"LE TENGO PÁNICO A LA RUTINA": CONCEPCIÓN COCHRANE BLAQUIER

 

Concepción inventó el desafiante estilo Freak and Chic
 
No fue en un evento en Punta del este. Tampoco se trató de una fiesta o alguno de los casamientos en algún rincón de Europa a los que suele ir una vez por año. La primera vez que Concepción Blaquier se topó con aquello de respetar un “dress code” fue en el colegio y con su uniforme, claro. “Hice teñir el sweater, me puse pitucones camuflados, bolsillos en los codos y me mandé a hacer la pollera. En esa época se usaba tiro bajo”, recuerda, no sin antes, hacer enseguida un comentario más: “Si iba a estar todos los días con la misma pollera, por lo menos quería que me quedara fantástica”. Ahora, a los 30 años, esta joven diseñadora proveniente de una familia tradicional en Argentina (es hija de Lair Cochrane y Dolores Blaquier) cada vez que va a una fiesta temática, asegura, respeta el tema aunque siempre tratará de darle su propia interpretación. Esta claro: Concepción piensa bien cómo hacer para que ese toque personal se note. Y lo hace, ya sea con seis cinturones juntos, una galera en su cabeza o luciendo algo que no tiene que ver con un retazo de tela: la actitud. Súper desinhibida, ella es capaz de ponerse el alma de la fiesta al hombro, haciendo gala de un histrionismo con el que se siente cómoda y mostrando todo su Freak and Chic, el estilo que se enorgullece sin pudor en haber inventado. Luego de haber trabajado para varias marcas, el año pasado escaló alto diseñando carteras para Prüne. Este 2013 aspira trabajar en otras colecciones cápsula y a abrir su propio local de ropa Prêt-à-porter. En la charla con Maleva viajó en el tiempo y habló de todo.
 

LO FREAK Y LO CHIC

Te autoadjudicás haber inventado un estilo: el Freak and Chic ¿Cómo lo podrías describir?
Son prendas clásicas en definitiva. Mi paleta de color es base blanca y negra, y arriba le pongo artillería pesada. La base clásica, elegante, chic y la parte de arriba es freak, ponele la fusta, la galera, el guante.
Permitime polemizar un poco. El guante está bien, pero ¿la galera y la fusta no es un poco mucho?
Naaahhh. En mi casa había colección de sombreros, gallares y fustas. De chica me divertían. Ahora los uso de vez en cuando.
¿Uno pude ponerse realmente cualquier cosa o hay límites?
Y no, hay límites. No me vas a ver nunca con un mono en la cabeza.
¿Un vestido de carne tipo Lady Gaga?
Para nada.
Con las redes sociales cada vez más la gente tiene acceso a “lo que se usa” y esto hace que se vayan imponiendo los estilos propios y eclécticos. ¿Se puede ser original con tanta información?
Es complejo. Uno nace virgen y muere copia. Todo el mundo se influencia en lo que ve, por eso yo estoy en lugares lindos, con gente que me inspire. El tema de los blogs, las revistas, Internet, sí cada vez es más difícil supongo. Dijo la mujer que le hacia los vestidos a María Antonieta, a quien le hizo uno y luego lo desarmó: “Solo es nuevo lo que ya ha sido olvidado”. Nada es nuevo, todo es copia.
 

DE TAL LINAJE, TAL FASHIONISTA

¿El apellido y el dinero ayudaron al buen gusto o es algo que vos fuiste o vas tratando de construir?
Ayuda, uno nace y mama algo de chiquito. Mi madre y mis abuelas y mi padre también que eran muy fashionistas. Claro que influye en el gusto, en mi lifestyle. Yo mamé muchas cosas de ellas, no solo la cosa de viajar por el mundo y ser una loca de la moda, también tengo el tema del campo, de andar a caballo de chiquita, de tener de amigos a los hijos de los peones de campo. Eran mis secuaces es a la hora de salir a dar vueltas por ahí, y no importaba que fueran los hijos del lechero. Tal vez tiene que ver con parte de la buena educación que recibí, esto de tenerlo todo y estar con gente sin que te importe su cuenta bancaria.
¿Cómo es un día en tu vida?
Vivo sin horarios y todos mis días son distintos. Le tengo pánico a la rutina. Hoy por ejemplo tengo una recorrida de taller, luego compra de telas, hablar con costureros. Después tengo un par de reuniones. Ah, me hiciste acordar: ¡me junto con una chica que quiere que le haga un vestido!”.
¿Sos muy católica?
No me confieso ni voy a misa, pero rezo mucho. Tengo una vida interior grande. Creo en Dios y la Virgen, pero creo también en el poder de la atracción, en la física cuántica, en el poder de la mente. Rezo porque todo lo que pido sucede gracias a dios. Focalizo, visualizo y atraés Eso es la ley de atracción que es la religión que uno debería creer. No importa si es Alá, Buda, la Virgen o Dios. Un tiene su ser superior. Finalmente creo que somos nosotros mismos que provocamos esa energía.
¿Sos de leer algo sobre estos temas?
Nada. ¡No leo nada! Sólo son imágenes, tengo poco poder de concentración, no puedo leer y eso que vengo de una familia donde todos leen, pero yo no lo hago. No leo diarios. Si leo libros son de fotografía, de arquitectura, de moda o de decoración.
 

IMPLACABLE CURIOSIDAD VIAJERA

Además de la moda, ¿qué te gusta hacer?
Es que mi hobby es la ropa y laburo de algo que me gusta mucho. Lo hago de lunes a lunes, puede ser un domingo en casa mirando la compu haciendo research, un martes a las cuatro de la mañana, soy una noctámbula. Mi mejor programa puede ser tirarme en la cama con la computadora y mirar cosas, pasar tiempo mirando, un cuadro, una foto, un lugar, una comida. Todo me inspira. Me encanta estar en el campo también. Bueno y los viajes, son mi terapia y los momentos donde saco mi inspiración.
Hablemos un poco de eso: ¿es cierto que sos de tomarte un avión para ir exclusivamente a una fiesta en alguna parte del mundo?
A ver: viajo lo máximo que puedo. A Europa y Estados unidos voy siempre. Lo hago por trabajo y también por placer. Lo que trato siempre es de hacer un nuevo destino por año. El último fue a Rusia, Moscú, para un casamiento espectacular que estuve cuatro días. Fuimos todos a parar a un hotel. La pasamos increíble.
¿Este año qué te gustaría?
No sé, por ahí ¿el sudeste asiático?, algún punto en África.
¿Te quedan lugares por conocer?
Sííí ¡millones!, es imposible. Tengo una lista infinita, soy muy curiosa.
 

RON WOOD EN EL LIVING, KEITH RICHARDS EN EL CAMPO

Varios de tus viajes los compartiste con los hijos de los Rolling Stones. De hecho este verano estuviste en Punta del Este con Jade Jagger. ¿Cómo nace esa amistad?
Si de Jade no soy justo la más amiga. Los conozco a todos por los viajes que hacia con mi familia cuando era chica, o cuando ellos venían al campo. Tengo más relación sobre todo con las hijas de Keith Richards o el hijo menor de Ron Wood.
¿Tenés alguna anécdota con sus ellos o sus padres?
Miles, que se yo: es un lujo tener a Ron Wood tocando tirado en el living de tu casa.
Vamos a decirlo: no cualquiera tiene esos privilegios
Y no, pero luego se vuelven personas normales. De chica venía Keith Richards al campo y tocaba para nosotros. El tipo se había armado como un trono con pareos en un gran sillón en el que nadie se podía sentar. Ahí estaba como si fuera un rey. Yo no lo podía creer en ese entonces, era más adolescente y rockerita. Nos tocaba la guitarra. Igual, la mayoría de mis amigos son hijos de… ¡A mi me hubiese gustado ser amigo del rockstar! Pero bueno ahora a los 30 cambian las cosas.
 

EN TACOS DESDE LOS CINCO AÑOS


Concepción le puso su impronta a las carteras Prüne
 

Naciste un lunes de carnaval así que aquello que una vez contaste de jugabas cuando eras chiquita a vestirte como señora grande no es casualidad. ¿Qué recuerdos de esas épocas?

Los mejores, una etapa mágica, me queda mucho en el campo. Había un baúl con vestidos antiguos de mi tatarabuela, de mi abuela, de mi bisa, y de mi madre. Había vestidos de principio de siglo. Era una emoción abrir ese cofre: estaba toda la tarde, tendría seis años. Me gustaban de chiquita los zapatos con taco.


¿Te subías ya?
¡Obvio! Por eso hoy en día es muy fácil para mí porque en ese momento a los cinco, seis años, ya me subía a un taco de plástico. Ahora me subo a los de cuero feliz.
Heredaste muchas prendas de tu mamá y tu abuela. ¿Qué importancia tiene esa ropa hoy para vos?
Soy la nieta número 33 así que te imaginas que mucha, al margen que la de mi abuela se la llevaron las mayores. Imaginate, además ¡con siete tías mujeres!
¿Cuáles son las prendas de ellas que más atesorás?
Mis favorita es una campera de cuero de Yves Saint Laurent que tiene como unos caireles de acrílico que es un infierno, lo compró mamá en un desfile en París. La uso para ocasiones claves. Además viajar con esa campera es dramático, no sabés lo que pesa. Después tengo un vestido que era de mi hermana Astrid, que aún recuerdo cuando se lo ponía. Ella, 20 años mayor que yo que tendría cinco años. Era como una Barbie gigante con su pelo hasta la cintura.
¿Hay algo de esas texturas que te inspire para hacer cosas propias?
Hay mucha, sí. Todo me inspira, el hecho de nacer en una familia con tantas mujeres, el hecho de tener una abuela tan coqueta (Malena Nelson Blaquier) y una mamá tan canchera que junto con mi viejo viajaban mucho por Suiza, Italia.
Bueno, un poco como vos, que viajás mucho
Exactamente, nunca la manzana cae tan lejos del árbol.
 

EN MODA, HAY QUE COMERSE LA CANCHA

Vamos con una pregunta muy general: ¿por dónde crees que pasa hoy la moda?
(Se queda callada pensando)
¿Está bueno estar vestido de acuerdo a la última tendencia o se puede hacer un camino?
(interrumpe) No. La moda es lo que a uno le queda bien. Cuando te mirás al espejo y decís: “Estoy bárbara”, ahí salís a la calle y la gente te va a ver bárbara. Uno trasmite lo que tiene, eso también es moda. Salir a comerte la cancha.
No te hacía con una metáfora futbolera
No, lo digo en general: tengo menos futbol yo, la cancha puede ser de polo o tenis también (risas). Seguir tendencias es el error que uno mas puede llegar a cometer. Si te vestís violeta porque el violeta esta de moda y no te queda bien, no sirve. Si coincide con la tendencia de que te queda bien, adelante.