MALEVA en Art Basel Basilea: la ciudad bucólica donde «flotás» entre montañas (y por una semana se reúne toda la crema del arte del planeta)

Fiestas, cocktails y ventas millonarias en un entorno bucólico con aire a The Truman Show/Una crónica en primera persona desde «La Triple Frontera del primer mundo» donde por unos días se reúnen – en una feria emblemática -, los protagonistas de la escena del arte global.

Vicky Schirinan, la autora de la nota, en uno de los pabellones de Art Basel (en Basel) 2023. 

MALEVA en Art Basel Basilea: la ciudad bucólica donde «flotás» entre montañas (y por una semana se reúne toda la crema del arte del planeta). Por Vicky Schirinian desde Suiza para MALEVA.

El mundo del arte se reúne en Basilea, Suiza, una vez al año cada junio para asistir a Art Basel, la feria de arte más importante del mundo. De jueves a domingo la pequeña ciudad suiza recibe a miles de visitantes, pero los días previos la ciudad ya está repleta de coleccionistas, galeristas, artistas y famosos que corren de un sitio al otro para asistir a cuantas más pre-inauguraciones, fiestas y cocktails puedan conseguir invitación.

Llegamos el domingo temprano en tren desde Zurich, pasando por paisajes alucinantes de sierras verdes y pueblitos perfectos bordeando el río Rin que divide Suiza de Alemania. Las calles de Basilea están desiertas, los negocios están casi todos cerrados, se nos hace difícil encontrar un lugar para almorzar y hasta un supermercado abierto. Mientras caminamos por esas veredas limpias que se funden con las calles donde pasa el silencioso tranvía, las banderas que anuncian una nueva edición de Art Basel flamean al ritmo del leve viento que viene desde el río. Ese río que atraviesa la pequeña ciudad y donde me voy a sumergir en un par de horas, dejándome llevar por la corriente, flotando: un deporte nuevo que descubrí en esta ciudad.

«Me da la sensación de haber llegado temprano a un evento. En las calles no hay nadie, parece un set de filmación donde de repente va a aparecer alguien gritando “acción” y los autos se van a empezar a mover, y las personas a salir de las casas, y los negocios a abrir sus persianas, como un universo paralelo del Truman Show…»

Me da la sensación de haber llegado temprano a un evento. En las calles no hay nadie, parece un set de filmación donde de repente va a aparecer alguien gritando “acción” y los autos se van a empezar a mover, y las personas a salir de las casas, y los negocios a abrir sus persianas, como un universo paralelo del Truman Show. De repente a orillas del río escuchamos música, nos acercamos y vemos un pequeño espacio de la rambla cercado con una cinta negra. Unas cincuenta personas beben champagne Ruinart y comen salchichas con pan, de una parrilla móvil. Un cartel nos pide amablemente en alemán y en inglés que caminemos por la vereda de enfrente, porque aquí, en estos treinta metros cuadrados de vereda, hay un evento privado de Art Basel. La fiesta ha comenzado.

Basilea, la triple frontera del primer mundo, una ciudad que conecta Suiza, Alemania y Francia sin necesidad de mostrar pasaportes o hacer ningún trámite, es sede desde 1970 de la feria de arte más importante del mundo. Art Basel fue fundada por los galeristas Ernst Beyeler, Trudi Bruckner y Balz Hilt y desde su primera edición ya se vaticinaba su éxito, con la participación de 90 galerías de 10 países diferentes y un público que superó los 16 mil visitantes.

La edición 2023 de Art Basel, 53 años después de la primera, convocó a 284 galerías de arte de 36 países y atrajo un público total de 82 mil visitantes en una semana, lo que supera los diez mil visitantes por día.

Al final del primer día ya se habían vendido 40 obras importantes y para el final de la feria muchos galeristas declararon sold out de su espacio. Por mencionar solo algunos ejemplos, la galería suiza Hauser and Wirth vendió una de las famosas arañas de la artista Louise Bourgeois por 22 millones de dólares y la galería Di Donna vendió una pintura de Paul Klee en por 4 millones. Los coleccionistas más importantes del mundo vienen a Art Basel a comprar. Todo en Art Basel se vende.

Además de coleccionistas privados, asisten cada año a Basel los comités de adquisiciones de los museos más importantes del mundo como el Centro Pompidou en París, Dia Art Foundation y el MoMA PS1 de Nueva York, los Guggenheim de Abu Dhabi y Nueva York, Tate de Londres, y el Malba, entre muchos otros.

Recorriendo la feria, cada tanto aparecen nombres de artistas argentinos como Mariela Scafati, Leandro Erlich, Gabriel Chaile, Victoria Colmegna y Tomás Sareceno, representados por galerías de Berlín o Italia, y a una, que es patriota hasta la médula, se le hincha un poquito el pecho de orgullo nacional.

Gigante por donde la mires.

Carlos Cruz Diez – Art Basel in Basel 2023, foto gentileza Art Basel

«Al final del primer día ya se habían vendido 40 obras importantes y para el final de la feria muchos galeristas declararon sold out de su espacio. Por mencionar solo algunos ejemplos, la galería suiza Hauser and Wirth vendió una de las famosas arañas de la artista Louise Bourgeois por 22 millones de dólares y la galería Di Donna vendió una pintura de Paul Klee en por 4 millones…»

Si bien la magnitud de la feria es gigante, afuera del predio en el centro neurálgico de Art Basel llamado Messeplatz, varios jóvenes con una remera que dice “ask me” están super preparados para dar orientación y responder preguntas, sugerir recorridos y hasta recomendar lugares para comer.

El pabellón de las galerías diseñado por los famosos arquitectos suizos Herzog y De Meuron tiene dos pisos: en el piso de abajo se encuentran las galerías clásicas con artistas y pintores en su mayoría consagrados y tal vez ya fallecidos, como Picasso o Basquiat, en cambio, en el piso de arriba se encuentran artistas más contemporáneos y galerías jóvenes. El tercer piso está reservado para los salones VIP, donde suelen concretarse la mayoría de las ventas importantes. En el centro, un gran patio es el aire perfecto para descansar entre visita y visita.

En el pabellón de al lado se encuentra Unlimited donde se exponen 76 obras a gran escala creadas especialmente para la feria, entre las que se destacan instalaciones, video arte, pinturas, fotografías de gran escala, y performances. A diferencia de la feria, aquí no hay un stand de una galería con varias obras de arte sino que cada espacio contiene una sola obra, con protagonismo total.

Unas cuadras hacia arriba se encuentra Liste, la feria bebé de Art Basel, el Lado B, donde en un círculo concéntrico conviven galerías de arte alternativas y pequeñas de todo el mundo, y donde se puede ver y comprar arte que toca temáticas políticas y sociales actuales del mundo y no tiene miedo de ser polémico o transgresor. Liste es donde el arte tiene la capacidad de despertar preguntas y conversaciones sobre la vida actual.

Dentro de su vasto programa, Art Basel copa las calles con su sector llamado Parcours que este año presentó 24 instalaciones al aire libre en diferentes espacios públicos de la ciudad.

También en el Messeplatz se monta un gran escenario con un line-up de conciertos diarios en plan performance y experimentación musical. Dentro de otro pabellón sucedía la agenda de charlas y proyecciones de películas.

Además, toda la ciudad aprovecha el impulso de Art Basel, y genera experiencias a su alrededor, como por ejemplo exposiciones especiales en los museos de la ciudad, presentaciones de libros o inauguraciones de galerías.

El «club social» de Art Basel (este año en una fábrica centenaria de mayonesa)

«Basel Social Club es un espacio para hangear y comprar, para relajarse y hacer lobby, donde estudiantes de arte se codean con coleccionistas. En el piso de arriba, el Whispering Bar invita a salir un poco del bullicio y estar en un espacio donde solo se permite susurrar, con una barra que sirve champagne azul en antiguas copas de cristal…»

Un grupo de galeristas, curadores y artistas se unieron para romper todas las reglas de una tradicional feria de arte y crearon un club social que abre de domingo a domingo durante esa semana y llena la agenda de performances y modos alternativos de exhibir y comprar obras de arte. Basel Social Club es el lugar donde todos querían estar. Este año lo visitaron más de 5mil personas por día, en la que fue su segunda edición.

El año pasado la sede del club social fue en una casa de 1930, con un gran jardín y pileta, donde había performances en el agua, música en vivo y otras intervenciones artísticas. Este año la sede elegida fue de estilo mucho más industrial, en una antigua fábrica de mayonesa de cinco pisos, donde más de 100 galerías de arte expusieron a sus artistas en paredes de cemento sin alisar, entre silos, columnas, pasillos y patios. Desde Hauser and Wirth hasta galerías pequeñas de Basel, los mismos galeristas que pagan enormes sumas de dinero para tener un stand en Art Basel, también quieren estar allí. Todas las obras exhibidas estaban a la venta, aunque no parece porque no hay nombres, ni carteles, ni aparentes vendedores… Pero todos estaban allí.

Basel Social Club es un espacio para hangear y comprar, para relajarse y hacer lobby, donde estudiantes de arte se codean con coleccionistas. En el piso de arriba, el Whispering Bar invita a salir un poco del bullicio y estar en un espacio donde solo se permite susurrar, con una barra que sirve champagne azul en antiguas copas de cristal.

El edificio fue comprado por unos hermanos suizos que lo van a transformar en un centro cultural enfocado en danza contemporánea y arte de performance.

Steven Shearier Galerie Paint – foto gentileza Art Basel. 

“Esta semana sirve como un barómetro de la industria más que ningún otro evento del año” indicó el CEO de Art Basel Noah Horowitz en la conferencia de prensa que se realizó el día de la Preinauguración. Y agregó que llegaron a un acuerdo con las autoridades locales para que Art Basel sea una experiencia de toda la ciudad, firmaron acuerdos con más de 150 restaurantes para que no suban los precios…»

Si bien con los años Art Basel también extendió sus fronteras con ferias en Miami, Hong Kong y, a partir de este año, Paris, hay algo místico con Basilea, que está muy lejos de ser una megalópolis y sin embargo este punto remoto en el mapa es un imán una semana al año, para mirar y ser visto, para hacer negocios y para vivir una experiencia inolvidable.

“Esta semana sirve como un barómetro de la industria más que ningún otro evento del año” indicó el CEO de Art Basel Noah Horowitz en la conferencia de prensa que se realizó el día de la Preinauguración. Y agregó que llegaron a un acuerdo con las autoridades locales para que Art Basel sea una experiencia de toda la ciudad, firmaron acuerdos con más de 150 restaurantes para que no suban los precios esa semana y extiendan sus horarios de apertura, y convenios con hoteles para entregar paquetes de bienvenida a los huéspedes que vienen a la feria. “No hay otro lugar en el mundo donde uno pueda apreciar un programa cultural de esta envergadura en una escala tan íntima y eso es lo que lo hace tan especial” agregó.

Cuando termina la feria el Truman Show vuelve, las personas regresan a sus casas que alquilaron a precios rídiculos durante esta gran semana del arte, los horarios se regularizan, y el río sigue corriendo, como hasta ahora, y los locales se dejan llevar por la corriente, sonriendo, conversando y haciendo planes para el verano que está a la vuelta de la esquina.

Galería: 

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Foto destacada: gentileza para prensa de Art Basel.