“Me molesta que me digan que tengo que hacer algo porque está de moda”: con Jessica Kessel desde su universo de zapatos multicolor en San Telmo

Una mañana en los zapatos de la diseñadora de 38 años/Empezó haciendo los modelos que ella quería usar y hoy tiene dos locales en Palermo y San Telmo/Sobre rebelarse contra los caprichos de la moda y la importancia de vestirse para construir seguridad/La historia detrás de sus zapatos más nuevos: los Coronados (y un orgullo nacional a flor de piel).


La diseñadora nos llevó por sus lugares preferidos de San Telmo, donde vive y tiene su primer local.

“Me molesta que me digan que tengo que hacer algo porque está de moda”: con Jessica Kessel desde su universo de zapatos multicolor en San Telmo. Por Lenchu Rodríguez Traverso. Fotos: Sophie Starzenski para MALEVA.

Sobre la calle Defensa, en pleno corazón de San Telmo, hay un local pintado de rosa que es difícil pasar por alto. Igual que su creadora, Jessica Kessel, que me recibió paseando a sus dos cachorros – Sambayón y Milanesa -, con un top estampado con nubes, una pollerita de jean, medias tres cuartos y una de sus últimas creaciones: las Caterina Argenta; unos zapatos en punta tipo merceditas, con taco bajo y de colores blanco, celeste y amarillo, haciendo honor a su orgullo nacional. 

La marca es ella y por eso no podía llevar otro nombre que el suyo. Jessica, al igual que sus zapatos lúdicos y disruptivos, es una combinación de ternura infantil con audacia escorpiana. Una personalidad que rompe con las reglas impuestas – “me molesta que me digan que tengo que hacer algo solo porque está de moda”, confiesa – pero lo hace con color y con una gran dosis de alegría. 

Empezó a fabricar los zapatos que ella quería usar y que claramente (te das cuenta cuando ves todos sus modelos expuestos) no existían en el mercado: botas de caña alta con dragones asiáticos, tacos en punta con cordones, mocasines con una moneda de un peso, sandalias con los colores de Brasil. En su “laboratorio de caprichos”, como lo llama en la web, tiene modelos para todo tipo de almas creativas, que buscan construir seguridad de los pies a la cabeza. De eso, y de otras cosas, hablamos en esta entrevista.

«Me molesta mucho que me digan que tengo que hacer algo porque “eso es lo correcto” o por que eso es lo que está de moda. Ni hablar si lo relacionamos con cómo uno se viste, donde está expresando algo, hay un estado de humor, una situación. Creo que es muy importante ser fiel a cuáles son las cosas con las que una se siente realmente bien e identificada…»

Desde que empezaste con JK buscaste anteponer tu comodidad y tu estilo a los parámetros de la moda, ¿cómo te resultó eso al principio?

Yo creo que tiene que ver con mi naturaleza y algo de mi esencia. Desde muy chica entendía qué era lo que me gustaba, los zapatos por ejemplo, tengo muchos recuerdos de mi vestimenta, de lo que me fascinaba. Y a la vez también noto que hay algunas cosas que me gustaron desde siempre – como el helado de sambayón – y con el calzado me sucede un poco eso: hay cosas que me gustaron siempre entonces no quiero que se terminen o que sean como una moda.

A mi me encantan los colores, quiero usarlos pero, por cuando veo lo que hay en el mercado y cómo se viste la gente, me termino inhibiendo y vistiéndome de blanco o de negro. Y de repente entramos al universo de Jessica Kessel y vemos 5 colores en un mismo zapato…

Me molesta mucho que me digan que tengo que hacer algo porque “eso es lo correcto” o por que eso es lo que está de moda. Ni hablar si lo relacionamos con cómo uno se viste, donde está expresando algo, hay un estado de humor, una situación. Creo que es muy importante ser fiel a cuáles son las cosas con las que una se siente realmente bien e identificada. Después, si hay algo que está de moda y me encanta, lo voy a hacer, no voy a dejar de hacerlo, pero no porque me digan “esto es lo que va a vender”. También quiero ofrecer otras opciones.

Jugar con los colores me permite que los zapatos se vuelvan atemporales. Hay cosas que a mí me funcionan, al universo JK le funcionan y son propias de la creación de esta marca entonces no quiero copiar fórmulas ajenas sino alimentar la propuesta creativa que tengo en JK.

«Cuando los tenés puestos decís “wow”, entonces a veces se necesita un empujoncito y animarse. Yo promulgo mucho eso, ¿a vos te gusta? No importa si X persona influyente de la moda te dice que eso no está bien o no es correcto. Si eso te gusta y te hace feliz, ¡a por ello!…»

¿Cómo son las experiencias con las clientas en tu universo de colores?

En el local, cuando me dicen “no, yo esos zapatos no me los voy a poner, pero me fascinan”, les digo: che, probátelos. Porque pasa algo, cuando los tenés puestos decís “wow”, entonces a veces se necesita un empujoncito y animarse. Yo promulgo mucho eso, ¿a vos te gusta? No importa si x persona influyente de la moda te dice que eso no está bien o no es correcto. Si eso te gusta y te hace feliz, ¡a por ello! 

Obviamente soy consciente de que quizás hay ciertas miradas en la calle, si estás más colorida y llamás más la atención, que a veces la gente quiere evitar. Es difícil pero también son barreras que se van derribando con el tiempo. Cuantas más personas nos expresamos desde lo que nos hace sentir bien, cómodos y con más seguridad, eso se contagia.

¿Lo más loco que te haya inspirado a diseñar algún modelo en particular?

Te voy a contar la historia de los Coronados. Tuve una lata llena de monedas de un peso durante mucho tiempo, y siempre pensaba en qué hacer con eso. Un día hojeando un librito de calzado – uno que vi mil millones de veces – encontré un modelo de mocasines de los años 60, los Penny, que tenían una moneda de un centavo en la capellada y en ese momento el cerebro me hizo PUF, ¡las monedas! Esto fue en abril del año pasado. Desarrollé hormas hasta el 43, para que haya más opciones. Y como también hay algo muy argentino en este modelo quería que más personas pudiesen acceder a él. El desarrollo llevó mucho tiempo y los terminamos lanzando en octubre o noviembre.

«Es un momento en el cual quiero tener la camiseta de Argentina puesta, cerca del corazón y de mis pies. Hoy particularmente, más que nunca, me mueve mucho. Y sí, San Telmo es el casco histórico de la ciudad y eso también me mantiene inspirada…»

San Telmo es un barrio muy porteño, con una identidad nacional muy fuerte. Y de golpe lanzaste los Coronados, los Gloria y los Caterina con los colores de Argentina… ¿hay algo pasando o es coincidencia?

Es un momento en el cual quiero tener la camiseta de Argentina puesta, cerca del corazón y de mis pies. Hoy particularmente, más que nunca, me mueve mucho. Y si, San Telmo es el casco histórico de la ciudad y eso también me mantiene inspirada. Después hice mi revolución solar y mi año tiene la misma carta, o los planetas están con la misma carta de Argentina, una cuestión así. 

¿Usás solo zapatos de JK? 

Yo tenía un problema con los zapatos. Grave (risas). Me paraba en frente de una vidriera y moría. Siempre busqué combinaciones particulares, colores intensos o algo desde el diseño que sea disruptivo. Y tenía mi colección de zapatos. Cuando empecé a fabricar, a veces me pasaba de usar un par que no eran míos y me decían: “ai, ¿esos los hiciste vos?” Y era como, mmm, no. Fui haciendo cada vez más zapatos y los zapatos que quería usar, en las combinaciones que quería usar, entonces dejé de usar zapatos de otros. Hay una realidad, y es un poco una excusa pero también una realidad, que pruebo todos los zapatos que hago. Ahí empecé a coleccionar los zapatos que hacía.

¿Cuántos pares de zapatos tenés en tu placard?

Son más de 250 pares.

«A veces hacía esto de ponerme un taco súper alto y me llevaba un mocasín o una chatita pero en un momento dije: no quiero cambiarme los zapatos, necesito salir de mi casa con los zapatos puestos, tenerlos hasta la noche, salir a comer después si quiero y que esté todo bien…»

La comodidad siempre, ¿no?

La comodidad siempre. Para mí es fundamental buscar hormas que sean lo más cómodas posibles. Si uso una horma muy angosta el pie se va a ver súper estilizado y lindo pero vas a decir “Jessica Kessel te odio”.

¡Nada peor que eso! Te los probaste en el lugar, iban bien y después estás en el casamiento y a los dos minutos te querés ir.

Si, justo ayer hice un posteo recordando esta situación. Cuando empecé a hacer zapatos, trabajaba en relación de dependencia, y usaba la mañana para visitar talleres y proveedores. A veces hacía esto de ponerme un taco súper alto y me llevaba un mocasín o una chatita pero en un momento dije: no quiero cambiarme los zapatos, necesito salir de mi casa con los zapatos puestos, tenerlos hasta la noche, salir a comer después si quiero y que esté todo bien

Entonces pensaba cuáles iban a ser los zapatos que me podía a bancar todo el día. Cuando empecé a diseñar elegía taquitos cuatro y medio, cinco y medio, seis y medio y eran zapatos que me permitían usarlos en un casamiento o salir a la mañana y tener un look más de día y a la noche mantenerlos en un look más formal. 

«Como hay tantas zapatillas en el mundo, yo quiero hacer zapatos…»

Son versátiles. ¿Zapatillas no usás?

Zapatillas uso, por supuesto. Para hacer deporte, aunque trato de hacer deporte descalza. En pandemia tuve un momento de hacer zapatillas, ahora estoy haciendo un desarrollo. Es lo que más usan las personas en calzado hoy, yo hago el ejercicio de mirar para abajo y veo zapatillas, zapatillas, zapatillas. Como hay tantas zapatillas en el mundo, yo quiero hacer zapatos. 

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