Me enamoré en Barcelona, en un salón del Caixa Forum, a las cuatro de la tarde

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¿A qué no saben quién me gusta?

 
Esta historia viene del post anterior (imprescindible leerlo para captar el hilo http://bit.ly/1JhXQl5)
Conocí a otro chico, salimos tres veces, Whatsapp va, Whatsapp viene y de nuevo me tocaba a mí hacer la invitación.  Obvio que sugerí ir a la muestra de Salgado.  Y así fue.  Al entrar le di mi discurso acerca de la obra, lo que había leído acerca de la obra, lo mucho que me gustaba la obra y lo que conocía acerca de Salgado, esta vez, con el plus de haber visto el documental.  No crean que todo está fríamente calculado, simplemente, es un terreno donde me siento cómoda y sé que no puedo fallar.  ¿Cómo fallar hablando de algo con pasión y admiración?  Es lo que todos queremos, ¿no?  Que quien tenemos al lado, esté vivo, que le corra la sangre por las venas, que sienta, que piense, que se mueva, que ame.  Él me escuchó, y después yo lo escuché y después estuvimos dos horas recorriendo la muestra y después sin buscarlo, sin quererlo, sólo jugando, me enamoré en ese salón de CaixaForum en plena Barcelona un jueves a las cuatro de la tarde.
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Y a veces el amor es sólo cuestión de jugarse / Foto de Connor Addison

«Es lo que todos queremos, ¿no?  Que quien tenemos al lado, esté vivo, que le corra la sangre por las venas, que sienta, que piense, que se mueva, que ame.  Él me escuchó, y después yo lo escuché y después estuvimos dos horas recorriendo la muestra y después sin buscarlo, sin quererlo, sólo jugando, me enamoré en ese salón de CaixaForum en plena Barcelona un jueves a las cuatro de la tarde.»

Génesis es de esas exposiciones que te regalan una nueva forma de mirar y de pensar.  Génesis no es sólo un concepto bíblico o semiótico, Génesis es amor.  Es lo que permitió a Salgado resurgir; es lo que permitirá al escenario artístico de Barcelona resurgir como el ave Fénix, de sus propias cenizas.

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Andar con los ojos cerrados para sorprenderse

 

«Barcelona no es una ciudad para pensarla, sino una ciudad para sentirla; es tan compleja como simple, tan cosmopolita como provinciana, tan resuelta como tímida y tan vibrante como quieta.  En estas dicotomías es donde, irónicamente, Barcelona, el amor y la fotografía de Salgado se parecen: en la fuerza de sus emociones.»

Es así como hoy me permito pensar a Barcelona desde sus comienzos, desde su historia, me permito mirar a Barcelona no desde la cabeza sino desde el corazón.  Barcelona no es una ciudad para pensarla, sino una ciudad para sentirla; es tan compleja como simple, tan cosmopolita como provinciana, tan resuelta como tímida y tan vibrante como quieta.  En estas dicotomías es donde, irónicamente, Barcelona, el amor y la fotografía de Salgado se parecen: en la fuerza de sus emociones, en la esencia de la belleza congelada en el tiempo, en eso que nace del silencio y llena de sorpresa.

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Foto de cuándo fuimos al Montserrat, de Valentina Vacó González

 
Hace dos días tiré el mapa y tiré el calendario, ya sé cómo llegar a CaixaForum, que la muestra está hasta el 8 de febrero y mi segunda víctima de seducción cultural viene a mi cumpleaños.