MALEVA en París: «una fiesta como en los viejos tiempos, así es volver a salir (pero con pase sanitario)»

Fiestas electrónicas en castillos que son tendencia como nunca, boliches y pistas sin barbijos, veredas para el ritual del aperitiva llenísimas como nunca/¿Cómo es París en el deshielo de la pandemia?/¿Qué cambio?/Ganas de celebrar reprimidas y la extraña experiencia del pase sanitario para entrar a todos lados.

El verano y la «pos-cuarentena» llenó de festejos a la ciudad a toda hora

MALEVA en París: «una fiesta como en los viejos tiempos, así es volver a salir (pero con pase sanitario)». Por Florencia Siviero @livemyparis (desde París para MALEVA).

Después de varios meses de restricciones, teniendo en cuenta que Francia fue uno de los países europeos que aplicó las medidas más estrictas, la vida en París va volviendo poco a poco a la normalidad. Aunque fue bastante difícil atravesarlo, gracias a la cuarentena descubrí una ciudad que nunca hubiese creído habitar: desierta, sin turistas y con esa sensación de tenerla toda para mí. 

Como nunca antes los parisinos se apropiaron de la «ville»: las veredas y los espacios públicos fueron tomados por la gente, que se negaba a quedarse encerrada en sus casas. Cualquier pequeño espacio al aire libre se convertía en un buen refugio para tomar algo y compartir tiempo con amigos.  Hasta en pleno invierno, que en París es bastante más frío que en Buenos Aires, veía gente por todos lados con sus vasos en la  mano. Reconozco que me daba un poco de nostalgia la falta de visitantes de otros países, porque para mí París es eso: la mélange de culturas y aventureros que vienen a descubrir y disfrutar la ciudad, pero esa sensación de tenerla solo para una, es indescriptible.

«El finde pasado fui a mi primera fiesta con el pase sanitario y fue toda una experiencia. El lugar elegido fue la Bellevillose, un bar restaurante, boliche ícono de la noche parisina…escanearon el código QR que tengo en una aplicación en mi teléfono (certifica que tengo las dos dosis de la vacuna) y voilá. Fue como un déjà vu: la pista estaba llena, el barbijo no era obligatorio…»

Paulatinamente, en junio, empezaron a abrir los bares, restaurantes, museos, el proceso fue lento. Primero se podía salir hasta las 21 hs, luego hasta las 23 hs, para luego terminar con las restricciones horarias.

 y ni hablar de desinfectar las mesas cuando algún cliente partía. Los primeros días del regreso a los bares (después de 6 meses cerrados) los lugares estaban llenísimos y era casi imposible encontrar espacio en las terrazas (así llaman en Francia y también España, a las veredas donde instalan las mesas). 

Desde la reapertura, los parisinos, fieles a su estilo, disfrutan al máximo de “la vida después de la cuarentena”. Desde los clásicos picnics y “apéros” entre amigos en espacios al aire libre – como el imperdible parque Buttes Chaumont, o el canal San Martin, hasta el boom de las fiestas electrónicas en castillos y en barcos que navegan el Sena, los cuales en su mayoría están sold out varias semanas antes. Ahora más que nunca, la gente no deja de salir.

A este escenario se suma un nuevo ingrediente: en Francia están comenzando a implementar el Pase Sanitario obligatorio (o en su defecto, PCR negativo) para ingresar a bares, restaurantes y museos entre otros. El finde pasado fui a mi primera fiesta con el pase y fue toda una experiencia. El lugar elegido fue la Bellevillose, un bar restaurante, boliche ícono de la noche parisina, que merece una historia aparte porque, originalmente, fue una cooperativa parisina que daba acceso a la cultura, educación y política a clases humildes.

«La vuelta a los bares y comercios fue muy diferente de lo que me tocó experimentar en enero de este año cuando visité Buenos Aires, donde en general se respetaban los protocolos y los espacios de distanciamiento social. En París fue todo más caótico. Nada de tomar la temperatura cuando ingresabas a un lugar…»

Llegué al lugar con amigos a las 23 hs; a diferencia de Buenos Aires, en Francia se sale muy temprano, y ya había cola. Lo primero que me llamó la atención fue que nadie llevaba barbijo, me sentí extraña de vivir la vida de «antes». La espera fue corta, nos recibieron en la entrada; escanearon el código QR que tengo en una aplicación en mi teléfono (certifica que tengo las dos dosis de la vacuna) y voilácomo dicen los franceses, ya estaba lista para vivir la experiencia surrealista de volver a la normalidad. Fue como un déjà vu: la pista estaba llena, el barbijo no era obligatorio, la gente hacía fila para comprar un trago y en el fondo tocaba una banda argentina que hacía bailar a la gente como en los viejos tiempos. 

Sin embargo, las salidas no son las únicas actividades que se van retomando. Los viajes a los destinos permitidos, van volviendo también poco a poco a ser lo que eran antes. Cuando vas al aeropuerto, presentás el pase sanitario y listo, todo vuelve a ser como antes, o casi, los barbijos siguen siendo obligatorios, y hay medidas que respetar. A pesar de esto, en 2021 la mayoría de los franceses pasan las vacaciones de verano en Francia, sobre todo en el sur y en Normandía y Bretaña.

Poco a poco todo va volviendo a la “nueva normalidad” y como reza la novela de Hemingway, París era, y vuelve a ser, una fiesta.

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Fotos: destacada gentileza Unsplash (PH Real Jansen), foto con reposeras @labelleviloise)