Vinito y vereda: el maridaje perfecto para las noches de verano / 6 lugares con onda para brindar al aire libre.

La  movida de vinitos está conquistando las calles, desde el clásico palermitano hasta el tradicional San Telmo/La tendencia: vinos jóvenes, de baja intervención en espacios amigables y descontracturados/En copa, en botella, naturales, biodinámicos y de pequeños productores/ Te contamos por qué estos seis spots tienen que formar parte de tu ruta vinera.

Panchos gourmet y vinos de pequeños productores: así es la propuesta ganadora de Diviiino.

Vinito y vereda: el maridaje perfecto para las noches de verano / 6 lugares con onda para brindar al aire libre. Por: Fiamma Zampino.

Se vienen las noches del viento acariciándonos la cara, con ese aroma a verano que flota en el aire y que todos percibimos sin poder definirlo. De esas ganas irresistibles de sacudirse la sed después de la jornada laboral y sumergirse en charlas interminables entre amigos. 

Hace un tiempo que el vino está ganando terreno y desplazando a la cerveza en las juntadas. Explorar la escena vinícola, descubrir nuevas cepas y etiquetas fuera del circuito comercial y aprender sobre ellos con una copa en mano se volvió un planazo. Con MALEVA reunimos seis coordenadas al aire libre donde la clave es la experiencia relajada y auténtica, y donde cada sorbo se combina perfectamente con un toque culinario.

1) Vereda Adentro: el primer bar de vinos naturales, libres y biodinámicos en una esquina que, con más calle que local, la rompe / 11 de septiembre de 1888, Núñez.

«La carta de bebidas presenta entre 15 y 20 opciones de copas, incluyendo blancos, rosados, naranjos, tintos y pet-nats de diversas intensidades y regiones. También disponen de jarras de tinto de verano, vermú artesanal y flights especiales, un combo armado para que degustes tres copas de distintos vinos…»

El nombre de este lugar lo dice todo: la vereda se extiende literalmente dentro del local, un rincón de apenas 30 metros cuadrados con mesas intervenidas por artistas como Ash Galzerano, Camo Berrondo, Parafinas Doradas y Gon World, entre otros.

Este espacio, concebido por Lucía Bulacio, Pamela Godoy, Cristian Díaz y Tania Díaz Frontini, ofrece experiencias únicas con vinos de pequeños productores y materias primas agroecológicas. “Vereda nace del deseo de generar un espacio que una a quienes están en la búsqueda de beber o comer bien y sano, con el trabajo consciente de un montón de personas que generan alimentos puros y honestos”, nos cuenta Lucía. 

Vereda puede tratarse tan solo de un bar en el que te sentás, pedís unas copas de vino o alguna botella, lo acompañas con unos platitos y ya. Pero también podés sumarle una buena charla con alguno de los socios para conocer la historia de las personas detrás de lo que estás bebiendo.  

La carta de bebidas presenta entre 15 y 20 opciones de copas, incluyendo blancos, rosados, naranjos, tintos y pet-nats de diversas intensidades y regiones. También disponen de jarras de tinto de verano, vermú artesanal y “flights especiales”, un combo armado para que degustes tres copas de distintos vinos.

La dinámica del lugar es simple: probar vinos mientras se comparte información sobre los proyectos, las uvas, lugares, personas y el proceso de elaboración. “El vino en Vereda funciona como un mensajero. Son vinos que son y no intentan ser, reflejando el sabor más puro de cada cepa de uva, de un lugar, de una persona que acompañó respetuosamente ese proceso, cuidando la tierra, liberándola de agroquímicos y tratamientos desgastantes, entendiendo los tiempos con los que se mueve la naturaleza”.

En sintonía con su compromiso con el respeto a la tierra, las opciones para acompañar la bebida incluyen quesos orgánicos, vegetales agroecológicos y panificados de masa madre. “El mundo está necesitando cambiar, explorar, abrir el paladar y la mente. Hoy queremos ser ese puente conector, para que los vinos llenos de colores, aromas y sabores diversos y únicos lleguen con sus mensajes a más”, cierra Lucía. 

2) Lardito: el punto justo entre un winebar y un restaurante para comer y beber en comunidad / Av. Jorge Newbery 3655, Chacarita.

Los cinco amigos y dueños de Lardito fusionan lo mejor de sus otros dos proyectos, la gastronomía de Lardo & Rosemary y los vinos de Los Patriotas Vilardo, en este lugar que desembarcó en el barrio de Chacarita el año pasado.

Con un patio exterior y una mesa comunal de granito separada por flores y velas que hacen al ambiente cálido, el espacio está preparado para  gozar de sus originales platos junto a las botellas exhibidas en la vinoteca Club Vilardo. “Los vinos son naturales, de baja intervención y básicamente los que nos gusta tomar a nosotros”, expresa Pipe Colloca, uno de los responsables de las magias de Lardito.

Acá la comida y el vino tienen el mismo lugar de importancia. La carta es dinámica ya que cambia cada dos meses pero consta de 12 opciones de comida y dos postres y siempre hay alternativas veganas, vegetarianas y sin TACC. Los únicos productos que los acompañan desde el principio son las papas triple cocción (que tenés que probar sí o sí) y la Copa Cindor, en la que cada bocado es un viaje a la niñez. “No nos queríamos limitar a ser simplemente un bar de vinos ni exclusivamente un restaurante. Por eso nuestra búsqueda constante de que la experiencia culinaria y vinícola convivan en equilibrio”.

Dato: en línea con esta misión de ofrecer lo mejor, Pipe está armando un espacio para 15 personas en la terraza donde 1 o 2 veces por semana se van a poder disfrutar los grandes vinos de la Argentina por copa y a buen precio. Las fechas y horarios las van a estar publicando en @clubvilardo. 

3) Diviiino: un bar donde la comida es acompañante de la bebida y no al revés / Villa Crespo, Palermo y Belgrano

“Teníamos ganas de romper con las formas tradicionales de tomar vino y ponerlo en el lugar del consumo joven y descontracturado”, nos cuenta Mauricio Florez, uno de los responsables de que este espacio exista.

Con el objetivo de acercar la cultura vitivinícola a los jóvenes porteños, en el 2021 tres amigos abrieron las puertas de Diviiino en la vereda de Arévalo, entre Niceto Vega y Cabrera. Hoy cuentan con tres sucursales: bar en Palermo, patio en Villa Crespo y restaurante y coctelería en Belgrano. “Teníamos ganas de romper con las formas tradicionales de tomar vino y ponerlo en el lugar del consumo joven y descontracturado”, nos cuenta Mauricio Florez, uno de los responsables de que este espacio exista. 

Con mesitas en la calle y un ambiente que invita a tomar vino de parado, en su menú hay desde pancho gourmet y sándwich de cerdo hasta mejillones y pesca del día. Y, por supuesto, una amplia carta de vinos. “Son todos proyectos chicos o personales, de los cuales sabemos cómo hacen los vinos y cuál es su visión. La idea es abrir el juego para que la gente pueda conocer nuevos productores, pero siempre respetando que el vino sea rico”.

Dato: los chicos no se quedan quietos y aunque acaban de inaugurar Belgrano, están por abrir una cuarta sucursal en San Isidro que será autoservicio.

4) Vina de San Telmo: el lugar ideal para acercarse al vino en un ambiente relajado / Av. Caseros 474, San Telmo.

Ubicado sobre el Boulevard Caseros de San Telmo, el barrio porteño donde conviven lo tradicional con lo novedoso, abrió Vina, un bar de vinos creado por la sommelier Sofía Maglione, que propone más de 120 etiquetas de todas las regiones del país, desde bodegas tradicionales hasta pequeños proyectos artesanales.

Vina ofrece espumosos, pet-nats, blancos, naranjos, rosados, tintos y hasta dulces. Pero no todo es copas, la propuesta gastronómica va desde tapas frías y calientes, hasta tablas de quesos y fiambres de calidad, y sándwiches. Su menú te espera de martes a domingos de 17:30 a 00 h en el entrepiso, el hermoso deck o en el salón principal, que tres veces al mes se convierte en escenario de catas a ciegas para aprender a tomar vino. 

“Quería recrear lo que se hace en España: mucho vinito con comida simple para seguir paso”, afirma Sofi, que claramente lo está logrando.

5) Amaro Hermanos: platitos, pizza y vino bajo el cielo de la ciudad / 11 de Septiembre 4102, Núñez.

Pensando para que puedas disfrutar de un buen vino de lunes a domingo de 19.00 a 00 hs (que no es un dato menor ya que los lunes, martes y domingos muchos lugares gastros suelen estar cerrados), Amaro propone acompañar sus pizzas y platitos del sur de Italia con vinos de su vinoteca correspondientes a la temporada. “Para las nochecitas de calor los pinot noir, rosados, blancos, espumantes y naranjos van muy bien para comer bajo el ceibo en plena ciudad”, recomienda Ale Zielli, su dueño.

Dato: todos los martes podés hacer lo mismo mientras escuchas jazz en vivo.

6) Veredita de Vinos: un viaje sensorial por el mundo del vino y la gastronomía /  Jorge Newbery 3867, Chacarita.

«Con más de 100 etiquetas de vinos jóvenes y una carta por copa de cepas no tradicionales, Veredita de Vinos nace con la idea de acercar la bebida al público entusiasta, facilitando la comunicación y promoviendo el consumo de forma descontracturada.» 

Ubicado en el corazón de Chacarita, este pequeño bar es la joya perfecta para descubrir nuevas etiquetas. Los vinos se destacan por su sabor y su compromiso con lo natural, biodinámico y orgánico, y se pueden degustar en botella, en copa o con la opción «flight copas», en la que el sommelier sugiere tres opciones según los gustos de los comensales. 

Con más de 100 etiquetas de vinos jóvenes y una carta por copa de cepas no tradicionales, Veredita de Vinos nace con la idea de acercar la bebida al público entusiasta, facilitando la comunicación y promoviendo el consumo de forma descontracturada. 

“Nos unimos al esfuerzo y trabajo de productores, ingenieros agrónomos y enólogos al ofrecer un producto y una experiencia distinta. Optamos por un enfoque menos industrializado y uniforme, más humano y natural. Dejamos de lado la búsqueda de un perfil de marca o bodega para utilizar el vino como una referencia que destaca un lugar, un suelo y un clima”, nos comparte Federico Venegas, head sommelier de esta vereda que se convirtió en el punto perfecto para encontrarse y redescubrir la filosofía vinícola. 

En cuanto a qué comer, su menú toma influencia de varias culturas gastronómicas: Israel (Shaksuka), Italia (Carpaccio), India (Hummus), México (Sanguche y chili) y Francia (los postres: Parfait, Ganache, poire au vin) son algunas de las opciones. “Trabajamos en encontrar una armonía de sabores y texturas, con platos ligeros y delicados que rindan un hilo conductor con las opciones de vino que podés encontrar”. 

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Fotos: son todas gentileza de prensa de los locales mencionados en la nota.