¿Unas gafas pueden ser una pieza de arte? Esa es la apuesta de Etnia Barcelona / Una charla con David Pellicer, su creador

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David Pellicer: tercera generación de un linaje de hacedores de gafas

Cuando se fundó Etnia Barcelona, yo estaba en cuarto grado. Tenía 9 años y Miss Moira me encontró achinando los ojos para tratar de enfocar un poco mejor esa palabra nueva, en inglés, que escribía en el pizarrón y yo tenía que copiar. Me mandaron al oculista y me pusieron un par de anteojos, soy miope (-0,75 para los entendidos). Me daba vergüenza usarlos, algunos me decían cuatro ojos, otros me los quitaban y jugaban con ellos. Ojo, no me tomen a mal, nunca me sentí “bullied” porque en realidad, nunca me sentí yo detrás de esos anteojos. Hoy tengo -4,75 y tengo tres marcos (comprados en distintos años y momentos de vida, distintos colores y formas). También compré hace pocos meses mis primeros anteojos de sol porque nunca había encontrado alguno que dijera: “Hola, estoy esperando a Sabrina Ellmann, si sos vos, porfavor lleváme.”
Hace pocos meses me vino a visitar una amiga que conocí en Nueva Zelanda hace 3 años. Un día me preguntó si me molestaba quedar con una amiga suya; obviamente que dije que no me molestaba, que todo bien, vamos, de una. Habíamos quedado entonces: mi amiga y su amiga y yo, para desayunar en Flax & Kale – un restaurante flexitariano muy cool, muy en la onda y que seguro que haría furor en Buenos Aires. Yo feliz, sin mucho que agregar ni comentar a su conversación, me deleitaba con mi açaí helado con muesli y yogur. De pronto escucho algo de unas gafas y Steve McCurry en la misma oración. Fruncí el seño, estudiándola: “¿Super amigo de Steve McCurry? ¿Quién?”
Les presento a David Pellicer, dueño de Etnia Barcelona; una marca producto de más de 70 años de sacrificio y pasión por los anteojos cuando todavía se consideraban un elemento ortopédico más que un accesorio. Ser libre, ser humana y ser culturalizada son los pilares de una marca que está haciendo furor en pasarelas, en las sabanas africanas, en la calle, en el arte e incluso entre las celebridades.
 
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Unas gafas Etnia de la colección Vintage

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De todo lo que se puede diseñar, ¿qué te impulsó a sumergirte en el mundo de los anteojos?
Vengo de una familia donde mi abuelo materno era fabricante de gafas, mi padre también lo era, conoció a mi madre y se casaron. Así que yo, me he criado en una fábrica de gafas, jugaba en una fábrica de gafas, toda mi vida he estado alrededor de las gafas. Curiosamente, a mis padres les fue mal… Cuando tenía 19 años comencé a trabajar con ellos y a los 21 cerramos la fábrica entonces continué sólo en este mundo hasta que pude formar Etnia Barcelona.
Considerando esto último que acabas de mencionar, ¿cómo pensás que ha cambiado el uso del los antejos hoy por hoy en comparación con generaciones anteriores? ¿Cómo se inserta la gafa en la dialéctica moda-practicidad?

La gafa se ha convertido en una extensión más de una persona, se ha convertido en una expresión; sirve para ver, obviamente, pero también sirve para verte más atractivo, para impulsar valores de una persona, para impulsar su actitud, ¿no? Es decir, no es lo mismo una persona que lleva una gafa amarilla a una que lleva una gafa negra, lo que está comunicando es algo totalmente distinto. Es lo primero que se ve en una persona y transmite TANTO, que se ha convertido en un accesorio de moda. Tienes mercados, por ejemplo, el asiático, que llevan gafas sin cristales por razones de estética, porque transmite valores. Esto antes no ocurría, antes se veía como algo ortopédico. Ha cambiado completamente.

¿Dónde se encuentra Etnia como marca en esta dialéctica?
Bueno, pues, en el medio. Piensa que hace tres generaciones que nos dedicamos al mercado de las gafas y lo primero que queremos es que sean muy cómodas. Por ponerte un ejemplo: no vendemos gafas en Asia, todavía, porque el día en que decidamos entrar en el mercado asiático sabemos, que tenemos que hacer unas gafas… Distintas; las cabezas son distintas, los ojos son distintos, las narices son distintas. Moda y practicidad para nosotros es uno.
¿Y entre diseño y arte?
 
La primera feria que hicimos fue en el 2003 en Nueva York, creo. El stand me lo montó un conocido junto con dos artistas de aquí, uno escultor y el otro pintor. Con ellos montamos también a primera campaña con un artista y el primer material de publicidad que iba a las ópticas; con ellos aprendí la sensibilidad de la luz y empecé a involucrarme en el mundo del arte. A partir de ese momento tratamos a las gafas como objetos de arte. Ellos siempre se enfadaban y decían: “No es una obra de arte porque tú la repites, al hacer una gafa y repetirla mil veces, le quitas el arte”. Bueno, será litografía si quieres.
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El local en Barcelona

O fotografía.
Claro, esa combinación de color, esa percepción de la gafa, el estudio del color… todo lo tratamos como una obra de arte. Hemos hecho colaboraciones con Nobuyoshi Araki, un fotógrafo japonés, muy reconocido; con Yves Klein, artista francés quien patentó el color azul; con Steve McCurry… Ahora recién terminamos de hacer una con Jean-Michel Basquiat, artista y pintor referente del arte moderno.
(Río) Justamente a esto quería llegar, son todos artistas de renombre internacional, ninguno queda atrás, pero también me interesaba como fue, por ejemplo, la relación entre la campaña que hicieron en África con Steve McCurry y las organizaciones humanitarias y ONGs. Tengo entendido que Etnia trabajo mucho en éste área también.
Sí, incluso ahora acabamos de constituir la Fundación Etnia Barcelona…
Pero, ¿cómo fue la relación con la Fundación Mandela, Steve McCurry y el shooting?
(Suspira como recordando algo inexplicable) Fue brutal. O sea, nos fuimos a una reserva… Fue brutal, brutal. Nos fuimos a una reserva cerca de Johannesburgo, nos levantábamos a las cuatro de la mañana para estar ya preparados para la salida del sol; y encontramos a una persona que se llama Johannes que trabajaba en un pueblo pintando carteles de tiendas. Todo a mano. Nos encantó, porque era un artista. Le preguntamos si aceptaba venir a hacerse el shooting… Pero lo que te digo, cuatro de la mañana y por la tarde otra vez, y al día siguiente por la mañana otra vez, ahí con las jirafas… Impresionante. Luego la parte con la Fundación Mandela es más sobre comunicación y gestión, no es lo mismo; es una ayuda a una ONG porque la campaña lo merecía. Etnia se junta con diversas ONGs, para poner a disposición las gafas que no vendemos a personas que las necesitan. Y eso también es muy bonito.
¿Y cuál fue la diferencia entre trabajar en esta campaña con Steve McCurry y en la campaña anterior con Nobuyoshi Araki, dos fotógrafos que vienen de sociedades dispares y su obra muy distinta?
Son dos personas completamente distintas. Uno es un profesional de la fotografía, que es Steve McCurry, que también es artista y el otro es Nobuyoshi Araki que es (ríe) es SOLO un artista. Es una hombre de grandeza que en cuanto aparece en el plateau se respira una energía impresionante, no para de moverse super-rápido, coge una cámara, dispara, le dan otra, dispara, coge otra, dispara; siempre le gusta el sexo o el erotismo. Hicimos la campaña con quien era su musa, su mujer – él tiene setenta y pico de años y la mujer tiene unos veinticinco, o veintisiete – es decir, no se puede comparar una cosa con la otra: Nobuyoshi Araki va por la calle con unos zapatos que él mismo ha pintado, saluda a todo el mundo, les hace reverencias.
(Reímos)
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Los modelos de la colección París Tokyo

¿Cómo llega Etnia a estos nombres como Basquiat, McCurry, Araki y Klein?
Nosotros los buscamos, les explicamos el proyecto que queremos hacer y tiene que encajar la colección con ellos: si les gusta, si no les gusta, si quieren cambiar algo… Todo es un trabajo en equipo. Para trabajar con un artista tienes que estar muy abierto a todo. Nobuyoshi Araki quería colores y colores y muchos colores y entonces hicimos 46 colores por modelo.
(Asombrada) No me imagino 46 colores de anteojos.
(Ríe) Bueno, el artista siempre se impone mucho en lo que tenemos que hacer. Ahora hicimos una gafa que ya verás, tiene la corona que dibujaba Jean-Michel Basquiat: tenía que ser el negro, el printing y el oro. Hay que adaptarse a lo que el artista quiere.
Recién decías que les explicas los proyectos a los artistas, ¿cómo lo definirías y cómo te llega a vos?
Somos un equipo de trabajo, nunca estoy yo solo. Buscamos los colores de tendencia en los siguientes años y las combinaciones que resulten más armónicas y atractivas.
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«También nos hemos inspirado en lugares como San Francisco o Montauk»

¿Cómo definirías la ética de trabajo de Etnia?
Uno de los valores de Etnia es que quiere trabajar una altísima calidad; todos los plásticos que utilizamos son biodegradables, están hechos en Italia a partir de algodón. Están hechos de acetato en block a mano. Bueno, no a mano al 100% pero sí que tienen mucho proceso manual. Para los componentes metálicos y los flexos usamos también otro fabricante italiano de máxima calidad. Nos centramos mucho en el producto, en la comodidad y esto a los artistas les encaja: el que haya una cultura detrás de la marca. Tenemos una responsabilidad cultural porque, probablemente, también nos consideramos artistas.
(Ríe)
Bueno, el arte y el diseño siempre estuvieron muy ligados. Hay quienes dicen o bien que el diseño es arte, o bien que el arte es diseño; y demás definiciones que nunca llegaran a un acuerdo.
Totalmente.
¿Y en el mundo de las pasarelas, como se recibe a Etnia?
En pasarela hemos hecho poco, pero algo hemos hecho, en el desfile de Georgina Vendrell de la 080 Barcelona y en la pasada edición de Cibeles Madrid Fashion week junto a Moises Nieto que además es uno de los jóvenes talentos de la moda española. Para nosotros es un escaparate, lo agradecemos mucho porque nos da a conocer más allá de nuestro puntos de venta.
Etnia ya es una marca bastante internacional. Teniendo esto en cuenta, ¿podrías definir alguna ciudad del mundo con un modelo de Etnia?
Definir algunas ciudades con algún modelo de Etnia. Buena pregunta. Déjame pensar qué ejemplo vamos a poner (…). Bueno, hay un modelo que es el modelo Malmö, es un modelo de un material tecnológico muy light, que se llama Nanoflex, patentado en Alemania. Es una gafa de mucha tendencia en un momento en que entraba la gafa redonda, con un nombre de una ciudad sueca donde se prioriza mucho la ligereza. También está la Colección Wild Love Africa donde todos los colores de la colección son reproducciones de los colores autóctonos. Por ejemplo, tienes un color que reproduce la piel de leopardo, lleva un perlado para asimilar su pelaje. No sé si has visto la Colección Vintage, cada uno de los anteojos debe su nombre a las ciudades donde se inició el movimiento hipster en San Francisco o Montauk y todo tiene un story-telling de la tendencia cultural.
¿Qué formas y qué colores crees que marcarán las nuevas tendencias?
Todo lo redondo. Pantos. E incluso cuadrado pero un poco redondito con un una cierta altura. Pero redondo.
¿Y alguna tendencia o modelo que defina Barcelona?
No hay ningún “modelo Barcelona” al día de hoy, pero Barcelona siempre nos inspira en los colores, la gente es muy abierta y muy simpática. Barcelona es una ciudad muy artística: Gaudí, Miró, incluso Dalí, siempre son referentes.
Claro, con mi compañera de piso, que es artista, siempre miramos el cielo de Barcelona y no podemos creer la intensidad del color celeste, porque no es celeste es azul-celeste. Me parecería alucinante una reproducción de ese color. No sé cuanta gente lo utilizaría (ríe) dudo que sea muy comercial.
Es una buena idea, además el de Barcelona que azul-celeste, pero si te vas a las Islas Baleares: Ibiza, Mallorca, Menorca… Que no hay polución… El cielo es espectacular. Es impresionante. El cielo, el mar, el color de la tierra. Impresionante. Eso que acabas de decir ahora, si vuelves por aquí otro día, hay que ir a las Islas Baleares a ver esto porque es una maravilla. La inspiración viene de todo, a mí ya se me había pasado por una cosa normal el color del cielo y ahora que me lo dices, me voy a fijar en este color azul.
¿Qué podemos esperar de Etnia Barcelona en los próximos años?
Cuando empecé en las gafas con este proyecto, siempre quise llevar al público las gafas, que solo se encontraban a precios desorbitados, a un precio muy asequible. En realidad, tenemos un sueño: hacer de Etnia Barcelona la mejor marca de gafas del mundo. Y por sobre todo, honestidad.