También existen: siete restaurantes con gastronomías (deliciosas) del mundo que no abundan en Buenos Aires.

Inglaterra, India, y hasta Hungría/¿Dónde comer – muy bien -, platos de países que no suelen tener protagonismo (ni muchos locales) en Capital y zona norte? Desde un curry tremendo en San Telmo hasta un secreto húngaro escondido en Olivos para chuparse los dedos/Además: una «brochetería» japonesa que es distinta a todo.

Banquete en Dashka, cocina de la India – con fundamentos espirituales -, en el Tigre.

También existen: siete restaurantes con gastronomías (deliciosas) del mundo que no abundan en Buenos Aires. Por Lucía Faraone. 

“Rosario siempre estuvo cerca”… ¡y el resto del mundo, también! ¿Te enteraste de la buena nueva? ¡En MALEVA también emitimos pasajes internacionales! Nuestro sistema es muy simple: cambiás tus puntos o millas por la lectura de nuestra guía de especiales étnicos en Buenos Aires, te sentás, a continuación desabrochás tu cinturón para disfrutar mejor de cada plato, ¡y listo! ¡Mirá qué fácil es! Esta vuelta por la ciudad y sus alrededores, es “la más vuelta” de todas…Queremos que disfrutes de otras experiencias culinarias mundiales, sobre todo las que no son evidentes y típicas. En MALEVA estamos con cuchillos y tenedores listos, ¡tené los tuyos a mano porque vas a querer subir a este avión por sabores distintos!

1) Mash: Dios salve a la cocina inglesa / Defensa 1338 – San Telmo.

Desde MALEVA, queremos romper un mito de una vez: los platos con aires anglosajones, tienen su impronta y su fuerza. Como dirían los Beatles, llegó la HELP! para devolverle a la cocina del Reino Unido su buena reputación. Mash British Curry House le ofrece albergue a una preparación con mucha historia; el curry, una especiada elaboración de origen indio que fue adoptada por los ingleses en el devenir de su imperial trayectoria de conquistas. ¿Cómo llegó el curry a Buenos Aires? De la mano de Martyn, un inglés que montó su proyecto culinario en 2007. ¿Un dato de color? La Princesa Anna, hija de la Reina Isabel II, fue una concurrente y jurado de lujo del curry producido en San Telmo. Nos confiesan desde Mash que, si bien al inicio los concurrentes eran ex-pats o turistas, hoy día el público – y fans- del curry que se sirve en esta casa británica, es local. 

Aquí se ofrecen alrededor de 12 curries, todos y cada uno de ellos con una impronta étnica distinta (pese a que el tinte inglés, es innegable). Por ejemplo, el “Massaman” tiene en su genética una fusión thai-india; y viene con papas, leche de coco y maní. Si sos de la comunidad vegana, ¡esta es una de las opciones que podés degustar! Si no, tené en cuenta que lo podés pedir en su variante con pollo o langostinos. Si quieren saber cuál es el curry más característico o popular de UK, les acercamos la info que nos contaron desde Mash: el “Chicken Tikka Massala”, que es “pollo marinado en yogurt y especias”, cuyo toque final se le da en una salsa a base de tomates y crema. Cuando quieran un encuentro casual con cocina del otro lado del charco, ¡recuerden que Mash está a la vuelta de la esquina!

2) Tori Tori Yakitori: una «brochetería» japonesa para disfrutar con las manos / Ecuador 1175 –  Recoleta.

Para vos, ¡que pensabas que la comida japonesa estaba solo compuesta por el sushi y el sashimi! Tori Tori es único en su especie en la Ciudad de Buenos Aires: se trata de un sitio especializado en brochettes tal y como se disfrutan en la isla nipona. Acá, ¡prenden la parrilla y se enciende el sabor! Los elaboran con pollo, cerdo, lomo, vegetales (como choclo o zucchini) e incluso con portobellos rellenos con verdeo y queso (asique, si sos veggie no hay muchas vueltas para darle al asunto…). Lo especial de Tori Tori es que podés ir sin compañía, y pasarla espectacular igual: tienen especiales individuales armados para que pruebes de todo un poco. ¡Esta cocina milenaria a las brasas te va a dar una caricia distinta!

Un lindo cierre para una vuelta por Tori Tori Yakitori: sus postres. En pocas locaciones porteñas, encontrarás algo similar. Helados de matcha, de sésamo integral y del negro, los encontrás en este búnker de Recoleta. También disponen de un especial llamado “Nostalgia de chocolate”  que es todo un misterio por develar: mousse de chocolate amargo, almendras caramelizadas, malvaviscos (a la parrilla, obvio) y un toque final de Umeshu (el típico licor de ciruela japonesa). Sergio Higashiyoshihama, una de las cabezas de Tori Tori, se propone promover la autenticidad de la cultura culinaria de sus raíces, manteniendo siempre el equilibrio, la armonía y la calidez que hacen al estilo de vida en Japón. ¿Te animás a su propuesta?

3) La cocina de Daksha: encuentro con la cocina verde hindú …¡y con uno mismo!/ Av. Liniers 1756 – Tigre.

También se puede llegar muy lejos en dos horas, ¿lo sabías? ¡Hasta lo más profundo de tu Ser! Todo lo que tenés que hacer, es acercarte a almorzar a La cocina de Daksha, en donde te van a envolver con la mentalidad consciente que emana el mundo culinario de la India. Para que te des una idea, aquí se elabora cada plato escuchando mantras ininterrumpidamente; una práctica que “facilita a entrar en un estado meditativo mientras se elaboran los alimentos”, nos relatan desde adentro.  Una piedra fundamental para poner manos a la obra aquí, es que el respeto y el cuidado hacia los seres vivos esté siempre latente. 

¡Desde MALEVA, desafiamos a cualquier persona (y no solo a las vegetarianas o veganas) a probar un estilo de comida trascendental! El tinte que atraviesa el menú de La cocina de Daksha, es la fusión entre las raíces de la cocina india, los ápices de la dieta medicinal Ayurveda y las casi infaltables esencias propias de la inmigración europea. A modo de ejemplo, en este jardín de Tigre se pueden probar samosas (las empanadas hindúes oriundas de Asia Central y Medio Oriente), y el especial thali, un habitué de la India: consiste en una selección de distintos platos (algo así como una “picada”) ideal para probar varios bocados en un primer encuentro. Una cocina bien clorida en la que todos los elementos y personas, dan lo mejor de sí. ¡Namasté!

4) M.N. Santa Inés: exotismo en cada plato / Ávalos 360 – La Paternal.

Una perla de La Paternal que brilla desde 2018. Como describe Jazmín Marturet (quien tiene larga trayectoria al frente de su catering “Mercado Negro” y hoy está al mando de este establecimiento junto a su socia Agustina Roveta), Santa Inés es “un lugar diferente”. Y tiene razón; pues desde el vamos, este lugar está montado (y oculto) sobre una vieja panadería de barrio, lo cual le da un toque vintage más que auténtico. Sin embargo, hablando más allá de su estructura arquitectónica, el exotismo se garantiza a través de la filosofía que impera en este sitio. Lo que buscan siempre, es un menú dinámico, que combine sabores y experiencias importados de viajes, así como saberes culinarios de otras culturas. Eso sí, la regla implícita de esta “casa de panes” revitalizada, es animarse a jugar y crear con las distintas sazones para mantener la cocina siempre moderna y vigorizada. 

No importa en qué momento asistan a Santa Inés; desde sus entrañas, siempre se asegurarán de que encuentren “algo asiático, algo latino, algo familiar, algo picante, algo vegetariano o vegano, algo dulce”. ¿Te contamos sobre algunos platos que fueron rotando por la carta de SI? Acá va, pero antes, una advertencia: notarás que aquí no mienten cuanto prometen “variedad” cada semana. Si te pinta lo ardiente, tené en cuenta que preparan pollo frito estilo panda con arroz y bok choy (la col asiática). Para paladares más tradicionales, también hay opciones más occidentales que trasladan directamente al estado de Louisiana, EE.UU.: pollo frito, choclo y una buena ración de coleslaw que pegan en el palo. Obvio que los tacos y los baos, no faltan. En fin, hay de todo; y su toque étnico lo saboreás también en la cuota dulce: preguntá por el flan de crema de maní.

5) Rocoto: street food con sazón a mundo / Roque Sáenz Peña 1038 – San Isidro.

Si hablamos de un lugar chiquito y global a la vez, hablamos de Rocoto, en pleno San Isidro. Acá hay muchos frutos de mar, salsas y verduras asiáticas; todo eso mezclado con los estilos árabe y latinoamericano. Cuando no hay quórum entre la banda amiga ante la inquietante pregunta ”¿y qué comemos?”, es por acá…Este sitio es proyecto de Fernando Dvoskin, un fotógrafo emprendedor de nacimiento, y él mismo capturó e impregnó con su impronta cada uno de los platos que aquí se elaboran. Incluso, todo aquello que se bebe lleva su sello: resulta que en esta pequeña y potente posta entre las calles Gaboto y Pedro de Mendoza, se destila un Gin tonic auténtico.

¿En qué estábamos? Ah, sí… resolviendo tu encuentro con tus amistades. “Un poco de acá y un poco de allá”; eso es lo que se puede pedir al plato o bien bajo la forma de wraps (o “rollos”, como los llaman en Rocoto). Hay pocos especiales culinarios para degustar, pero cada uno pertenece a una región distinta y todos prometen mucho atrevimiento. Si la opción mediterránea que trae falafel, ensalada griega, morrones asados, tomates hidratados con albahaca, berenjena en lámina, queso feta y salsa de yogurt con pepino ya te parece “simple”, podés alzar el pie nuevamente en tu escalera de desafíos étnicos hasta llegar al “Latino en rollo”, que envuelve bolas de humita, frijoles negros con verdeo, mango, palta, mandioca frita y la salsa peruana de rocoto. Los postres no se quedan atrás en cuanto a su sazón: acá preparan buñuelos de coco y banana con miel de maracuyá. Rocoto, un lugar “al paso”, sí…mejor dicho, ¡para quedarse a disfrutar!

6) Club Hungaria: un pedazo de Europa del Este en Buenos Aires  / Pasaje Hungaria 4250 – Olivos.

¡El búnker europeo de Olivos en donde todo es blanco, verde y rojo! Este espacio tan tradicional de la Asociación Húngara en Argentina suele hacer de escenario de encuentros de la comunidad con otros tantos paladares que se atreven a ir un poco más allá de los sabores emanados de los bodegones argentos. Los latidos de la taberna siguen y siguen gracias a que su espíritu es renovado cada fin de semana no sólo mediante la gastronomía típica de la región, sino además a través de los grupos de jóvenes que rondan los pasillos de esta institución: según nos detalla Mariano Aragón, quien lleva adelante el restaurante, el grupo scout se encarga de enseñar tanto el idioma, como las tradiciones, los conocimientos de esgrima y todo sobre las tradiciones patrias. 

Acá vas a poder probar platos de los que probablemente no encuentres equivalentes en otro lugar. Uno de ellos, es el pörkölt con noketli (Te hacemos de Google Translate: se trata de una carne guisada bien pero bien húngara, que se sirve con crema ácida- también viene en su versión veggie, con champignones y hongos). Otro ingrediente típico de esta cocina y que no puede faltar en tu visita al Club: el chucrut. Lo podés encontrar en el especial de Töltöott Káposta: para este especial, se rellenan hojas de repollo con carne picada sazonada, arroz y panceta ahumada, y se lo cocina en caldo de chucrut. Desde Club Hungária, se promete un viaje a través de la gastronomía y, en esta misión, no adeudan nada a nadie. 

7) Vallegrande: una cocina influyente y bien candente / Cap. Gral. Ramón Freire 1229 – Colegiales.

De Africa, de Colombia, “¡…y del Caribe somos tú y yo!” cantaría Marc Anthony si pasase por esta posta de Colegiales. Pilar Rosales traslada desde 2018 sus raíces a cada plato que se elabora en Vallegrande, un espacio culinario que resalta por tener una genética afro-colombiana. Junto a su socio y co-equiper Gastón, mantienen una sólida lealtad a la idea de ser conscientes y comprometidos para con el medio ambiente; por ello piensan siempre en una carta que esté nutrida de insumos orgánicos y agroecológicos. Además, ellos mismos abren y atienden a comensales; con la esperanza de que cada persona que asista pueda disfrutar de una cocina que se atreve a fusionar sabores, exotismo, calidad y una pizca de atrevimiento a la reversión de clásicos caribeños. 

¡Preparate para el estallido de color que entrará por tus ojos al ver los bocados de Vallegrande! Su oferta es bien dinámica; 100% apta para quienes buscan comer de estación en Buenos Aires. La sazón de acá en pocos lados se encuentra… Degustar por estos pagos los patacones típicos de Centroamérica, es casi una tarea obligatoria. También ponen manos con plátanos o bien bananas pratas a la obra para sacar las magistrales “boronías colombianas”; que tienen fama por ser un plato de origen multiétnico. ¡Ojo que en Vallegrande, también le hacen frente a productos típicos argentinos! Pasá y mirá las mil formas distintas de asar y condimentar una morcilla (te adelanto una: ¡al vermú!)! Este lugar es para ir con veggies y amistades “carne-friendly”: todos por igual se llevarán una grata sorpresa cuando posen delante suyo un plato contundente lleno de amor por la cocina caribeña. ¡Agendate la dirección que te esperan para que la pases genial!

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Fotos: son todas gentileza de los locales mencionados. Foto destacada: Dashka Cocina, arte de Hi_iamkaveri