Desde el patio de una casa reconvertido en bodegón/parrilla hasta uno de los eventos culturales más cool del último tiempo. Estas son algunas de las coordenadas que hacen que la noche del barrio «maradoniano» ahora tenga nombre propio. Además: ¿qué es «La Isla» de la Paternal y por qué es de los sectores con mayor mística y crecimiento?
Las bandejas de la cuidada selección musical en vinilos de Cucha del Pari.
Paternight: cinco joyitas de la noche de la Paternal que brilla como nunca (entre identidad barrial y movida emergente). Por Benja García para MALEVA.
Hasta no hace mucho, hablar de “la noche de La Paternal” era pensar casi exclusivamente en un partido de Copa en la cancha de Argentinos Juniors. Pero eso está empezando a cambiar. Hoy, la noche en este barrio que vio debutar a Maradona ya no le pertenece sólo al «Bicho»: también late en nuevas propuestas gastronómicas y culturales que, cuando cae el sol, le dan nueva vida al barrio ubicado en el corazón de Buenos Aires.
En los últimos tiempos, La Paternal – ese barrio maradoniano de calles anchas, casas bajas y veredas tranquilas -, empezó a brillar también de noche. Mientras otras zonas de la Capital saturan con luces blancas o reggaetón al palo, acá conviven la calma, la conversación pausada y los proyectos que se cocinan a fuego lento. Emprendedores, cocineros y artistas encontraron en estas calles arboladas el escenario ideal para desplegar sus ideas y sumarle una oferta más a la noche porteña.
Esa atmósfera única es justamente lo que enamora a muchos de los que apuestan por este rincón porteño. “Acá podés hablar a tono bajo y tu compañero te va a escuchar. Cuando la temperatura ayuda es hermoso estar sentado en la vereda de noche, tiene algo de nostalgia, de barrio porteño. No hace falta irse a La Boca o a San Telmo para encontrarse con la porteñidad”, le asegura a MALEVA Mena Duarte, emprendedora y dueña de Tita La Vedette, un local gastronómico vegano ubicado en lo que se conoce como “La Isla” de La Paternal.
Esa mezcla de identidad barrial y movida emergente es la que hoy convierte a este barrio en un nuevo punto de interés para quienes buscan planes nocturnos con otra vibra. Por eso, en MALEVA seleccionamos cinco propuestas gastronómicas y culturales para descubrir la noche paternalense. Desde el patio de una casa reconvertido en bodegón/parrilla hasta uno de los eventos culturales más cool del último tiempo. Estas son algunas de las joyitas que hacen que la noche en La Paternal tenga nombre propio.
«Mientras otras zonas de la Capital saturan con luces blancas o reggaetón al palo, acá conviven la calma, la conversación pausada y los proyectos que se cocinan a fuego lento. Emprendedores, cocineros y artistas encontraron en estas calles arboladas el escenario ideal para desplegar sus ideas y sumarle una oferta más a la noche porteña…»
1) Cucha del Pari: un verdadero refugio que combina platos de calidad y música en alta fidelidad. / Batalla del Pari 916.
“La Paternal es un buen lugar para “ranchear” estés donde estés, con menos luces de colores y más realidad que otros barrios”, reconoce José Juarroz, cocinero, charcutero y creador de Cucha del Pari junto con Pedro Viau y Santiago Morteo. Antes de hablar de la comida y la música me parece bueno hacer referencia a uno de los grandes aciertos del lugar: su nombre. Cucha del Pari proviene de un juego de palabras entre las Cucha Cucha y Batalla del Pari, aunque tranquilamente podría ser una cucha en la que siempre hay pari. Porque sí, venir a cenar a este cálido y acogedor espacio es una “fiesta”.
El local nació como una cocina de producción de embutidos y punto de encuentro ocasional. Con el tiempo, fue transformándose en un verdadero refugio para quienes valoran la comida casera de calidad — con productos de primera línea y un pancho altamente instagrameable — y la música en alta fidelidad. El ambiente relajado se construye a partir de un mobiliario vintage sin pretensiones, una iluminación cálida con tonos anaranjados que invitan a quedarse, y una cuidada selección musical en vinilo con discos que van desde Misa Criolla de Ariel Ramirez a Promise de Sade, todos reproducidos desde parlantes vintages que completan la experiencia.
Cuando el clima ayuda la vereda es una excelente opción para ponerse al día con amigos gracias a la tranquilidad que ofrece el barrio. “Apostamos a abrir Cucha acá porque notamos que la gente quiere escaparse un poco de los polos ya tan explotados en la capital. Escaparse pero de alguna manera seguir están cerca (risas). Es un barrio que nos hace sentir cómodos, nosotros somos del conurbano y estas calles se asemejan un poco más a eso que a lo que pueda pasar en Palermo o en otros barrios de la Ciudad”, afirma Juarroz.
2) Fabricar: arte, música y gastronomía en «el evento» por excelencia de la noche paternalense. / Av. de los Constituyentes 2985.
El evento por excelencia de la noche paternalense se llama Fabricar: un espacio donde confluyen el arte, la música y la gastronomía. “No nos interesa solo ser un lugar físico, sino una plataforma para compartir procesos, encuentros y experimentos. Hay bandas en vivo, muestras de arte y comida rica, pero sobre todo hay una intención de habilitar un lugar donde se puedan imaginar otras formas de estar juntos”, explica Cristóbal Frers, uno de sus creadores.
Más allá de su atractiva propuesta cultural y gastronómica, por la que han pasado Tita la Vedette y la banda Fluo integrada por Ángelo y Benicio Mutti Spinetta, uno de los grandes protagonistas de Fabricar es el espacio en el que se desarrolla. El evento se realiza una vez al mes en Stern, un restaurante de triple altura ubicado dentro del complejo Espacio Estrella, un hotel industrial que, en el pasado, fue sede de una de las droguerías más importantes del país.
Quien se sumerge en el universo de Fabricar, también lo hace en el mundo del artista, el cocinero o el músico. La experiencia da la sensación de presenciar, en tiempo real, el instante mismo en el que esas personas están creando. Fabricando.
“La Paternal está llena de talleres, oficios, espacios con historia y con alma. Fabricar nace un poco de eso: de encontrar en lo que ya existe una potencia nueva. No queríamos caer en los circuitos más obvios; queríamos formar parte de un tejido más orgánico, menos intervenido. Y La Paternal nos ofreció eso”, reconoce Frers.
3) Tita la Vedette: el paraíso de las pastas veganas que convocha mucha junventud. / Paz Soldán 4993.
El paraíso vegano existe y se llama Tita La Vedette. Después de conquistar Chacarita con su mini local de venta —que sigue siendo un hit—, Mena Duarte, emprendedora y dueña de Tita, decidió apostar al formato restaurante, manteniendo la misma consigna de siempre: pastas veganas 100% basadas en plantas.
Este restaurante está ubicado en una de las esquinas más lindas de la denominada “Isla de La Paternal”, y se puede visitar de noche y de día. “La noche siempre invita a venir con amigos, hay algo de nuestra propuesta que es vegana que convoca mucha juventud”, aclara Duarte.
En Tita la Vedette te reciben como si te conocieran de antes: con una sonrisa genuina, sin importar si venís por primera vez o si sos habitué. El espacio huele a cosas ricas (¡pidan la milhojas de papa!) a historias compartidas y a ganas de quedarse.
“La Isla tiene varios plus: siempre hay lugar para estacionar, hay poco ruido, podés hablar en tono bajo y tu compañero te va a escuchar, y a la noche, cuando la temperatura ayuda es hermoso para estar en la vereda tomando un vermut, tiene algo de nostalgia, de barrio porteño, no hace falta irse a San Telmo o a La Boca para encontrarse con lo porteño”, afirma Duarte.
4) Filidoro: una cervecería que ya es emblemática y todos los años organiza la «Filifest» con bandas en vivo y mucha espuma. / Yerua 5167.
Filidoro es el proyecto con más trayectoria de esta selección. Lo que arrancó como un plan entre amigos y familia, se transformó en una de las cervecerías referentes de la ciudad.
Nacida en 2012 como una fábrica de cerveza artesanal, todos los viernes y sábados abre sus puertas al público para ofrecer una experiencia única: tomar una birra recién salida del tanque (leí un comentario en las reseñas de Google que decía: “es como tomar leche en un tambo”). También se puede comer, ofrecen una variedad de platos que van cambiando todos los fines de semana. Todos los años, organizan la Filifest, un evento con bandas en vivo y mucha cerveza en el medio de la calle.
Ubicada en La Isla, cuando todavía no era zona trendy, Filidoro fue una de las primeras en apostar fuerte. “Cuando llegamos no era común ver locales gastronómicos por acá. Pero con el tiempo empezaron a aparecer nuevas propuestas, y gracias al boca en boca, La Isla ya es un punto de encuentro para quienes buscan tomar algo en un lugar más tranquilo de Buenos Aires”, cuenta Mey Tejada, responsable de Comunicación.
5) El Patio de Mabel: fuegos lentos, vermú bien servido y en el jardín de una casa con amigos. / Adolfo Dickman 1100.
Con espíritu hogareño y aire distendido, El Patio de Mabel recupera el ritual del asado de campo, lejos del ruido y la formalidad, pero en pleno corazón de la ciudad. A puertas cerradas y en el jardín de los anfitriones, la experiencia combina fuegos lentos, vermú bien servido, pies en el pasto y sobremesas que se estiran sin apuro. Una celebración del encuentro, en clave doméstica pero con impronta gourmet. Los platos son abundantes y caseros: chorizos, costillares a leña, papas al plomo y peras al borgoña. Un asado como los de antes, pero con detalles cuidados.
El nombre rinde homenaje a la mujer que encendió la pasión gastronómica en la familia: madre de Luciano Pacello y abuela de Mariana Pacello, quienes hoy comandan este restaurante a puertas cerradas que, gracias al boca en boca, se transformó en una parada obligada del mediodía y la noche en La Paternal.
“Uno de nuestros principales objetivos es que la gente sienta que está comiendo en el patio de un amigo o un familiar. Pasa algo muy loco con los clientes: no se dan cuenta del paso del tiempo”, cuenta Luciano, quien dejó su trabajo en el Banco Hipotecario para dedicarse de lleno al deseo de toda una vida.
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Fotos: son todas gentileza de los locales mencionados.