Será mejor que me presente


¿Dónde estará Mark?
 
Por Bárbara Lichtman
En el primer post, sería mejor que te presentes, me dijo el editor. Entonces inmediatamente me vino a la cabeza un libro de Amelie Nothomb, una autora belga, mimada por la crítica francesa, que hacía decir a unos de sus personajes: “hay acciones en las que uno se reconoce mejor que en el mismo espejo”.
(Oh, si)
La primera vez que sentí latidos de tinta contenida en las venas fue a los seis años. Empezaba primer grado y un nene rubio- corte He-man, madre en mano- me daba el primer golpe de gracia. Fue amor y un quilombo adentro del pecho. Y claro, no fui a la única a la que le pasó algo así: una docena de nenas recién nacidas esperaban el recreo para invitarlo a sus casas después del colegio o notificarle que eran sus novias. En aquel entonces no era fácil entenderlo pero éramos todas girasoles adorando a un sol cruel.
El mundo era absurdo y había que encontrar la manera de soportalo. Luego me animé a los primeros cuentos y viajaba a lugares más felices con los libros que me compraban para leer en la playaEstudié periodismo y escribo para algunos medios cuando encuentro algo de lo que me gustaría saber más. Todos los días trabajo en una Institución educativa en el Departamento de Prensa y Comunicación, y si bien me denominé periodista dos líneas atrás, a veces me surgen dudas de qué es serlo. Para algunos, el periodismo se está convirtiendo en un hobby y por lo que se intuye, los periodistas van camino a ser editores, directores de una gran orquesta de cronistas amateurs gracias a las redes sociales y los dispositivos móviles.
El año pasado tuve la oportunidad de hacer un curso de verano en Harvard con énfasis en Tecnología y Sociedad. Conocí gente muy copada de distintos lugares del mundo, que me hicieron reflexionar sobre nuestra conducta digital y nuestros avatares, esas extensiones de quienes somos o nos gustaría ser, esos cuerpos de bits con ego propio. A pesar de buscarlo, no encontré a Mark Zuckerberg. Me dijeron que tampoco vive en Silicon Valley como se cree. Al parecer, descubrió la manera de emigrar al ciberespacio para siempre y dejar un par de hologramas a cargo de Facebook. Me lo puedo imaginar invirtiendo en hectáreas de bits sobre las fronteras de Pinterest y Four Square, just in case.
Si de hogar se trata, el mío es el barrio de Belgrano. Vivo cerca de la Estación de tren y todas las mañanas camino al trabajo cruzando el barrio donde limita China con Perú. Me puede la orgía de camarones y suspiro, asiiiii, por el suspiro limeño. No voy a hablar del ceviche, podría ser un post aparte porque me genera una gran contradicción en el paladar.
# comopasaconcasitodo.
¿No?
 
 
foto: CC Andrew Feinberg