Pintura, fotografía y dibujo: tres artistas jóvenes de Argentina potentes e irrepetibles que hay que conocer

Mes a mes, elegimos a los artistas jóvenes de Argentina cuya obra se destaca (y merece ser destacada)/En esta entrega: Carrie Bencardino, Kenny Lemes y Roberta di Paolo/Además: cómo plantarse frente a la hegemonía aesthetic.

Roberta di Paolo es una dibujante sin límites. Foto: gentileza para prensa de Roberta di Paolo. 

Pintura, fotografía y dibujo: tres artistas jóvenes de Argentina potentes e irrepetibles que hay que conocer. Por Melisa Boratyn para MALEVA.

Si tuviera que elegir tres cosas que hago de manera obsesiva, diría que son mirar, leer y escuchar a artistas que me interpelan. Siempre intento estar atenta a las recomendaciones que hacen mis amigos, guardar las fotos que saco en muestras o ferias y hacer captura de pantalla de cosas que descubro en internet. A medida que pasan los años, este caudal de información se agranda y lo mismo sucede con las ganas de compartir. El campo del arte de nuestro querido país es tan diverso y efervescente que no es sencillo saber por dónde empezar. Tomo entonces este desafío en MALEVA como una buena excusa para arrancar desde el núcleo central y hablarles acerca de tres jóvenes artistas, potentes e irrepetibles.

«El campo del arte de nuestro querido país es tan diverso y efervescente que no es sencillo saber por dónde empezar. Tomo entonces este desafío en MALEVA como una buena excusa para arrancar desde el núcleo central y hablarles acerca de tres jóvenes artistas, potentes e irrepetibles…»

1) Carrie Bencardino: la fascinación por lo oculto.

Carrie nació en Buenos Aires. A una temprana edad encontró contención en escenarios donde convergen cuerpos y mentes disidentes, «rebosantes de furia, deseo y al mismo tiempo incompatibles con la normalidad que reina en casi todo». Es así como en sus pinturas y performances reconstruye universos ficcionales a partir de esas experiencias. «Hay algo que llama mi atención y es la fascinación por lo avernal, lo oculto, lo que sucede lejos de la luz del sol y lo catártico. Las manifestaciones de la carne cuando está poseída por la euforia y la agitación» explica.

Si bien estos mundos pueden variar entre recitales, la escena heavy metal porteña, las fiestas kinky, los grupos de amigxs, las experiencias con estupefacientes o el camino hacia la sobriedad, la posibilidad de comodidad, desahogo y libertad que nos ofrece se percibe en su trabajo de forma inmediata.

Habitar con, en y alrededor de las obras de Carrie nos hace salir de la rutina, del binomio, de lo que suponemos es de una manera. Sus personajes ¿reales, imaginarios, autorreferenciales? abren esos portales.

«Si bien estos mundos pueden variar entre recitales, la escena heavy metal porteña, las fiestas kinky, los grupos de amigxs, las experiencias con estupefacientes o el camino hacia la sobriedad, la posibilidad de comodidad, desahogo y libertad que nos ofrece se percibe en su trabajo de forma inmediata…»

Leí un texto donde Carrie explicaba que le interesa analizar lo que sucede con los gestos cuando son sacados de su entorno habitual y me pregunto como interactúa la gente con su obra cuando se encuentra con ella. «La primera acción de la cual emerge mi trabajo es aislar lo que llama mi atención. Muchas veces son cosas que rescato del caos y que repito hasta el cansancio, ya que suelo obsesionarme. Por ejemplo, en mis primeros años realicé muchísimas obras en torno al headbanguing (el movimiento de cabeza que hacen los metaleros en los recitales) ya que me interesaba detener el tiempo de ese instante fugaz.

Por otro lado, en mis performances la idea de sacar de su contexto habitual una acción o imagen es un eje clave. Que tres hombres tomen cerveza en un bar puede ser algo intrascendente y al mismo tiempo sumamente potente, ya que implica hacerse un espacio para lo inútil en un mundo que exige que seas productivx.

2) Kenny Lemes: imágenes que son un alivio contra el mandato de lo «aesthetic».

Kenny es fotógrafo y nació en La Habana. Es un artista que al igual que Carrie apuesta por alejarse de las miradas hegemónicas que invaden nuestro mundo. Es por eso que hace años tomó una decisión arriesgada, sacar fotos que no son bonitas ni complacientes, en un tiempo en el que la mayoría de las personas rechazan la incomodidad y no se arriesgan a salir del lugar de confort, como si la realidad pesara tanto que se ha vuelto insoportable.

«En una entrevista compartí que ser feliz es un acto revolucionario, una frase que leí en un texto de Sara Ahmed y que resuena en mi mente porque creo que vivimos en una sociedad que te impone ser feliz, por lo que darle lugar a la tristeza parece ser la revolución verdadera» afirma Kenny.

Eso que entendemos como lo bello, lo moral y lo bueno llega a nosotros en forma de imágenes construidas bajo parámetros estratégicamente diseñados que nos condicionan y a la larga nos dañan. Es por eso que conectar con fotografías como las de Kenny es un alivio e incluso una salvación. Su trabajo nos obliga a reflexionar y repensar eso que entendemos como «lo establecido» para dejar de empacharnos con el tsunamis de imágenes «aesthetic» que nos rodean y abrazar la magia que se esconde en la incomodidad y la pluralidad.

«Conectar con fotografías como las de Kenny es un alivio e incluso una salvación. Su trabajo nos obliga a reflexionar y repensar eso que entendemos como «lo establecido» para dejar de empacharnos con el tsunamis de imágenes «aesthetic» que nos rodean y abrazar la magia que se esconde en la incomodidad y la pluralidad…»

Dueño de una sensibilidad poco habitual, ha conseguido crear imágenes que si bien estremecen y sacuden, son valiosas herramientas con las que podemos enseñar y acompañar a tantas personas que deciden no ser parte de un cánon predeterminado.

Como Mariana Enríquez o Silvina Ocampo en el campo literario, Kenny desnuda otras realidad y expone lo que pocos se animan a revelar. Pero al contrario de lo que se podría suponer, en esos «bordes» habita mucha belleza.

3) Roberta Di Paolo: el dibujo y la conexión con la naturaleza como fundamento de todo.

Roberta está construyendo una casa en Los Hornillos, Córdoba. Si bien nació y vive en Buenos Aires, para poder hacer su obra necesita crear una conexión profunda con la naturaleza, por lo que pensarse viviendo ahí a futuro la llena de ilusión. Cuando estudiaba había tres especializaciones, pintura, escultura y grabado. Se decidió por esta última ya que entendía el fuerte vínculo que tenía con el dibujo, su verdadero amor. «Siempre me sentí muy afín a ese lenguaje que considero universal. Es la base a partir de la cual se montan todas las demás disciplinas y una manera muy esencial de expresar, pensar, comunicar y plasmar» cuenta.

Siempre tuve una debilidad por el dibujo, por lo que las obras de Roberta me atraen mucho. Sobre esa atracción que sentimos ella explica, «siento que nos conectamos a través de una cualidad primordial que nos lleva a lo esencial y a la singularidad. El dibujo es el fundamento de todo, algo inherente al ser humano que practicamos desde el inicio y con el cual dejamos nuestras huellas. Ese factor primitivo me conmueve».

«Siempre tuve una debilidad por el dibujo, por lo que las obras de Roberta me atraen mucho. Sobre esa atracción que sentimos ella explica, «siento que nos conectamos a través de una cualidad primordial que nos lleva a lo esencial y a la singularidad. El dibujo es el fundamento de todo, algo inherente al ser humano que practicamos desde el inicio…»

Dado que el dibujo es algo que se puede hacer en cualquier momento y lugar, no hay nada que limite a Roberta. Siempre y cuando tenga a mano sus lápices y cuadernos, todo está en orden. Al no necesitar grandes infraestructuras o talleres, es dueña de una libertad creativa envidiable, lo que la lleva a establecer una práctica muy íntima con su hacer. Por eso también la mayoría de sus obras son en formato pequeño.

«A través de mi obra me vinculo con el entorno y genero un proceso de autoconocimiento. Las imágenes que aparecen tienen que ver con una búsqueda personal y de desarrollo espiritual en conexión con la naturaleza, como algo que trae un sentido de espiritualidad presente en las plantas, los hongos y los animales. Las imágenes aparecen desde un lugar simbólico y arquetípico. También hay una influencia del tarot, la astrología y los sueños».