«Me siento presa; voy a hacer un cuadro gigante y terrorífico porque esto es una pesadilla»: Marta Minujín en cuarentena / Entrevista exclusiva

Una conversación imperdible y urgente con la más legendaria de las artistas argentinas. ¿Por qué dice que se siente «presa en una jaula»? ¿Qué reflexiones tiene respecto a la epidemia de Coronavirus? ¿Por qué sostiene que algunas medidas parecen dictatoriales y que no se puede confinar a la gente grande?/»Esto es como una tercera guerra mundial, nunca viví algo igual»/ Además: su mirada sobre el arte y su proyecto para crear en Nueva York una Estatua de la Libertad (pero de hamburguesas)

Marta extraña fuerte su taller, pero aún así, en su departamento le revela a MALEVA que va a crear una obra terrorífica sobre la epidemia 

 

«Me siento presa; voy a hacer un cuadro gigante y terrorífico porque esto es una pesadilla»: Marta Minujín en cuarentena / Entrevista exclusiva. Por Azul Zorraquin. Fotos: gentileza Marta Minujín.

#ElArteSana: conversaciones exclusivas de MALEVA con los artistas más geniales en cuarentena. Primera Entrega. 

Nos encontramos -virtualmente, claro – con la la mítica y eterna Marta Minujín, en el marco de la cuarentena por la propagación del COVID-19. Encerrada, “en una jaula”, como se siente, conversó con MALEVA sobre la indignación que le genera ser considerada “adulta mayor”, ya que se siente de 25, desde siempre. Polémica, disparó contra las medidas tomadas por el gobierno, amplió sobre futuros proyectos y nos explicó la esencia de la obra artística, que  no puede ser virtual.

¿Cómo llevás la cuarentena, Marta?

Estoy sufriendo. No puedo ir a mi taller, no puedo trabajar, ¡es desesperante!

¿Y no podés trabajar en algunas obras desde tu depto?

No, nunca pude. Es todo muy doméstico acá. Yo siempre trabajé en mi taller, ¡porque es gigantesco! Tiene 900 metros cuadrados. Hago esculturas de 5 metros, cuadros de 3×4, hay ayudantes que me asisten. En mi departamento no puedo trabajar, me traje algunos dibujos, pero no me sirven. ¡Estoy desesperada! Y aparte me siento presa, en una jaula.

¿Cómo pasás tus días?

Me llaman para dar entrevistas del exterior, todo el tiempo, y hablo mucho por teléfono con la gente con la que nunca tengo tiempo de hablar. Hago gimnasia y tomo sol. Pero necesito ir a mi taller, y meterme en mi mundo. 

Lo que está pasando, ¿te inspira para alguna obra, relacionada con la cuarentena y el virus?

Sí, voy a hacer un cuadro gigante, negro y gris, de la serie esa de puntitos, ¿viste? Bueno, pero en vez de tener colores, va a ser negro, para marcar esto que está pasando, que es terrorífico y fantasmal. Es una pesadilla que nunca ocurrió, ¡es la tercera guerra mundial! A través de un virus. 

«Voy a hacer un cuadro gigante, negro y gris, de la serie esa de puntitos, ¿viste? Bueno, pero en vez de tener colores, va a ser negro, para marcar esto que está pasando, que es terrorífico y fantasmal. Es una pesadilla que nunca ocurrió. ¡Es la tercera guerra mundial! A través de un virus…»

¿Viviste algo similar en tu vida?

No, por suerte no. Porque esto se parece a una guerra mundial, y yo no viví ninguna. Aparte, se toman medidas muy dictatoriales, que pueden matar a la gente igual. Por ejemplo, la gente mayor, encerrada, ¡se puede morir de la depresión! Hay gente que no soporta el encierro, es como una prisión domiciliaria. 

¿Te escaparías al taller?

Quise (se ríe). Moví cielo y tierra para ir, hablé con otros artistas y se unieron a mí. Pero saldría en todos los diarios que rompí la cuarentena, y me pidieron que dé el ejemplo. 

Pareciera que te da más miedo la exposición que el virus.

Totalmente. Porque sé que tengo muchas defensas interiores, y que ¡no me voy a enfermar de nada! Estoy segurísima. La gente tiene miedo porque piensa que por la edad, hay que cuidarse. Y yo me siento toda la vida de la misma edad; me siento de 25 años, siempre. Que me metan en la bolsa de “adultos mayores”, me mata, ¿qué es eso? Picasso era un joven, a los 94 años, cuando murió. 

«Ya no haría colaboraciones con otros artistas. Me siento muy personal. No puedo. Hice con Andy Warhol, el Pago de la Deuda Externa con choclos, pero porque me sentía muy cómoda con él, era igual a mí. El único, mi colega adorado…»

¿Cómo propondrías manejar la situación?

Que la gente elija, que no te prohíban la salida. Que cada uno elija si se quiere contagiar o no. Me parece que acá el Estado se está imponiendo sobre la gente de manera imperiosa y dictatorial. Y aparte, me preocupa la economía. Hay 500 mil pymes, ¿cómo le van a pagar a sus empleados?

Y qué pasa con el mundo del arte en este contexto, ¿Creés que podría virar a un formato más virtual?

No, no creo, porque el arte es un objeto de arte único, hecho por el artista. Es cierto que existe el arte digital, pero se pierde en la multitud, como si se fuera al espacio. La gente que puede vivir en arte o que hace arte como yo, masivo, como el Partenón de Libros, necesita vivirlo. Las pirámides de Egipto, la Gran Esfinge, son todos monumentos que la gente necesita, y no virtualmente, sino en la realidad. Tienen otro impacto. 

Antes de que la pandemia vaciara el mundo, Marta Minujin tenía en mente armar en Nueva York una estatua de la libertad, pero hecha con hamburguesas

«Por suerte yo nunca había vivido algo similar. Porque esto se parece a una guerra mundial, y yo no viví ninguna. Aparte, se toman medidas muy dictatoriales, que pueden matar a la gente igual. Por ejemplo, la gente mayor, encerrada, ¡se puede morir de la depresión! Hay gente que no soporta el encierro, es como una prisión domiciliaria…»

Entonces, ¿la esencia del arte está en su materialidad? 

Claro. Pensá en los cuadros de Van Gogh. La primera vez que fui a vivir a París, y los vi, casi me muero. Sentí que me lanzaban rayos. Había visto las reproducciones, y un cuadro auténtico de Van Gogh, no tiene nada que ver con la imagen. Los cuadros tienen otra carga, sino no habría semejante locura alrededor de La Gioconda. La gente necesita verla. Entonces, creo en el arte, y la cosa hecha por el artista en sí mismo. Yo hago arte en Instagram, pero también hago cuadros y esculturas. 

¿Tenés en mente una obra a gran escala, como el emblemático Partenón de Libros?

Si todo sale bien, se va a hacer La Menesunda en Liverpool, con la idea de que puedan ingresar discapacitados. Se haría el 30 de octubre. Y después me falta hacer La Estatua de la Libertad, en New York. 

¿Cómo sería? 

Similar a lo que hice en Mar del Plata (un lobo marino recubierto de alfajores), como mito del lugar. En este caso sería la Estatua de la Libertad acostada, recubierta de falsas hamburguesas. Miles, como 50 mil hamburguesas, con la idea de que la gente las agarre y después vaya Mac Donald’s y las reponga. 

Marta al inaugurar por primera vez la Menesunda, una de sus grandes obras, en 1965

«Sé que tengo muchas defensas interiores, y que ¡no me voy a enfermar de nada! La gente tiene miedo porque piensa que por la edad, hay que cuidarse. Y yo me siento toda la vida de la misma edad; me siento de 25 años, siempre. Que me metan en la bolsa de “adultos mayores”, me mata, ¿qué es eso? Picasso era un joven, a los 94 años, cuando murió…»

¿Qué tamaño te imaginás?

¡El mismo que la real! Son 50 metros. El Partenón de Libros también tenía el mismo tamaño que el original: 30x70x22.

¿Te ves haciendo colaboraciones con otros artistas a futuro?

No, soy demasiado personal. No puedo. Hice con Andy Warhol, el Pago de la Deuda Externa con choclos, pero porque me sentía muy cómoda con él, era igual a mí. El único, mi colega adorado.

Si no es él…

Tendría que ser !Leonardo o Miguel Ángel! (se ríe). Porque me creo genia total y nadie me puede sacar de encima el concepto. 

Imagino que gracias a esa seguridad llegaste tan lejos.

Sí, siempre con mucha seguridad. A partir de haber inventado las obras con los colchones y happenings, ya me creo que todo lo que hago es genial, y nadie me puede convencer de lo contrario. 

Fotos: la de NY es gentileza de Unsplash y la de la Menesunda es Creative Commons