Es un efecto inmediato: llegás desde el corazón de Palermo a la avenida Dorrego y enseguida te asalta la duda: “¿Qué pasó acá que de repente es como si la ciudad hubiese bajado mil cambios? Debe ser que ya me fui para Colegiales”. Pero también existe el efecto contrario, ese que te agarra si venís desde el otro lado y de repente empezás a notar que, a partir de que cruzaste Jorge Newbery, la zona empieza a tomar nueva vida: donde antes solo había bodegones raídos y talleres mecánicos, ahora se suman restaurantes bien puestos, locales de decoración cancheros, y delis boutique con un ejército de muffins y cupcakes para conquistarte. En definitiva, el barrio se “palermiza”. A esta área mixta, que se empieza a despertar sin perder su encanto residencial (y que corre entre Dorrego, Córdoba, Newbery y la vía), en MALEVA la llamamos “Palegiales” – y creemos que tiene – cada vez más – una linda lista de propuestas para descubrir y disfrutar.
Esta segunda sucursal del department store que está haciendo furor (idea de María Cherñajovsky y Gabriel Benner, pareja emprendedora detrás de los exitosos María Cher y Ay Not Dead) es como un parque de diversiones para los amantes del diseño en todas sus variantes. Acá vas a encontrar ropa y accesorios de autor, muebles y objetos originales para tu casa, coffee table books de una curaduría exquisita (de una antología de Bansky a otro ilustrado sobre el arte erótico japonés, hay verdaderas joyitas) y hasta una sección infantil que te va a hacer querer ser chico otra vez. Editor Market tiene su sede central en pleno Microcentro, cuyo edificio reciclado de nueve pisos evoca al Harrods londinense. En cambio, esta nueva inauguración (abrió en diciembre pasado) se hizo en una construcción que bien podría ser un museo moderno del Soho neoyorkino: desde la calle, es un inmenso bloque negro, sobrio y minimalista; ni bien entrás, descubrís el galpón más luminoso y elegante de Buenos Aires. Y como si fuera poco, tiene también un pequeño café y take out con los básicos (rolls, sandwiches, cuadraditos dulces) y algunos hallazgos, como las variedades de té Penton y el matcha latte, a base de hojas de té verde japonés. Y sí, el Editor Market viene a reconfirmar que Palegiales está a pleno.
Si vas caminando por Jorge Newbery y llegás a la intersección con Freire, seguro te va a llamar la atención un local mínimo de mesitas blancas a la calle, pizarras coloridas y un escaparate alucinante. Llegaste a Dulce Mateo, una de esas tiendas boutique que, por su propuesta de comfort food y estética ultra femenina, bien podrían triunfar en el corazón de Palermo. Pero su dueña prefirió esta ubicación privilegiada para respirar la onda mucho más relajada de Colegiales. Por eso, pero también y sobre todo por sus irresistibles minicakes (de cheesecake, tiramisú, lemon pie, mousse choco, rocher y maracuyá), vas a creer que descubriste el secreto mejor guardado del barrio. Pero ojo, no te equivoques: no fuiste el primero, ya tiene sus ultra fanáticos. Si bien se declara una “tienda de postres”, también sirve tartas, ensaladas y sandwiches, y además el menú no deja afuera a los veganos: hay una línea de muffins, cookies y brownies para ellos. Igual, ¿a quién estamos engañando? La posta es pedirse una porción de la exquisita torta de arándanos.
3) OCCO: LA HELADERÍA ARTESANAL QUE CRECE GRACIAS AL BOCA A BOCA Y SUS GUSTOS OSADOS (UN MIX PARA VALIENTES: CHOCOLATE PICANTE Y NARANJA CON ZANAHORIA Y JENGIBRE) / AV. DORREGO 1581
El local de Palegiales es ínfimo pero contundente: ni bien entrás, la decoración te va a dar una idea muy clara de cuál es el espíritu de Occo. Acá conviven una pared de chapa blanca bien moderna con otra empapelada en motivos sixties; también vas a sorprenderte con el contraste entre la ambientación antigua indoors (sillones tapizados, mesitas nórdicas, una repisa de objetos de colección vintage) con el aire hippie chic que le impregnaron a la vereda (de bien lejos vas poder a reconocer sus mesas y sillas pintadas en turquesa vibrante). Este eclecticismo no es más que un fiel reflejo de lo que pasa con sus helados: tres años después de su inauguración, Occo ofrece unos 70 sabores y los más exitosos son los “raros”. Los emblemáticos: chocolate picante (con una mezcla de pimienta rosa, jalapeño, cardamomo, canela y gajos de pimienta en almíbar), naranja con zanahoria y jengibre, y coco con manzanilla (¡atentos que, cuando consiguen, le agregan también flores de caléndula!). El imbatible: cheese-limón, que combina crema de queso filadelfia con galletitas de limón. Por eso, acá no vengas a pedirte dulce de leche clásico y frutilla al agua. Te van a mirar con cara rara, y con razón.
4) RETTO BAR COFFE & FOOD: ESQUINA DE BODEGÓN, ALMA DE CAFÉ MODERNO Y CHIC (SI QUERÉS VER UNA INTERVENCIÓN ARTÍSTICA SÚPER ORIGINAL, NO TE PIERDAS LA PARED CUBIERTA DE CAFETERAS ANTIGUAS) / AV. ÁLVAREZ THOMAS 96
En una zona en la que todavía sobreviven viejos bodegones, Retto vino a demostrar que aún se puede servir isla flotante o queso y dulce de postre, pero eso no tiene por qué ser sinónimo de un espacio venido a menos. El restó nació en Belgrano, donde tiene ya dos sedes, pero eventualmente vio el potencial de Palegiales y hace menos de dos años instaló su tercera sucursal en una coqueta esquina de Álverez Thomas y Niceto Vega, justo frente al Mercado de Pulgas. Y a esa casona de típica fachada francesa y puerta señorial le dio los toques justos y necesarios para transformarla en un bodegón moderno y chic, a saber: sillas rojas de diseño, ilustraciones en los techos y ventanas, y toda una pared intervenida con restos de cafeteras antiguas. “No existe modernidad sin una buena tradición”, dice una de las inscripciones en tiza en la columna que se erige en medio del local. Por eso, en la carta brillan los clásicos porteños como bife de chorizo, bondiola, suprema, ensaladas, pastas y minutas; desde acá te recomendamos probar la picada especial con cerveza. Como para no perder las buenas costumbres.
Hay una máxima que parece funcionar siempre en este deli que se presenta humildemente como “simple y rico”: si probás alguna de sus exquisitas propuestas de pastelería, seguro (¡pero seguro!) te vas a llevar otra para seguir disfrutando en casa. Así lo afirman Juan Aluau y Julieta Núñez, la pareja que un año atrás apostó al barrio y hoy se entusiasman con la movida que ven crecer mes a mes. Pero además de las perdiciones dulces (que van del pecan pie y la carrot cake al crocante de almendras y el soufflé de nuez con dulce de leche y merengue, sin olvidar los clásicos como cheesecake, lemon pie, chocotorta y brownie), hay que hacer mención a su menú del mediodía, que ellos definen como “tirando a sano” y que incluye sándwiches y hamburguesas en panes caseros, woks, tartas y tacos. Sorprende gratamente la selección de guarniciones, que evita los fritos y propone en su lugar otras opciones como ensalada coleslaw o de papa y huevo, arroz yamaní, cous cous con vegetales, papas rústicas y hasta tabule. Así las cosas, quizás esa heladera antigua y enorme, “de la abuela” (y que ellos reciclaron como parte de la decoración), sea también parte del mismo mensaje: no hay comida más rica que la que se hace con amor.
6) ARCÓN DE CAMPO: RESTAURACIÓN SHABBY CHIC A PURO COLOR (IDEAL PARA LOS QUE DISFRUTAN DE BUSCAR Y REBUSCAR HASTA DAR CON UN OBJETO ÚNICO) / AV. DORREGO 1625
Este local de muebles y decoración tiene una propuesta en el otro extremo del Editor Market, pero a su manera es igual de irresistible. Nada como sumergirse en su abarrotado espacio para iniciar una “búsqueda del tesoro” propia. Ahí, entre cajoneras pintadas a mano, maniquíes bizarros, cuadros de Marilyn Monroe, lámparas con apliques brillantes, percheros inundados de sombreros, cómodas patinadas y todo tipo de cacharros, puede estar la próxima adquisición para tu casa. Y vas a saber que lo que te llevás es único, porque el Arcón de Campo trabaja con antigüedades rescatadas del Mercado de Pulgas a las que transforman en objetos de deseo con impronta joven y mucha onda. Si te cuesta decidirte (la abundancia del local abruma un poco), podés pedirle ayuda a la dueña, Sofía “la Griega”, que es tan original e inigualable como las cosas que vende.
Iceland es otra de las grandes cadenas que acaba de apostar a la zona. En esa esquina mítica que componen Dorrego y Nicaragua (gracias a una leyenda gastronómica como Oui Oui; podés leer más sobre esto al final de la nota, en la sección “Bonus track”), la heladería familiar que empezó en Luján y hace algunos años desembarcó en capital decidió poner su quinta sucursal porteña (tiene unas viente en todo el país). Lo primero que impacta es su lindísima y enorme fachada en estilo nórdico: mucha madera y simpleza, logrando el punto justo entre elegancia y calidez. Adentro, vas a poder probar los más de 40 sabores artesanales pero, si te agarró frío, pedite un café Nespresso y alguna de las mini tortas de la carta – ¡alerta!, el brownie bombón no es para flojos del corazón.
“Esto es como el triángulo de las Bermudas, porque justo en esta esquina no hay señal de celular y además pasan coincidencias rarísimas”, le cuenta a MALEVA Madeleine Dorignac, la joven dueña del restaurante de toldo rojo en Amenábar y Concepción Arenal. El lugar, que abrió hace cinco años, se presenta como una “cantina chic”, pero a Madeleine/Coki (que trabajó para los hermanos Petersen antes de largarse con su emprendimiento) amplía la definición: “Todo el mundo habla de restaurantes a puertas cerradas, yo en cambio prefiero decir que lo mío es una casa a puertas abiertas”. Y lo logra no solo porque vive en la parte de arriba, sino sobre todo porque trata a cada cliente como un amigo y en todo el espacio se nota su impronta personal. La carta ofrece platos bien caseros, herencia de su abuela, la leyenda gastronómica Doña Lola (“la Doña Petrona de las señoras paquetas”), y otros inspirados en sus viajes por el mundo. Es que ya sea que vaya a Marruecos, Indonesia o Rusia, Coki siempre vuelve con el mismo combo de souvenirs: un libro de cocina, una máscara y un objeto emblemático – la decoración es un divertido rejunte de todo esto. Además, tiene mesa de pool y todo lo necesario para jugar al poker, a la generala, al dominó y hasta al badminton. Los domingos organiza campeonato callejero de este deporte súper British y asado popular en la terraza, y ni las mascotas se quedan afuera: el lugar es pet friendly, empezando por sus perros Aurora y Tita. Para saber cuándo abre, chequear el Facebook (Lo de Coki Cantina Chic).
BONUS TRACK: MENCIÓN DE HONOR A LOS PIONEROS
Si bien esta nota hace énfasis en las apuestas más recientes que están inyectando nueva vida a Palegiales, imposible no rendirle homenaje a aquellos visionarios que se instalaron acá hace más de una década y rápidamente se volvieron clásicos. Estamos hablando de dos grandes: Decata Pasteleros (en Honduras 6100 desde 2004) y Oui Oui (en Nicaragua 6068, desde 2005). Justo en la frontera de Palermo, jugándose a extender los límites del barrio pero, a su vez, buscando ese aire más relajado de Colegiales, es posible que su éxito sostenido haya sido la inspiración necesaria para esta nueva camada.
Fotos: gentileza lugares mencionados, foto destacada Lo de Coki, Felicitas Martínez Vivot y Delfina Krüsemann