¿Qué te anda pasando Barcelona? Dale, que te quiero y te extraño

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¿Cómo puede ser que cuando no sea verano te pongas mal Barcelona?

Hola B,
¿En qué andás? Espero que esta carta te encuentre bien y con menos dudas sobre tu futuro como la última vez que me escribiste.   En mi opinión tenés que dejar de leer tanto a Margarit; ya sé que te encanta como escribe y que tenés una debilidad por él pero lee bien lo que escribe, prestá atención. ¿O acaso no leíste el poema que te dedicó? Ese en el que dice que te hacés la puta.  Si no lo leíste, leelo y te dejás de joder, te ponés un par de ovarios y mandás a todos al diablo. No te rías, yo sé lo que estás pensando, que hay un chiringuito de esos cual Punta del Este por Playa de Ponent ahí en la Costa Brava que se llama “La Concha de la Lora” y “no está nada mal.”
Pero ya sabés lo que te estoy diciendo así que dejá de hacerte la boluda y activá.  Tenés que salir adelante B, no podés seguir así en las sombras, sintiendo que no valés nada, como si te faltara actitud, historia, gente con la que salir y divertirte.  Es como si de repente tu alma se haya apagado o simplemente se haya retirado hacia la montaña y te crees todo lo que te venden y hacen vender.  No le des el gusto a Joan, no cumplas el rol de entregada.
A propósito, ¿vas a ir a votar? ¿Vas a votar por sí o por no?  Hace unos meses decías que sí que querías la independencia, que ya basta de estar manteniendo a España y en la última carta ya no estabas tan segura.  ¿Qué pasó?  No sé B, pero recordá que las historias al final, son todas las mismas.  Sólo cambian las máscaras.  Pero bueno, la cuestión es que te escribo en realidad para darte ánimos, para decirte que para mí no sos mi prima, sos como mi hermana mayor.  Siempre me gustó mucho decirle a la gente que eras mi prima, me llenaba de orgullo, siempre fuerte, independiente, relajada.  
 

«Te falta verde B, te falta ese espíritu de niños correteando por ahí, te falta un proyecto estable, te falta familia, te falta esperanza de vida.  Ponele onda, que si vos estás así, a nosotros ¿qué nos queda acá en el fin del mundo?  (Sí, las librerías, el Tortoni, el Colón y algúna que otra cosa vegana y cool – porque ahora acá todo es vegano y cool y si no es “de autor” entonces no es “de nadie”).»

 
Pero no sé: últimamente tus cartas se están convirtiendo más duras, más grises, ¿te está pegando el invierno? Te falta verde B, te falta ese espíritu de niños correteando por ahí, te falta un proyecto estable, te falta familia, te falta esperanza de vida.  Ponele onda, que si vos estás así, a nosotros ¿qué nos queda acá en el fin del mundo?  (Sí, las librerías, el Tortoni, el Colón y algúna que otra cosa vegana y cool – porque ahora acá todo es vegano y cool y si no es “de autor” entonces no es “de nadie”).  Pero bueno, no puede ser que siempre que viene el verano estás feliz porque te encontrás con algunos mates en la playa, porque pasás por Vioko camino a la playa a comprarte helado de super dulce de leche, banana split y tramontana y en cuanto ves que el verano no dura para siempre te deprimís.
 ¿Por qué no hacés una cosa? Proponete salir a comer todas las semanas a algún lugar lindo, de esos que te gustan a vos, medio chic así, canchero, estilo alta gama.  Sé que ahora te vas para el de Carme Ruscalleda en San Pol, pero date un lujo o dos antes de irte y perderte en la cocina, la vida de pueblo, las olas, el viento, clavar la bandera blanca y dejarle todo a los “guiris.”
Probá  1881 Per Sagardí que está ahí arriba del Museu d’Historia de Catalunya y tiene una terraza
«de la puta madre» o sino podés probar o el restó del Real Club Marítimo que se llama… Marítim.  Y dejá el de Isidre Soler (Restaurante Tram-Tram) para cuando te vaya a visitar que si no es cocina “de autor” no como.  Joda.  Joda.

Pero dale Barcelona, sos el sueño de todos nosotros.
Te quiero y te extraño,
BA.