Verano en Ushuaia: lujo, aventura, y siete razones para enamorarse de la ciudad más austral del mundo

Es uno de los destinos nacionales más convocantes, sea la estación que sea/ En verano, los paisajes montañosos se pintan de colores y las vistas son únicas/ Trekking, navegación, gastronomía y pesca artesanal/ Te contamos cuáles son las sietes razones para visitar la capital fueguina, ¡y enamorarte! 

El faro Les Éclaireurs en los archipiélagos del Canal Beagle.

Verano en Ushuaia: lujo, aventura, y siete razones para enamorarse de la ciudad más austral del mundo. Por Catalina Cavallo.

Visitar Ushuaia en verano (o primavera) equivale a disfrutar días interminables y noches casi inexistentes –a las diez de la noche sigue habiendo luz, real– con panorámicas únicas hacia los confines del mundo. Aunque a veces caen pequeñas lluvias, el clima se destaca por ser (muy) ideal: ni mucho frío, ni mucho calor, despejado, y cero por ciento de humedad (¡bingo!).

La capital fueguina es dueña de incontables escenarios para descubrir, con muchas joyitas naturales clásicas, y otras ocultas, por lo que se merece recorrerla a fondo, mayormente en 4×4 y a pie (es fundamental venirse preparado con ropa y calzado cómodo, y abrigo para la noche, obvio) y ¡animarse a la aventura!

Tres días nos bastaron con MALEVA para conocer lo más turístico, y lo no tan obvio, en esta lindísima etapa del año (porque no todo es esquiar, claro). Mucho trekking, navegación, gastronomía local de la buena (muy buena), y un disfrute como pocos: estas son las siete razones que se llevaron todos nuestros aplausos, y que no pueden dejar de conocer. ¡Anoten!

1. HOSPEDARSE EN EL ARAKUR RESORT & SPA: UN HOTEL DE LUJO CON UNA INFINITY POOL (DE LOCOS) CON VISTA IMPLACABLE, UN RESTAURANTE, UNA BODEGA Y UNA CAMINATA POR SU PARQUE NATURAL.

Arakur Resort & Spa es el lujoso e imponente cinco estrellas que forma parte de The Leading Hotels of the World que se encuentra emplazado sobre un balcón natural dentro de la reserva Cerro Alarkén, rodeado de bosques y vistas espectaculares de la ciudad y el Canal Beagle (vos fijate lo que es esa panorámica desde la pileta in-out, no salís más de ahí). Habitaciones hiper cómodas y modernas, spa, gimnasio, y un diseño imbatible. Desde el hall de entrada del hotel, bajando la icónica escalera espiral de madera, pueden encontrar el restaurante gourmet La Cavia que ofrece un servicio de buffet para devorar sin culpa, y un lobby bar alucinante, con un piano de cola que suena todos los días desde las 18hs (otro detalle que también hace la diferencia). El hotel ofrece una caminata autoguiada, de una hora ida y vuelta, por el bosque del Alarkén que rodea el hotel (lleven cámaras porque tiene rincones mágicos). Además, para los que quieran salir a turistear y recorrer, Arakur dispone de un servicio de shuttle que te lleva cada hora hasta el centro de la ciudad.

2. TREKKING HACIA LA CASCADA LASIFASHAJ: EXCURSIÓN CON 4X4 POR LA RUTA 3, Y TREKKING FUERTE HASTA UNA JOYITA OCULTA Y OBLIGATORIA POR DESCUBRIR.

Esta es la excursión que sale del radar turístico (y que hay que hacer). La agencia Tierra Turismo te busca por tu hospedaje con su 4×4, y encara la aventura sin escalas. Preparen las zapatillas porque después de media hora de zigzagear y subir por la ruta 3, te esperan dos horas de trekking furioso por el medio de la estepa y del bosque fueguino, para descubrir el encanto de la naturaleza escondida: no tengan miedo de ir probando los frutos y especias que se van apareciendo en el camino (yo probé de todo). El punto de descanso tiene nombre, apellido y sonido: la Cascada Lasifashaj –el origen de su nombre es la voz yámana que significa «Tierra Mayor»– es uno de los cursos más importantes del sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego–, con una longitud de 70 Km. Contemplen la vida silvestre, capturen el sonido del agua, y guarden un recuerdo de ese momento único. ¡Qué lindo es nuestro país!

3. PESCA ARTESANAL DE CENTOLLA Y ALMUERZO EN PUERTO PIRATA, PUERTO ALMANZA: PESCAR TU PROPIO ALMUERZO Y DISFRUTAR EL AGASAJO DE UNO DE LOS LUGARES MÁS ESPECTACULARES Y DELICIOSOS QUE ESCONDE USHUAIA. 

Desde el hotel, el recorrido en auto (también con Tierra Turismo) es de hora y media hasta llegar a Puerto Almanza –aldea de los pescadores y cuna de la centolla fueguina–, para subirnos a una lancha y salir de pesca artesanal, para disfrutar de un almuerzo gourmet (y muy sublime) en Puerto Pirata: una joyita oculta de cocina local de los mismos pescadores, sobre el Canal Beagle, imperdible. El restaurante solía ser la casa de los pescadores, y hace unos años despejaron la sala de entrada para poner un par de mesas y recibir algunos comensales. Y, aunque sin perder la magia de lo casero y cálido, hoy el espacio ya les permite recibir hasta 20 invitados. Este sí es un lujo que no pueden dejarlo pasar. La carta de pasos fue la siguiente: primero, bruschettas con paté de centollón, nueces y morrones, sobre un colchón de azúcar negra y ahumado de anís estrellado. Segundo, un ceviche de erizo de mar fresco (también recién pescados). Tercero, una degustación de pescados de temporada: róbalo y trucha. A esto le siguió nuestra pesca del día: centolla bien fresca y al natural. Y por último, nuestra pesca reversionada (muy bomba): centolla caliente y gratinada, con base de cebollitas, coñac y queso crema. Todo esto acompañado, claro, con un Pinot Gris de la casa (recomendado por Diana Mendez, capitana del Beagle, dueña y chef de Puerto Pirata). Una explosión de sabores marinos al paladar que no te vas a olvidar nunca jamás (creeme, lo vale).

4. NAVEGAR POR EL CANAL BEAGLE EN EL AKAWAIA: ¡AFILAR LAS CÁMARAS! VISTA AL FARO LES ÉCLAIREURS, LOBOS MARINOS, PARADAS EN LOS ARQUIPIÉLAGOS Y UN BRUNCH EXCLUSIVO SOBRE EL AGUA.

Al que madruga Dios lo ayuda: la excursión más conocida, y concurrida, de Ushuaia es la navegación por el Beagle, que recomendamos hacerla bien temprano por la mañana. Si bien desde el puerto hay grandes catamaranes que hacen la navegación a los archipiélagos con lobos marinos y al emblemático faro Les Éclaireurs (los iluminadores), les contamos un secreto que super recomendamos. El hotel Los Cauquenes ofrece una embarcación privada –el Akawaia–, con guía y todo (clave para conocer posta la historia completa y con detalle), que a su vez realiza paradas en islas de encanto, y que te deja en Bahía Lapataia, donde sirve sobre la tranquilidad del lago, un brunch con cerveza artesanal helada (programón con todas las letras). Una vez termina el recorrido, se pueden bajar en el Parque Nacional, que pueden seguirlo con el transporte del mismo hotel.

5. RECORRER EL PARQUE NACIONAL: CAPTURAR EL SILENCIO SOBRE LOS LAGOS, ENTRAR A LA UNIDAD POSTAL DEL FIN DEL MUNDO, Y VIAJAR EN EL TREN AUSTRAL PRESIDIARIO.

Nuestra cronista Cata Cavallo, en la Unidad Postal del Fin del Mundo.

Seguimos con el recorrido con Los Cauquenes, y las paradas en el Parque fueron de lo más variadas: desde spots sobre el lago super tranquilos y silenciosos, hasta la Unidad Postal del Fin del Mundo y la estación del Tren Austral de los presidiarios (quienes construyeron la ciudad entera con este medio terrestre, llevando y trayendo los materiales y atravesando toda la ciudad). Acá sí se van a codear con los turistas, pero el servicio sigue siendo único. También se puede visitar el Parque en auto o colectivo desde la ciudad (un trayecto de quince minutos aproximadamente).

6. TOMAR EL TÉ Y RELAJAR EN EL INVERNADERO DE LOS CAUQUENES: UN PLACER CON VISTA PANORÁMICA, PARA DESCANSAR DESPUÉS DE UN DÍA POTENTE DE ACTIVIDADES. SI TE LLEVASTE UN LIBRO, ACÁ ES EL LUGAR IDEAL PARA ABRIRLO.

Nada como volver después de un día largo de excursiones y caminatas, y relajar en un espacio tan divino como es el invernadero del hotel Los Cauquenes (fijate que esta foto en instagram explota); aunque no te hospedes acá, podes venir igual. Y, por qué no, seguir con un poco más de cocina local y darse un gusto a la hora del té en el bar de este resort. Sin duda, un must para todos los gustos.

7. CENAR EN EL ICÓNICO ALMACÉN RAMOS GENERALES: UNA PARADA GASTRONÓMICA QUE SE GANÓ EL CORAZÓN DE TODOS LOS QUE LA VISITAN. UNA CARTA CÁLIDA Y CASERA, CON ESTANTES LLENOS DE RELIQUIAS E HISTORIA POR DOQUIER.

Recorrer la ciudad, entrar a los locales, visitar la Cárcel y posar con los carteles turísticos de la calle, también son parte del viaje. Pero acá destacamos por sobre el resto una parada gastronómica con mucha historia que, frente a una agenda apretada y sin tanto tiempo, encabeza la lista. El Almacén Ramos Generales es un restaurante bistró (y una suerte de museo), frente al Canal Beagle, emblemático. La casona de la familia Salomón, construída allá por 1906 –cuando Ushuaia era una villa de pescadores alejada, en el fin del mundo–, funcionaba también como un antiguo almacén que vendía de todo, y con los años se supo transformar en un centro de intercambio social y lugar de encuentros. Después de un brutal incendio, el almacén quedó abandonado, y después de varios años fue finalmente renovado (dejando su original estilo intacto), y sus puertas volvieron a abrirse al público con todo lo que se pudo rescatar del incendio. La magia está en las estanterías: repletas de viejos juguetes, adornos antiguos y todo tipo de reliquias, algunas heredadas de la familia Salomón, otras parte de la colección del nuevo dueño: Enrique Chasco. El menú, tanto para disfrutar en el local, como para llevar, es excelente. Se puede desayunar, almorzar, tomar el té y cenar. Por acá nos dimos el gusto de cenar con una degustación de distintas cervezas artesanales, y probar de entrada la famosa sopa de calabaza, seguido por los ravioles caseros de conejo, y la merluza negra (sublime). Para los veggies, el risotto vegetariano también se lleva los aplausos.

Todas las fotos fueron sacadas por nuestra cronista, con el celular One Action de Motorola.
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