«Sigamos derribando barreras: somos parte de algo mucho más grande e inimaginable…»

Ninguno de los cambios que empecemos hoy, de los viejos valores y paradigmas que superemos, va a ser en vano, aunque tal vez no veamos el resultado final y seamos (enhorabuena) protagonistas de un tiempo de transición/Esto plantea Alexia en una nueva columna para reflexionar en MALEVA / ¿Por qué, en esta época tan extraña y dramática que nos tocó vivir, es crucial seguir plantando semillas hacia el futuro como piedras en el agua que provocan una onda expansiva?

«Sabe a poco ser transición bajo los parámetros de éxito de nuestra sociedad, pero tal vez sea algo mucho más trascendente de lo que suena…»

«Sigamos derribando barreras: somos parte de algo mucho más grande e inimaginable…» Por Alexia Martínez de Hoz para MALEVA.

Me gusta pensar que, como cuando estaba en el secundario y participaba de la carrera de postas de atletismo, somos parte de una cadena evolutiva mucho más grande que nos trasciende a todos. En la posta, cada atleta es tan importante como el otro para entregar al siguiente competidor el testimonio – así le decíamos a la vara -, hasta llegar al final. De la misma forma, me gusta creer que somos todos parte de un eslabón importantísimo y muy necesario para dar el próximo paso como humanidad.

Lo único constante es el cambio, dicen. Pero cuando ese cambio que buscamos no llega o se da de forma sutil e imperceptible, nos frustramos. El desánimo se apodera como a quien se le cae el testimonio al piso en medio de la carrera. En momentos así, me motivo a mí misma creyendo que todo lo que estemos haciendo ahora en pos de una idea, una creencia, un cambio de paradigma o una manera distinta de hacer las cosas quizás no vayamos a verlo realizado en su totalidad, pero es importante que demos esos pequeños pasos para llegar a esa meta.

Una transición es un cambio de estado o modo de ser a otro. Es un estado intermedio entre uno más antiguo y otro que se llega a través de un cambio. A veces pienso que todos los que habitamos esta tierra en los últimos y próximos cien años somos parte de una generación de transición. ¿Solo eso somos?, te preguntarás. Sabe a poco nombrarse así bajo los parámetros de éxito que establece la sociedad. Pero en verdad, ser parte de un eslabón es tan importante como el que lo precede y el siguiente. Somos parte de un desarrollo evolutivo de la consciencia mucho más grande que nosotros mismos.

«A veces pienso que todos los que habitamos esta tierra en los últimos y próximos cien años somos parte de una generación de transición. ¿Solo eso somos?, te preguntarás. Sabe a poco nombrarse así bajo los parámetros de éxito que establece la sociedad…»

Ningún descubrimiento, teoría científica o progreso habría sido alcanzado sin la cooperación de una primera idea, un primer paso o una primera aproximación que abriera la puerta de una nueva posibilidad. Según palabras del filósofo francés Auguste Comte, padre de la sociología y del positivismo, “los sucesivos pasos de la humanidad suponen necesariamente la continua renovación, suficientemente rápida, de los agentes del movimiento general, que, poco perceptible habitualmente en el curso de cada vida individual, no se hace verdaderamente pronunciado sino al pasar de una generación a la que sigue”.

En los últimos 100 años vimos cómo quienes nos antecedieron plantaron semillas importantes en la consciencia de la igualdad, de los derechos, de nuestra condición humana, de la relación con el ambiente, y de un sinfín de planteos sobre cómo hacemos las cosas. Nos dimos cuenta que había muchas cuestiones que no podíamos ni queríamos seguir haciéndolas de la misma manera. Algunas de ellas han cambiado, otras están a medio camino y muchas quedan aún pendientes. Quizás no vayamos a ver concretados esos cambios, pero habremos sido parte de la transformación. No debemos frustrarnos creyendo que lo que estamos haciendo no tiene sentido pues somos parte de algo mucho más grande e inimaginable. Más allá de creer en algo así o no, la historia evolutiva nos lo demuestra.

«Las próximas generaciones llegarán a este mundo con ideas mucho más masticadas, barreras ya derribadas, caminos allanados y paradigmas tan deconstruidos que cuidar a la Tierra será nuestra supervivencia, relacionarnos de nuevas formas será nuestro contacto, respetar a todos los seres vivos será nuestro hábitat natural…»

Todo camino se recorrió dando un primer paso, y ese puntapié inicial visto desde la perspectiva de la evolución, en donde las medidas del tiempo son increíblemente mayores, no necesariamente se refiere a una primera acción extraordinaria. Como las ondas del agua que produce una piedra que cae en ella, lo que sentimos, decimos y hacemos hoy son actos que se expanden a través del tiempo generando otros actos, que sostenidos generan un nuevo paradigma.

Las próximas generaciones llegarán a este mundo con ideas mucho más masticadas, barreras ya derribadas, caminos allanados y paradigmas tan deconstruidos que cuidar a la Tierra será nuestra supervivencia, relacionarnos de nuevas formas será nuestro contacto, respetar a todos los seres vivos será nuestro hábitat natural y reconectar con nuestra naturaleza humana será moneda corriente.