Mar y naturaleza: siete playas de Argentina con paisajes bellísimos para desconectar y filosofía slow y ecológica

Desde un pueblo rodeado de dunas, espíritu surfer y con complejos muy cancheros para dormir directamente en la playa hasta un bosque majestuoso (y exclusivo) con novedades que respetan el medio ambiente/Además: el rincón oceánico con acantilados – ¡y bodegas! – que es uno de los «must» del verano 2021/Y para tomar nota: las propuestas foodies imperdibles en cada playa

La lindísima playa de Arenas Verdes, un pueblo sereno y pacífico 

 Mar y naturaleza: siete playas de Argentina con paisajes bellísimos para desconectar y filosofía slow y ecológica. Por Ita Denegri.

En medio de la incertidumbre que impuso el Coronavirus, tenemos un atisbo de certeza en el horizonte: las vacaciones. Y si es en la playa y rodeados de verde y mar, mejor. En esta nota de MALEVA te dejamos (con buena info) siete destinos que se destacan por su naturaleza (¿o acaso hay alguien que no haya tenido en las grandes ciudades abstinencia de árboles, horizontes infinitos y aire libre?)

1) Chapadmalal: un paisaje de acantilados espectacular (y muy «instagrameable»), ambiente surfer, campero y muy relajado, la bodega más importante de la costa e interesantes propuestas foodies 

Chapadmalal ofrece la amalgama ideal de playa y pueblito. La costa está rodeada de acantilados, y cruzando la ruta, a cinco cuadras, se convierte en campo. Hay vacas, ovejas, agricultura y algunos hasta van a caballo a la playa. Además, cuenta con un gran número de edificios que conservan un estilo clásico. “Chapa, por más que en verano haya mucha más gente, continúa preservando ese espíritu de tranquilidad que la caracteriza”, le cuenta a MALEVA Loli Lanusse, diseñadora y amante del surf que migró allí en el 2018.

Hay dos visitas que no hay que dejar de hacer. Una es ir a la Barranca de los Lobos, a 25 metros sobre el nivel del mar. La otra es continuar por la Playa Escondida, que cuenta con una gran variedad de aves, y donde es posible encontrar fósiles de distintas especies animales en los acantilados. Otros balnearios para recorrer son la Playa Chapadmalal y los balnearios Luna Roja y Cruz del Sur, atrayentes opciones para disfrutar del sol y el mar.

Tomen nota: el restaurante Cachalote, enfrente a la playa y pegado al Hotel Gekko, ofrece cocina al horno de barro y tiene pizzas veganas, además de carnes y pescados. No dejen de probar su ensalada de verdes con alioli, mayonesa de zanahoria o remolacha, frutos secos y queso con hummus para los veganos. Después pueden pasar por Las Cuevas a probar su exquisita cerveza artesanal. Además, no puede faltar en «Chapa» una visita a la bodega marítima más importante del país, Costa y Pampa, de Trapiche. 

2) Cariló: un bosque majestuoso, exclusividad (pero con calles de arena y cielos estrellados), y algunas novedades que respetan su filosofía ecológica de siempre 

Cariló es la propuesta más exclusiva de nuestra costa. Su nombre significa en idioma mapuche “médano verde” y representa fielmente el espíritu de este lugar, que fue sabiamente forestado desde hace décadas y que supo combinar pinos y árboles frondosos con una arquitectura plena en elementos nobles, como madera y piedra.

Hoy mantiene su espíritu verde y ecológico con algunas novedades, como las pasarelas sobre los médanos. Tres paradores fueron completamente reciclados, pero todos son de madera con unos amplios decks sobre el mar.

Los aparts, en general, reservan de sábado a sábado o de domingo a domingo, y no permiten cortar la semana, sobre todo en temporada alta. Solo algunos hoteles lo hacen. Esto es una contra para quienes tienen ganas de hacer una escapada, pero son tantas las bondades de este bello pueblo que vale la pena hacer foco en lo importante: su belleza, su tranquilidad y sus impecables servicios.

Tomen nota: para platos de mar en buena relación precio/calidad el mejor lugar es Cozumel -prueben su corvina al limón-. También vale la pena el brunch de Demuru el domingo en el Golf y las hamburguesas bomba de Break 197.

3) Arenas verdes: playas vírgenes, dunas inmensas, un bosque bellísimo, un pueblo sereno y pacífico (y complejos con mucha onda para dormir directamente «en la arena» y escuchar las olas desde tu cama) ¿Algo más? 

Arenas Verdes es un pueblo marítimo que está recostado sobre una costa de playas vírgenes, a 1000 metros de un bosque. Está en el partido de Lobería y tiene apenas 18 habitantes. Un espacio entre el mar y el campo, montado sobre un paradisíaco escenario natural. Con un mar cálido, limpio y despoblado, bordeado con médanos inmensos y bosques bellísimos a su espalda. Es una playa y una villa simple, serena y pacífica.

Hay dos complejos con cabañas ubicados sobre la playa: Sol a Sol y Arenas Beach. El primero nació como un emprendimiento familiar y fue construido a 80 metros del mar, en la arena misma. Dispone de 8 bungalows de un ambiente cada uno, construidos con rusticidad en madera para lucirse con el paisaje agreste circundante. Disponen de todas las comodidades e incluyen desayuno. También tienen distintas opciones de servicio de playa y una amplia variedad de equipos de deporte acuáticos para contratar. Arenas Beach, en cambio, cuenta con 12 cabañas, todas construidas en piedra y madera. Cada una incluye servicios de cocina con microondas y heladera, TV, wifi, y desayuno. El balneario tiene servicio de gastronomía y parrilla, guardavidas y alquiler de servicio de playa. Y ambos complejos son pet friendly.

Tomen nota : Las olas del balneario son ideales para la práctica del surf. Tanto para principiantes que están dando sus primeros pasos, como para quienes ya cuentan con experiencia.

4 y 5) Mar de las Pampas y Mar Azul: dos pueblos uno al lado del otro donde el respeto a la naturaleza es parte de su esencia. Playas enormes y filosofía de vida «slow». Además: un centrito mágico lleno de propuestas para salir a comer

Mar de las Pampas es una aldea singular con calles de tierra y casas distribuidas en el bosque cuidando a los árboles pioneros. Hace algunos años fue catalogada como la primera «ciudad slow» del país. Así, su trazado urbanístico irregular respeta la naturaleza y la privacidad de sus habitantes. Posee un centro agreste con construcciones que no pueden superar los dos pisos de altura y unas cuantas particularidades más, como la conservación de los médanos antes de ingresar a la playa. Con crecimiento continuo y sostenido pero muy tranquilo, sus reglamentaciones obligan a cuidar especialmente el entorno para que continúe siendo ese paraíso ideal para disfrutar.

Para los que buscan mayor confort, en la salida de la calle Virazón se encuentra el único parador que cuenta con infraestructura suficiente para brindar todos los servicios requeridos: carpas, sombrillas, vestuarios y gastronomía. Está construido a tono con los afamados restós del pueblo, con elegancia y mucha madera, para lograr coherencia ambiental. Por supuesto, tiene una oferta gastronómica compleja con algunas joyitas que ya son secretos a voces.

Mar Azul, pegada a Mar de las Pampas, familiar y serena, es una cabal representante de la intensidad de la impetuosa costa océanica argentina. Hasta hace unos años era foco de enorme atracción por su camping, que se encontraba en el corazón de la localidad y era testigo de carpas, fogones, mates y guitarreadas a toda hora. Pero a pesar del cambio de paisaje debido a los emprendimientos inmobiliarios, este continúa siendo un balneario que opta por un estilo de vida sereno. Muchas familias lo eligieron para instalarse todo el año, desafiando la rigurosidad invernal y optando por un modo de vida sano apegado a la naturaleza. Tiene un damero estrictamente cuadriculado y su centro, en el corazón de la población, está cerca de todo.

Tomen nota:  si de comida de autor se trata, el indicado es El Nido Bistró, con un menú que cambia por lo menos cuatro veces al año. Vairoleto es una opción de comida rápida para ir con toda la familia; y para picadas y cerveza tirada, lo mejor es Mujica. Tampoco se puede dejar de probar la bondiola con salsa de mostaza y miel acompañada por papas o los ravioles de cordero en El Barril, que incluso tiene opciones celíacas. Y la picada de mar en La Holandesa es otro must.

6) Balneario San Cayetano: para desconectar a fondo en medio de una naturaleza bellísima (dato: la posta acá es moverse en bici) 

46 (¡nada!) habitantes estables ofrece este rincón marino, con las comodidades necesarias para gozar de unas vacaciones en contacto directo con la naturaleza. Hay alojamientos modernos con varios amenities. Las playas son muy amplias y son el principal atractivo para los que van. Sobre todo, por su tranquilidad para pasar las vacaciones en familia.

Se accede con facilidad a través de un camino entoscado, entre médanos y aguadas, bordeado por una frondosa vegetación que, a la par que fija médanos, enmarca la belleza de la la naturaleza de este sector del Atlántico. El préstamo de las bicicletas ya es un clásico de cada temporada: 15 bicis dispuestas para los veraneantes esperan ser retiradas para dar un paseo por la villa balnearia. Tan solo con presentar el DNI, los turistas tienen la posibilidad de recorrer distintos lugares, como la imperdible laguna La Salada a través del sendero turístico.

Dato: La torta más rica de San Cayetano está en Morada Café.

7) Los Olivillos: tres casas excelentes en un campo frente al mar (cada una tiene bajada exclusiva a la playa)

Los Olivillos es un campo a 30 minutos de Necochea, que cuenta con tres casas super equipadas para alquilar. Las playas y el bosque ofrecen dos entornos muy interesantes para conectarse y disfrutar de la naturaleza lejos de la ciudad. La vista del lugar es imponente, gracias a la altura y cercanía al mar, y las casas están diseñadas y construidas para que no se vean entre sí. Además, para mantener la privacidad, cada una cuenta con bajada propia a la playa. El lugar también tiene cancha de tenis, bochas, y un playroom con ping pong y pool.

Dato: las compras se hacen en Necochea o se traen de donde uno venga.

Galería: 

La muy buena onda de la relajada playa de Arenas Verdes 

 

Chapadmalal y su espíritu surfero (foto, gentileza Sofi Lanusse)

 

Las flamantes pasarelas que conectan el bosque y la playa en Cariló (el destino más exclusivo de las playas argentinas, pero que no pierde su esencia natural)

 

El increíble deck de una de las casas de Los Olivillos

 

Clase de surf en Arenas Verdes

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Fotos: son todas gentileza de los balnearios y complejos de hospedaje mencionados. Las fotos de Chapadmalal son gentileza de Sofi Lanusse. La foto destacada es gentileza del complejo De Sol a Sol.