«Nunca digan que no harían algo, porque les puede terminar gustando»: Francesca Gnecchi, la periodista de vida sexual del momento

Desde las redes sociales, desde sus podcasts, o desde notas en medios, se convirtió en una de las (pocas) personas que habla de vida sexual con altura, compromiso y sin vulgaridad/Su boutique Erotique Pink y los talleres que da en algunos de los bares más cancheros de Buenos Aires/Una charla imperdible sobre fantasías, tabúes, liberación femenina y la clave para una vida feliz y sexy

Francesca es periodista de vida sexual y fundadora de Erotique Pink

«Nunca digan que no harían algo, porque les puede terminar gustando»: Francesca Gnecchi, la periodista de vida sexual del momento. Por Santiago Eneas Casanello.

Es una de esas tardes perfectas de viernes de primavera y Francesca Gnecchi, periodista especializada en sexualidad, recibe a MALEVA en el bar Poe, en el límite entre Nuñez y Belgrano. Hace dos años creó Erotique Pink, una boutique erótica dirigida sobre todo a las mujeres y desde la cual organiza talleres de vida sexual que son un éxito, y que tocan un montón de temáticas. Los da en bares para que los asistentes se sientan más relajados y los vivan como una experiencia de disfrute. Luego de la entrevista, va a empezar en POE un taller de BDSM (prácticas sadomasoquistas). Ella lo coordina y es la anfitriona, pero los «maestros», que llegan vestidos de negro y con todo tipo de látigos y fustas, son una pareja erudita en sado: él dominante, ella sumisa. Francesca es una de las pocas personas que en nuestro país se atrevió a comunicar, con inteligencia, compromiso y sin vulgaridad todo lo que tenga que ver con una de las grandes llaves para ser feliz: la vida sexual. Y lo hace desde su Instagram con casi diez mil seguidores, desde podcasts en Wetoker, o desde notas en revistas como Oh La Lá. Licenciada en comunicación con un master en Comunicación y Proyectos Digitales por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, se especializó en sexualidad humana en la Universidad Autónoma de Barcelona. Fanática del running, cercana al budismo y la meditación, ahora está escribiendo un libro en primera persona sobre la búsqueda del deseo y por qué, tan seguido, lo extraviamos por ahí.

¿Qué creés que está cambiando el feminismo, con toda su fuerza, en el abordaje de la sexualidad?

Que la mujer no mire la sexualidad como un tabú, como sucedía hasta hace pocos años. Aún hoy muchos piensan que un hombre puede tener sexo en una primera cita, pero la mujer no. Un hombre puede tener una amante, pero una mujer no. El feminismo naturaliza muchas cosas. Incluso la lucha por el aborto legal tiene que ver por la idea de que la mujer puede tener acceso a un encuentro sexual, desde su propio deseo. Muchas cuestiones son las que naturaliza el feminismo.

¿Antes a la sexualidad se la interpretaba únicamente desde el deseo masculino?

Históricamente la sexualidad era vista únicamente para la reproducción: o sea, cuando un hombre llegaba al orgasmo, ya estaba. No hacía falta que la mujer llegara al orgasmo. El placer de la mujer no importaba. Nosotras pensábamos siempre en el placer del otro, en vez del nuestro. La mujer no se permitía ni siquiera la masturbación, que es puro placer.

Teniendo en cuenta esto: ¿cuáles son las ideas equivocadas que solemos tener los varones respecto a la sexualidad?

No sé si son ideas equivocadas, pero ante tanta falta de educación sexual, porque lo cierto es que no hay educación sexual, lo que hay es desconocimiento. Del hombre hacia el cuerpo de la mujer y de la mujer hacia su propio cuerpo. A ese panorama hay que sumarle el tabú que existe, de no poder contarle al otro lo que a uno le gusta. Muchas veces los deseos no se comunican por vergüenza. Algo que es frecuente, y en el que los hombres se equivocan, es creer que si le plantean a una mujer algo, ella los va a sacar corriendo. Ese temor lo escucho muchísimo. ¿Y qué saben si a una mujer no le va a gustar ver una película porno, por decir algo? ¿O usar juguetes sexuales? O un montón de cuestiones más.

«Históricamente la sexualidad era vista únicamente para la reproducción: o sea, cuando un hombre llegaba al orgasmo, ya estaba. No hacía falta que la mujer llegara al orgasmo. El placer de la mujer no importaba. Nosotras pensábamos siempre en el placer del otro, en vez del nuestro. La mujer no se permitía ni siquiera la masturbación, que es puro placer…»

 

¿Y alguna idea equivocada que tengan las mujeres al vivir la sexualidad?

Sí: respecto a la masturbación o el auto placer. Que es una forma primordial para conocer nuestro cuerpo y disfrutar más. Y de aprender qué te gusta y qué no. Las mujeres tienen muchas ideas erróneas respecto a la masturbación. Una de ellas es: ¿por qué me voy a masturbar si tengo pareja?

¿Cuáles son los principales tabúes de los argentinos?

Hay dos. Que también son muy de América Latina. Para las mujeres es la masturbación. Y para los hombres es el punto P, por próstata. Para muchos hombres heterosexuales, es algo super tabú, cuando sin embargo es una de las zonas de máximo placer para un varón. La verdad es que no habría que dejar de hacer cosas por el qué dirán. Y después hay toda una serie de prácticas, como el BDSM, que también son bastante tabú en nuestro país. En Europa o Estados Unidos, están mucho más abiertos a este tipo de prácticas y a la exploración.

¿Cuál es la clave para una sexualidad feliz?

La comunicación. Para una sexualidad feliz, y sana. Poder plantearle a tu pareja todo. Y no dejar de hacer algo porque «alguien me dijo esto no se hace». Hay que limpiar la cabeza, cargamos con muchas cosas en la mochila. ¡En algunas iglesias, hasta recuerdo que te preguntaban si te masturbaste y te mandaban a rezarte unos padres nuestros!

¿Cómo termina una pareja cuando no hay diálogo respecto a la sexualidad?

Depende la pareja y de cada persona. Pero obviamente va a terminar mal. O con algún amante u otra cosa. La sexualidad tiene que ver también con estar sano. Y es una necesidad humana.

«A veces, es peligroso cumplir las fantasías. Porque nunca son tan perfectas como una las imagina e idealiza en su cabeza. Hay fantasías que son de uno, para uno. Sirven para que la mente viaje y nunca deje de conectarse con el deseo. Las parejas pueden divertirse y cumplirse fantasías, pero sabiendo esto, que no siempre todo va a suceder como lo imaginó…»

El filósofo francés Michel Onfray plantea en su libro «Le Souci des plaisirs» , que «todo gobierno debería procurar que los habitantes cumplan sus fantasías», justamente para que la vida social y psicológica de las personas sea más sana y plena. Exagera un poco, desde ya, pero ¿qué pensás de esta reflexión?

Va por ahí, porque la sexualidad es una parte sumamente importante de las personas. Y sin embargo no la tomamos como tal. O la tomamos como algo malo. Hasta para dormir mejor sirve la sexualidad. Es algo super sano para el cuerpo.

¿Es verdad que con tantas distracciones digitales, como Netflix, tenemos menos sexo? ¿Sobre todo las generaciones más jóvenes?

En cierto modo, sí. Los más jóvenes están acostumbrados a querer todo rápido y no tienen paciencia. Y ven el sexo como una necesidad que se quieren sacar de encima. Está lleno de distracciones por ahí. Y muchas parejas dicen: prefiero ver Netflix a tener un buen encuentro. La gente se tiene que hacer un tiempo para estar con su pareja. Hay que hacerse un tiempo para lo sexual.

Onfray también plantea que vincular la sexualidad a la noche, es reflejo de la culpa que aún nos provoca. Y pregona una sexualidad diurna. ¿Qué opinás?

(Risas) ¡Está bueno y puede ser! Antes, durante la noche, el hombre se iba de la casa hacia el cabaret. Muchas veces ha sido así: el placer se busca fuera de casa. Yo creo que está bueno variar, cada 15 días hacer algo nuevo. Igual ojo que las fantasías también pueden ser como mandatos.

¿Qué pasa con las fantasías teniendo en cuenta que el deseo, al ser cumplido, deja de ser deseado?

A veces, es peligroso cumplir las fantasías. Porque nunca son tan perfectas como una las imagina e idealiza en su cabeza. Hay fantasías que son de uno, para uno. Sirven para que la mente viaje y nunca deje de conectarse con el deseo. Las parejas pueden divertirse y cumplirse fantasías, pero sabiendo esto, que no siempre todo va a suceder como lo imaginó.

En reuniones entre amigos, la sexualidad que se cuenta pareciera ser monótona y bastante obvia. Vos que escuchás más historias que el común de la gente. ¿Se oculta mucho?

No. Aunque sea lamentable, la mayoría dice la verdad. Es decir: es cierto que tienen vidas sexuales monótonas. La gente querría hacer cosas distintas, pero no se lo permite. Lo que más escucho es «a mí me gustaría». Pero no lo hacen. Y en las mujeres, sobre todo en las típicas parejas tradicionales, es igual. No exploran su sexualidad. Y eso que hay interés en el bdsm, en el sexo tántrico, en el poliamor. Por suerte, igualmente, cada vez hay más liberación.

¿Qué opinás de las parejas poliamorosas?

Está perfecto que haya parejas poliamorosas siempre y cuando estén de acuerdo ambas partes. Ojo que poliamoroso es permitirse enamorarse de otras personas. Si es sólo tener encuentros sexuales eso es una «pareja abierta» que no es lo mismo. Lo que yo escucho es gente que te dice «soy pareja abierta pero mi pareja no sabe». Eso no es pareja abierta, eso es que le estás metiendo los cuernos.

«Una gran mentira es qué el sexo solo tiene que ver con la reproducción. Y que dios manda que es para eso. Esa idea nos quitó un montón de libertades y de posibilidades de disfrute. Son muchos años que perdimos en vez de disfrutar…»

¿Cómo se logra una síntesis de los deseos de cada uno de los integrantes de la pareja para lograr una buena vida sexual?

Mucho tiene que ver con las trabas que uno se pone. Antes de decir «qué horror, eso no me gusta», accedé un poco más a lo que le gusta a tu pareja porque ¡te puede terminar gustando! Salvo que sea algo que te resulte demasiado horrible hacer, intentá acceder a los gustos del otro.

¿Cuál sería una gran mentira que todos nos creímos respecto a la sexualidad?

Qué el sexo solo tiene que ver con la reproducción. Y que dios manda que es para eso. Esa idea nos quitó un montón de libertades y de posibilidades de disfrute. Son muchos años que perdimos en vez de disfrutar. No siempre esa fue la idea predominante. No todo fue como en la era del cristianismo. Ahora de nuevo todo se empieza a abrir de a poco. Tal vez porque estamos menos vinculados a la religión y muchos jóvenes empiezan a liberarse.

¿Qué medios o referencias tenés afuera en temas de vida sexual?

En general leo más libros. Una de mis musas de afuera siempre fue Erika Lust, directora de cine porno para mujeres. Porno Soft. Más erótico.

¿Cómo se te ocurrió volcarte hacia este mundo y cómo te animaste?

(Risas) ¡De hecho al principio usaba anteojos para que no se me conozca tanto! A mí me pasaba que viajaba y leía cosas buenísimas fuera y acá nadie hacía periodismo de sexualidad y no entendía por qué. Y respecto a la boutique erótica, pensaba que se podían hacer un montón de cosas buenas, con delicadeza, que no se estaban haciendo.

Fotos: gentileza Francesca Gnecchi.