Un oasis (de las notificaciones): cómo los nuevos cafés de Buenos Aires se convirtieron en el refugio contra la soledad digital para la generación Z

En estos lugares, que funcionan como una especie de oasis, la Generación Z encontró un lugar para desconectarse del mundo digital y disfrutar de momentos simples y significativos: ponerse al día con amigos, brunchear en pareja, leer un libro, escuchar un disco, escribir o simplemente contemplar lo que pasa a su alrededor/Además: tres de los cafés de especialidad más codiciados por los jóvenes.

Café en uno de los locales de Cuervo en Palermo (foto: gentileza Delfina Carmona). 

Un oasis (de las notificaciones): cómo los nuevos cafés de Buenos Aires se convirtieron en el refugio contra la soledad digital para la generación Z. Por Benjamín García para MALEVA.

No sólo es el sabor del café lo que atrae a las nuevas generaciones a las cafeterías de especialidad. En estos lugares, que funcionan como una especie de oasis, la Generación Z encontró un lugar para desconectarse del mundo digital y disfrutar de momentos simples y significativos: ponerse al día con amigos, brunchear en pareja, leer un libro, escuchar un disco, escribir o simplemente contemplar lo que pasa a su alrededor.

Si uno recorre los distintos barrios porteños y algunas zonas de zona norte, sobre todo a la tardecita, se topará con varios jóvenes, algunos solos y otros en grupos, disfrutando de flat whites, filtrados, americanos, medialunas, sandwiches de masa madre, y sobre todo del encuentro, con otros y con uno mismo. Además de ofrecer un producto de alta calidad, estos espacios lograron crear un entorno propicio para la creatividad y la socialización.

“Nuestros locales están pensados para generar un espacio de encuentro entre las personas, si bien el café invita a sacar una foto y compartirla en Instagram, lo que más queremos es ver a la gente charlar, pasando un lindo momento, y creo que es el motivo por el cuál lo seguimos haciendo”, le cuenta a MALEVA Agustín Caro, co-fundador de Café Cuervo…»

“Acá la mayoría viene a relajarse, algunos a desconectarse de las notificaciones constantes y a tratar de conectar con el ahora”, afirma David Pizarro, creador de Hijos del Mar, cafetería originaria de San Bernardo que abrió sus puertas en Zapiola 799, el corazón de Colegiales. Uno de los objetivos de HDM es mantener el espíritu de pueblo costero.

Para este grupo etario de jóvenes nacidos entre mediados de los años noventa y el 2010, el café de especialidad, término que se creó en la década del 70 en California, Estados Unidos, para diferenciarlo del café a granel, es mucho más que una bebida, es un momento para dejar de lado los audios de Whatsapp, los likes, los magnéticos reels de TikTok y conectarse con el mundo real.

“Nuestros locales están pensados para generar un espacio de encuentro entre las personas, si bien el café invita a sacar una foto y compartirla en Instagram, lo que más queremos es ver a la gente charlar, pasando un lindo momento, y creo que es el motivo por el cuál lo seguimos haciendo”, le cuenta a MALEVA Agustín Caro, co-fundador de Café Cuervo, uno de los espacios más elegidos por las nuevas generaciones con presencia en los barrios porteños de Belgrano, Chacarita y Palermo. Por su parte, Juan Cruz Riesgo, fundador del exitoso Blanca Café, afirma: “un punto no menor es que varios de estos lugares están liderados por gente joven, creo que eso ayuda a que la llegada de este público sea tan fuerte”.

Este fenómeno del último tiempo, derriba esa vieja teoría de que las nuevas generaciones solo toman café al paso, de forma rápida. La Generación Z, entre aromas de granos recién tostados, buena pastelería y vinilos de Miles Davis, parecería haber encontrado en estas cafeterías un oasis entre tanto bombardeo digital.

Foto: gentileza Unsplash (PH Adrian Swancar). 

“Acá la mayoría viene a relajarse, algunos a desconectarse de las notificaciones constantes y a tratar de conectar con el ahora”, afirma David Pizarro, creador de Hijos del Mar, cafetería originaria de San Bernardo que abrió sus puertas en Zapiola 799, el corazón de Colegiales. Uno de los objetivos de HDM es mantener el espíritu de pueblo costero…»

¿Por qué creen que la Generación Z, en busca de la desconexión digital, elige a sus locales?

Agustín Caro, Cuervo Café:

«Lo hicimos para ellos (o nosotros, permitime). Está pensado para gente que quiere pasar un buen momento en un espacio que está creado para el encuentro social, para el estímulo de intercambio de charlas. En 2016, cuando empezamos a pensar en Cuervo, el producto fue algo central, pero también invertimos mucho tiempo, esfuerzo y trabajo en desarrollar una experiencia. Eso lógicamente también involucra a la música que suena en los locales, el volumen, el lenguaje que usamos con los equipos de trabajo, el perfil de esos equipos de trabajo, el mobiliario, el lenguaje del menú. Toda esa experiencia fue curada para generar un espacio que nosotros sentíamos en ese momento. Sentíamos que había algo que a nosotros nos faltaba para generar algo que nos guste, en ese momento teníamos 29-30 años. Queríamos que la música suene fuerte, que puedas mover las sillas y nadie te diga nada…»

David Pizarro, Hijos del Mar:

«Creemos que es un poco por lo que tratamos de generar desde que creamos Hijos del Mar. Nosotros somos todos de La Costa y quisimos traer un poco ese sentimiento de paz y tranquilidad que vivimos allá, aunque estemos rodeados de cemento: un buen café de especialidad, el sabor de lo casero, lo hecho a mano, el solcito en la cara y la brisa que acompaña…»

Juan Cruz Riesgo, Blanca Café:

«Tiene bastante que ver que es un espacio de dueños jóvenes, liderado por gente joven, atendido por esta misma generación y pensado desde nuestro lado, como un lugar de disfrute principalmente para nosotros. Cuando arrancamos imaginamos a Blanca para recibir a gente de nuestra edad, luego se transformó en un espacio mucho más amplio, abierto a diferentes rangos etarios desde adolescentes cuando salen de secundario, madres con bebés, gente con mascotas hasta grupos de amigas de yoga o pilates…»