¿Ud es sommelier? Sí, respondo ¿Pero cuántos años tiene? ¡Es joven!

 

Los viñedos de Mendoza, donde nació, cuando tenía 15 años, mi inesperado amor por el vino
 
¿Ud es sommelier? Sí, respondo. ¿Pero cuántos años tiene? ¡Es joven! Por Agustina del Alba
Me doy la bienvenida al mundo de Maleva. En mis posts les voy a contar acerca de mis diarios de vino: lugares, gente, sonidos, culturas y aromas que me fueron llevando a descubrir mi pasión y amor por esta bebida tan mágica y antigua. Muchas veces a lo largo de estos años me encontré con comensales que cuando les acercaba la carta de vinos me han preguntado: ¿Ud es la sommelier? Sí, respondo.
–       Pero es joven ¿Cuántos años tiene?
Al principio respondía 18, ahora 25, pero siempre la pregunta siguiente es: ¿Cómo decidió que quería ser sommelier tan chica?
Bueno, todo se remonta al año 2003. Mis padres acababan de separarse y mi papá decidió que yo elija el lugar para vacacionar. Elegí Mendoza. En aquel momento tenía 15 años y vivía amores platónicos constantemente, y fue así que uno de estos chicos que me gustaban se iba a Mendoza de vacaciones (no sabía ni cuándo ni a qué parte) pero en mi imaginario pensaba que si iba me lo encontraría, algo que nunca sucedió. Llegamos a Mendoza un 14 de febrero de 2003, a comienzos de la vendimia. De vinos no sabía nada y mi papá no tomaba.  No teníamos interés en visitar bodegas. En nuestro primer día, nos cancelaron un city tour y en reemplazo nos ofrecieron un tour por la Bodega La Rural.
Íbamos camino a la Bodega y estaba embelesada con el paisaje: las montañas, la cordillera, el sol, la naturaleza.Todo era tan puro y yo pensaba: Quiero vivir acá. Recuerdo que apenas llegamos, nos invitaron al Museo Del Vino, que fue la casa familiar de Don Felipe Rutini, fundador de la bodega en 1885. Fue como un amor a primera vista, a medida de que íbamos recorriendo, yo más preguntaba, más me interesaba, más quería saber, la persona de turismo que realizó el tour me dijo: si tenés tantas preguntas te puedo ofrecer el correo electrónico del enólogo. ¡Y lo acepte! A todo esto mi papá me esperaba en los viñedos, sentado debajo de un árbol. Evidentemente, no nos había causado la misma emoción a los dos.
De regreso al colegio, en nuestra clase de orientación vocacional nos preguntaban qué queríamos ser de grandes, la mayoría decían médicos, arquitectos, diseñadores y yo decía quiero dedicarme a comunicar el vino. Mis compañeros me miraban raro y me cargaban: la borracha. Fue en ese momento que un profesor de inglés me escuchó y me dijo: si te gusta la comunicación, vos tendrías que ser sommelier. Él acababa de completar un curso de vinos en la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS) y tenía mucho material así que al día siguiente me alcanzó el plan de estudios. Me entusiasmaba cada vez más y dije: ¡esto quiero hacer!
Llamé a la EAS y mandé mails, diciendo que quería comenzar y me respondieron que lo lamentaban pero que tenía que ser mayor de 18 años para comenzar la carrera y tener el secundario completo. Así que pensé: bueno voy a esperar pero mientras tanto quiero volver a Mendoza, quiero trabajar ahí, aquel fue mi primer amor con sabor a vino. Esta historia recién empezaba.