café para llevar o tomar ahí, su gran objetivo es que los clientes se sienten a tomar un mate en la mesa que descansa en el centro del salón. Luro fue testigo de muchos “bautismos materos” de extranjeros, un primer encuentro con nuestra infusión estrella. Ahora, con la inauguración del “Luroffice” (un home office dentro del almacén) le abren la puerta de entrada a los locales para que se acerquen a matear mientras trabajan con sus computadoras.

Es un local con historia, empezando por su nombre que remite al barrio de origen de su creador. Al caminarlo, se pueden percibir varias fotos antiguas que pertenecen a su familia. Y es que ese local particular tiene un valor emocional muy fuerte: ahí trabajó durante años su mamá restaurando telares. Después de que pasaran marcas de zapatos y de vestidos, el local quedó libre y Carlos lo tomó para armar este multi-espacio donde se pueden ver muchos guiños, fiel a su personalidad creativa. ¡Hasta tienen un piano! Y el que esté interesado, puede mandar su obra para que lo inviten a tocar. 

Además de yerba, en el local se encuentran todo tipo de productos Porongo – materas, latas yerberas, mates de loza, porongos, ropa, lonas – así como alimentos gourmet (como especias, chutneys, dulces y salsas), vinos, café y pan de masa madre.

3) Rufino: delicias al fuego en un constante diálogo entre lo clásico y lo moderno / Av. Pres. Manuel Quintana 465.


Dentro de la misma recepción del Hotel Mio, hay unas escaleras hacia abajo que conducen al nuevo restaurante emplazado en el subsuelo, un lugar íntimo, cálido y casi speakeasy. Rufino es un constante diálogo entre lo clásico y lo moderno, con una esencia rupturista y globalizada que se ve tanto en su menú como en su carta de vinos, en la barra y en la ambientación del lugar.

Los protagonistas de la mesa son las reversiones de carnes y vegetales al fuego, con una gran oferta de opciones vegetarianas. Su objetivo principal es abordar los clásicos platos argentinos, esos que todos conocemos y nos tocan una fibra emocional, pero dándoles una vuelta de tuerca, desde un cambio en el color o un nuevo condimento, “para generar sorpresa y que nuestros clientes vuelvan a enamorarse de ellos”, en palabras de su dueño Martín Serrano. 

Así es como, en el menú creado por Leo Lanussol (ex dueño de Proper) uno puede pedir un ojo de bife acompañado de coliflor asado con yogur, hierbas y alcaparras. O con una ensalada de remolachas asadas, ricota, naranja y eneldo. 

Para acompañar y maridar la comida, una carta de vinos heterogénea creada por Camila Lapido, sommelier de la Bodega Canopus, que los ordena por intensidad y converge etiquetas clásicas con productores jóvenes. ¡También tienen una gran barra! Donde nuevamente sale a relucir esta dualidad clásico-moderno, con tragos de autor que suelen incluir algo conocido y alguna novedad. Por ejemplo, el “Argenpisco”, un pisco sour tradicional con un toque de Malbec. O el “Rufino Tonic” que lleva Campari, Amargo Obrero y tónica.

La propuesta busca combinar la comodidad de lo relajado e informal, pero siempre cuidando cada uno de los detalles para mantener su estándar de calidad. En la ambientación, que nos traslada a una casa de campo – haciendo honor a Rufino, el pueblo santafesino – se destacan los cueros, las pieles, la madera y el hierro que, a su vez, conviven con murales, neones y música del estilo electrónica ambient.

4) Galería Del Infinito: el arte contemporáneo y vanguardista ingresa en la atmósfera tradicional de Recoleta / Avenida Presidente Manuel Quintana 325, Planta Baja.


Con más de 2 décadas de trayectoria, la galería Del Infinito sigue representando a la escena artística moderna y contemporánea en el barrio de Recoleta. Fiel a este concepto de contraste entre lo clásico y lo nuevo, sus espacios de exposición blancos, amplios y minimalistas se encuentran con el estilo arquitectónico tradicional del edificio que alberga la galería, que ya cuenta con cien años de vida.

Vanguardista y experimental desde sus orígenes, la galería fue sede de exposiciones de varios artistas referentes del estilo, como Alberto Heredia, Julio Le Parc, Axel Straschnoy y Lila Siegrist, entre varios otros locales e internacionales. Actualmente se encuentran exhibiendo “Eléctrico/ ecléctico”, la muestra inaugural del 2023 que reúne a una selección de artistas argentinos de diferentes generaciones y soportes, donde se puede apreciar un mix de disciplinas como fotografía, pintura, escultura, arte objetual y algunas obras de trascendencia histórica. Se puede visitar de lunes a viernes, de 12 a 18 horas con cita previa.

5) Tealosophy: un viaje de aromas a la calma de oriente / Av. Pres. Manuel Quintana 196.


Hay pocas sensaciones tan placenteras y envolventes como la de entrar a un local de Tealosophy. En un segundo, te abrazan aromas de todas partes del planeta, flores, especias, cítricos, aromáticas, que fueron seleccionados y combinados por la blend maker más reconocida del país: Inés Berton.

Aunque la sucursal de Quintana es de dimensiones más bien chicas, ahí dentro conviven más de 100 variedades de tés en hebras. Es un viaje visual, sensorial y aromático a la calma de la cultura oriental. Al poner un pie dentro bajás uno (o varios) cambios, quieras o no. La atención empieza con una frase tan simple como “¿qué tipo de té tomás?” Depende cuál sea la respuesta, se empiezan a abrir grandes latas para testear los aromas y elegir mejor. 

Los formatos de compra son variados también. Lo más pequeño: un tubo que rinde para 15 tazas de té. De ahí se pasa a las latas, con las que se pueden preparar 50 tazas. Y después, todos los combos posibles, donde también entran en juego teteras de productores locales e importadas, tazas y cuencos.

6) Nespresso: una boutique de compra con experiencia inmersiva / Quintana esquina Montevideo. 

De la yerba al té y al café; Quintana tiene cubiertas todas las infusiones que consumimos los porteños. Y para esta última, Nespresso se instaló ocupando una esquina entera, con sus puertas bien abiertas para invitar a la gente a vivir una experiencia participativa e inmersiva, seas cliente o no.

Completamente renovada – esta boutique Nespresso reabrió sus puertas en abril del 2022 – está dividida en tres zonas. La primera, y el corazón del lugar, es la zona Atelier donde los clientes pueden ampliar sus conocimientos del café, aprendiendo sobre las historias y los momentos detrás del café Nespresso, así como distintos métodos de preparación. La segunda zona se enfoca en la tecnología de la marca y en sus máquinas y accesorios. Y la última zona, la más importante, es donde se presentan todas las gamas de café, los productos y ediciones limitadas de la marca y donde te permiten degustar sus distintas variedades. 

Además, esta boutique tiene un Recycling Point, un rincón para depositar las cápsulas ya utilizadas, parte de la movida verde que la marca está trabajando fuerte este último tiempo.

7) Presidente Bar: glamour y elegancia que espeja el estilo del barrio / Av. Pres. Manuel Quintana 188.


El proyecto del barman Seba García invita a vivir unas horas de película, en un ambiente extravagante, glamoroso y elegante, como lo es y siempre fue el barrio de Recoleta. Más de 30 cócteles conforman su carta de tragos que lleva el sello García. Hay clásicos (con la calidad de una barra liderada por uno de los mejores) y creaciones únicas.

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Las fotos: algunas son gentileza de prensa de los lugares mencionados, otras son de MALEVA tomadas con Motorola.