Lodges de diseño, reservas increíbles y espíritu de conservación: road trip por la asombrosa Ruta de la Selva de Misiones

Un camino verde y majestuoso entre sierras y selva Atlántica que conecta Iguazú con Aristóbulo del Valle/Biodiversidad magnífica entre paradas únicas: desde un flamante hotel que es parte de Relais & Chateaux y es todo lo que el «nuevo lujo» debería ser hasta el primer eco-ducto pasa fauna en el camino.

El deck sobre la selva, de Awasi, un hotel que es parte de Relais & Chateaux. Foto: gentileza Awasi (PH Daniela Mc Adden). 

Lodges de diseño, reservas increíbles y espíritu de conservación: road trip por la asombrosa Ruta de la Selva de Misiones. Por Bahía Lancestremere desde Misiones para MALEVA.

Tierra de yaguaretés, pumas y dueña de una biodiversidad única en el mundo, la Máta Atlántica, como la llaman en Brasil, es una aventura que hay que atreverse a descubrir. En nuestro país hay un camino que lleva su nombre: la ruta de la selva. Recorrer este paraíso natural ubicado en Misiones es vital para comprender la importancia de este ecosistema, y la mejor manera de hacerlo es eligiendo una nueva forma de turismo: el turismo de naturaleza y conservación. Desde MALEVA nos adentramos en esta increíble ruta para mostrarte cuales són sus destacados y por qué la tenés que considerar como protagonista de tu próximo viaje a Misiones, o como el complemento ideal a la visita de la mayor atracción turística de la provincia, las Cataratas del Iguazú.

En un viaje por los caminos de la Ruta de la Selva te mostramos cuatro propuestas turísticas únicas – desde lodges de diseño inmersos en la selva hasta excursiones privadas con naturalistas y biólogos – que apuestan por el turismo de naturaleza como la mejor herramienta para conservar el ecosistema y revalorizar la cultura local. A través de sus propuestas, buscan no solo ofrecer experiencias que sumergen al visitante en la selva, sino también regalan la oportunidad de colaborar activamente con la conservación, haciéndote sentir parte de algo más grande. Ejerciendo, como ellos, la invaluable función de ser un guardián de la selva Atlántica.

«La ruta forma parte del llamado Corredor Verde de Misiones, y su principal objetivo es conectar. Los grandes animales como el yaguareté necesitan un gran territorio para poder vivir. A mayor conexión, mayor posibilidad de biodiversidad. Por esto, la idea principal del Corredor Verde es unir y conectar la mayor cantidad posible de selva a través de la creación de parques nacionales, provinciales y reservas privadas con el enfoque en la conservación…»

Es necesario antes entender ciertos datos que permitirán una mayor comprensión de la relevancia de esta ruta que comienza en Iguazú, donde están las famosas Cataratas, y cruza todo el territorio de Misiones hasta la zona de Aristóbulo del Valle, casi llegando a Posadas. La misma forma parte del llamado Corredor Verde de Misiones, y su principal objetivo es conectar. Los grandes animales como el yaguareté necesitan un gran territorio para poder vivir. A mayor conexión, mayor posibilidad de biodiversidad. Por esto, la idea principal del Corredor Verde es unir y conectar la mayor cantidad posible de selva a través de la creación de parques nacionales, provinciales y reservas privadas con el enfoque en la conservación. 

¿Y por qué es tan importante su conservación? La selva atlántica – comúnmente llamada selva misionera –  está presente en Brasil, Paraguay y Argentina. Es uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad del mundo y también es uno de los más amenazados. Del total original que poseen los tres países, hoy en día solo queda un 7%. Brasil y Paraguay han arrasado con la mayoría de su selva por el monocultivo de soja y la ganadería. Sin embargo Misiones, (único lugar de Argentina donde existe este ecosistema) aún conserva más del 50% de la misma del total de su territorio. 

Así, en un paralelismo con la propia naturaleza, que posee un sistema hiperconectado y perfecto, donde su funcionamiento se da a través de la interrelación entre sus millones de especies, se puede interpretar lo que buscan las voces que conforman esta nota. Para que la selva se conserve, es necesario entrelazarnos. Formar una red activa en donde nos unamos en pos de una causa más grande: la conservación de la Selva Atlántica, y en definitiva, de la vida en la Tierra. 

1) Awasi Lodge: un lodge de diseño parte de Relais & Chateaux que propone la carbono neutralidad como herramienta de ecoturismo.

Foto: gentileza Awasi (PH Susette Kok) 

A solo 20 minutos de las cataratas y rodeado de la Selva Atlántica, se encuentra el  primer destino seleccionado para iniciar la Ruta de la Selva desde Iguazú: el hotel Awasi con su propuesta única, la Awasi Experience. La particularidad de este lodge all inclusive es su exclusividad, su forma de incursionar en el ecoturismo a través de la carbono neutralidad, su impecable diseño local y su acertada noción de lujo. La cadena, creada por Matías de Cristóbal y miembro de Relais & Chateaux, posee tres locaciones, dos de ellas en Chile (una en Atacama y otra en la Patagonia) y esta última apertura en Iguazú, la única de Argentina. 

El lodge cuenta con 14 villas separadas inmersas en la selva a orillas del Río Iguazú, cada una con piscina propia,  guía privado y vehículo 4×4 para realizar las excursiones a medida de los visitantes, siguiendo sus gustos personales y sus propios tiempos. Además, suma un main lodge central con restaurante y deck sobre la selva. Awasi es un all inclusive enfocado en lo que hoy se considera el nuevo lujo: la privacidad, la desconexión con los tiempos frenéticos y lo masivo, la inmersión en el descubrimiento de la cultura local, y el silencio.

Awasi realiza acciones para promover el ecoturismo a través de distintas áreas, y brinda la posibilidad de que el visitante participe activamente, a través, por ejemplo, de sus excursiones. En donde los huéspedes pueden ir a visitar un área protegida de reintroducción de animales: “a través de la Fundación Awasi, buscamos proteger la biodiversidad de la selva y las comunidades que la habitan. Colaboramos con la Fundación Guiraoa, una organización que trabaja en la protección, rehabilitación y reintroducción de animales nativos. Nuestros huéspedes pueden participar activamente de esta experiencia y visitar el área donde los animales son reintroducidos”, nos cuenta Paula.

Además, el lodge es carbono neutral: “Esto significa que a través de una medición con profesionales medimos nuestra huella de carbono -es decir cuántas emisiones generamos con nuestra actividad-, incluyendo el uso de todas nuestras camionetas hasta las emisiones generadas por los vuelos de nuestros huéspedes, y para compensar eso, protegemos una cierta cantidad de hectáreas de selva y aportamos a proyectos de conservación locales. Eso hace que tengamos un equilibrio en el impacto generado y que seamos carbono neutrales”, agrega Paula.

Seguimos el recorrido por La Ruta de la Selva y para eso fue primordial alquilar un auto apenas llegamos al aeropuerto de Puerto Iguazú. Elegimos la agencia Forest Rent a Car, que tiene sede en este aeropuerto y el de Posadas, y cuenta con todo tipo de autos ideales para recorrer Misiones. Además brinda asesoramiento para cuidar el impacto ambiental generado por el uso de los autos, personalmente en el local y a través de sus redes con su hashtag #forestsustentable.

Foto: gentileza Awasi (PH Luciano Bacchi)

Las rutas de Misiones se encuentran en perfecto estado, pero tienen muchas subidas y bajadas y en general hay solo un carril. Algo importante para saber, es que en las subidas, hay algo que los locales llaman la tercera trocha, -se forma un carril extra para poder usar ese momento para pasar a los camiones o autos-. Es muy útil, la gente lo usa y cumple su función de forma perfecta.

Otro dato a seguir: el gran tema en Misiones es la escasez de nafta. Al ser una provincia fronteriza, vienen de los otros países a cargar combustible, por lo que en algunos casos puede escasear, y cuando hay, se forman largas filas (una de extranjeros y otra de locales) que pueden llegar a durar 2 cuadras de demora. Es importante mantener el tanque lleno, -así nos advirtieron los locales y así lo hicimos – si se van a hacer largas distancias en auto. Siguiendo esto no tuvimos problemas, y en la mayoría de los casos encontramos nafta disponible.

Y por último en cuanto a recomendaciones de ruta: respetar la máxima de 40/60 en los tramos de Parques Nacionales. Una de las grandes causas de muerte de yaguareté es por atropellamientos. De hecho, sin ir más lejos, el último día del recorrido de este viaje nos enteramos que habían atropellado a un ocelote -una pequeña especie de gato nativo- en las rutas del área del Parque Iguazú. 

2) La Lorenza: excursiones únicas basadas en el turismo de naturaleza en una reserva de bosque nativo a 45 minutos de Iguazú.

Foto: gentileza La Lorenza (PH Emilio White) 

La Lorenza es una reserva de bosque nativo a solo 45 minutos de Iguazú creada por Picu Cabrera Castilla y su pareja, Emilio White. Ofrece una propuesta única de excursiones basadas en el turismo de naturaleza. Es uno de los pocos lugares turísticos que ofrece un servicio original – más allá de las Cataratas – tan dedicado al detalle, a la curaduría de experiencias únicas locales y a medida para grupos privados en Iguazú. Se encuentra en Puerto Libertad, a donde se accede tomando la ruta 12 hasta la altura de este municipio. Allí, un camino de 8 km de tierra colorada nos adentra en una zona local de chacras, hasta que en el fondo, se ve un portón con el nombre de la reserva que nos indica que llegamos a destino.

La Lorenza es un enclave con una vista única en Misiones. Al entrar al deck principal de madera, se observa una panorámica alucinante: alrededor nuestro, la selva argentina, debajo, el Río Paraná y en el horizonte, las orillas de nuestro país vecino, Paraguay. Pero al ver el horizonte notamos algo distinto, el salvaje dinamismo de la selva termina, y sólo se ve pasto prolijamente cortado. Este momento fue uno de los más reveladores del viaje: Picu nos explicó que todo lo que veíamos allí, en el horizonte, había sido derribado por el monocultivo de soja. Estábamos viendo la realidad. Las cifras de deforestación de la Selva Atlántica estaban frente a nuestros ojos. De un lado la desolación y el vacío, la quietud de lo muerto. De este lado, la abundancia, los cantos de vida, la pulsión de la selva que se siente y que aún late.

Foto: gentileza La Lorenza (PH Emilio White)

Las experiencias de La Lorenza abarcan medio día o día completo, y son excursiones totalmente personalizadas guiadas por expertos botánicos, biólogos y naturalistas. Con el foco en la privacidad, solo reservan de a pequeños grupos. Su misión es tomarte de la mano y acompañarte a descubrir el lenguaje de la selva. Hay muchos tipos: Selva y Cultura, Fotografía, Selva y Kayac, Avistaje de aves, y más. La intención de estas experiencias están intrínsecamente ligadas al nacimiento de esta reserva, que es proteger el ecosistema. “El objetivo principal de La Lorenza, el corazón, tiene que ver con conservar la selva. Esto nació como una reserva hace 10 años, y recién hace cuatro años comenzamos a realizar este tipo de turismo de naturaleza, ya que descubrimos que puede ser un gran aliado”, dice Picu.

La Lorenza es una unidad chica de conservación pero su valor está en que hace de refugio para especies pequeñas y a la vez de conector con otras unidades de conservación más grandes, aportando valor al Corredor Verde con la filosofía de turismo de naturaleza: “Estamos unidos indirectamente al Parque Nacional Iguazú y a los parques provinciales. Somos conectores. Como privados generamos una experiencia turística pero con fines de conservación. El visitante que lo elija es un aliado de esto, con su visita, aporta a algo más grande. A través del turismo de experiencias basadas en la naturaleza conservamos el pulso de la vida tal como está. Hay que darle la oportunidad a la selva a que se regenere sola, y para nosotros este tipo de turismo es un aliado para que eso suceda”, agrega.

Seguimos camino hacia el sureste de la provincia. Yendo por la escénica ruta 101 en el km 25, un cartel nos indica que ingresamos en el Corredor biológico Urugua-í Foerster. A medida que avanzamos, se comienzan a formar paredes de tierra colorada y selva que nos hacen sentir en un ambiente más salvaje y más inhóspito que Iguazú. Ahora la sensación es de estar realmente inmersos en la selva. Unos metros después, se presentará ante nosotros una obra única y magnífica, un gran puente que deja atravesar la selva por encima de él. Estamos hablando del primer eco ducto de Latinoamérica, una obra que al igual que el corredor, forma parte del proyecto de restauración del ecosistema en la localidad de Andresito. 

Para saber más al respecto de lo que significa un corredor biológico y este tipo de pasafaunas me contacté con Diego Varela, biólogo del CONICET de Misiones, quien es el creador e impulsor de ambas obras.

3) El primer ecoducto pasafauna de Latinoamérica: una obra arquitectónica para disminuir el atropellamiento de animales en las rutas y colaborar con la conexión de la selva Atlántica.

Foto: gentileza PH Tomas Thibaud

“El corredor biológico Urugua-í Foerster es un caso de éxito en la unión de la selva Atlántica. Fue impulsado hace 20 años con la idea de que esta zona de Andresito que estaba muy golpeada por la deforestación se comience a restaurar y regenerar para lograr la unión entre los dos parques que la rodean, el Parque provincial Urugua-i, y el parque provincial Foerster”, nos cuenta Diego, y agrega que lo lograron “a través de la creación de reservas privadas, y los proyectos nuevos que se instalaron en chacras privadas convirtiéndolas en reservas naturales, muchas turísticas y otras solo con el fin de restaurar la selva y la biodiversidad.” Un proyecto con una visión en común, que hoy en día, muestra los resultados en los mapas satelitales. 

El ecoducto fue construido como parte del proyecto de restauración del corredor. Según el biólogo, “es una medida de mitigación ante los efectos de la construcción de rutas en paisaje de naturaleza, que causan un aumento de mortalidad de animales por atropellamientos y una fragmentación del paisaje que perjudica la movilidad de las especies en el territorio. Este diseño es muy particular por su magnitud, y porque posee una selva regenerada encima, lo que lo hace muy efectivo para que especies animales como también las plantas se dispersen a través de él ”, agrega Diego.

Y concluye, tocando el tema clave que trasciende y atraviesa todas las entrevistas que hice durante esta nota: «en conservación, lo importante es que las áreas protegidas estén conectadas ya que las poblaciones necesitan tener largos territorios para desarrollarse y no extinguirse. Entonces a través de estos proyectos, como el eco ducto o los corredores biológicos, se busca conectar estas áreas como objetivo primordial”. Conexión, sinergia, colaboración. 

4) San Sebastián de la Selva: Una reserva privada & lodge con el foco en el rewilding, inmerso en medio de la selva del Corredor Biológico Urugua-i Foerster.

Foto: gentileza Lodge San Sebastián de la Selva. 

Con la magnificencia del primer ecoducto pasafauna de Latinoamérica como puerta de entrada, en el kilómetro 25 de la ruta 101, en la localidad de Andresito, y luego de atravesar un corto camino de tierra colorada que nos adentra en lo salvaje propio de este corredor, se encuentra San Sebastián de la Selva: una reserva natural y lodge que es un paraíso de turismo sostenible. El lugar es ideal para realizar desde fotografía de naturaleza, birdwatching, hasta observación de cielos nocturnos (fue declarado santuario) y es un enclave único de conservación y rewilding.

Al llegar, la escena visual sintetiza en cierta forma lo que es este lugar: un grupo de fotógrafos de naturaleza se prepara para salir a la selva a capturar al menos una pequeña parte de las más de 500 especies que viven en Misiones (más de la mitad que posee Argentina), lo que la vuelve un paraíso para el birdwatching o avistaje de aves a nivel mundial. Los grupos salen guiados por Matias Romano, fotógrafo de naturaleza, conservacionista y creador de esta reserva privada & lodge.

El hotel tiene a la madera como actor principal, desde el amplio main lodge donde se reúnen los huéspedes, hasta las cuatro cabañas individuales inmersas en la selva, alejadas entre sí con el foco en la privacidad. Todo fue construido con madera de árboles nativos caídos de forma natural.

Es un lugar donde los huéspedes tienen mucha intimidad porque hay poca cantidad de gente, de cabañas, y ofrece un servicio personalizado. Se hacen salidas a recorrer la selva de día y de noche, paseos en canoa por el lago, observación de naturaleza y birdwatching. 

Además de hotel, San Sebastián es una reserva: “cuando llegué a esta chacra, estaba todo deforestado. Acá hacían ganadería, y gran parte de la selva que hoy vemos era pasto. Nosotros comenzamos un proceso de regeneración ambiental donde recuperamos los suelos a través de la plantación de árboles nativos, y la selva volvió a verse”, mientras Matías cuenta la situación, muestra una foto donde se ve esto de forma impactante. La imagen del estado de la selva antes y su estado actual sintetiza los efectivos resultados del rewilding que invitan a querer accionar y ser parte del cambio.

Y este espíritu lo comparten desde San Sebastián de la Selva no sólo con sus huéspedes, sino con cualquier persona que quiera sumarse, realizando plantaciones masivas: “hay momentos donde este hotel deja de ser turístico, se cierra por 15 días e invitamos a gente a plantar: chicos de escuelas locales, amigos, familia, los que se quieran sumar. Plantamos especies nativas que sabemos que funcionan bien y de esa forma vamos generando el proceso de regeneración ambiental”, cuenta Matias.

En cuanto a la apuesta por el turismo de naturaleza, Matias reflexiona, “cuando los proyectos que se hacen en un lugar son de este tipo, la cultura local se sostiene a la vez que se desarrolla el lugar. Es decir, van a la par. Las tradiciones y la cultura se mantienen a la vez que las personas tienen posibilidades laborales y crecimiento. Cuando el tipo de turismo es, por el contrario, masivo, generalmente hay desarrollo, pero a costa de perder el valor local. Por eso para mi es importante el ecoturismo. Es fundamental para poder seguir manteniendo esto que vemos hoy a lo largo de los años”.

5) Margay Lodge: un lodge turístico de regeneración al lado de la Reserva de la Biósfera Yabotí, declarada por la UNESCO.

Foto: gentileza Margay Lodge (PH Francisco Rumi)

Este hotel se ubica a 40 km de la localidad de El Soberbio, en el área de influencia directa de la Reserva de la Biósfera Yabotí, declarada por la UNESCO en 1992. La reserva tiene 255 mil hectáreas aproximadamente. Es un corredor biológico inmenso y sumamente importante. En ella, hay muchas comunidades que la habitan, saltos y reservas. “Para nosotros es un honor por un lado y por otro una responsabilidad estar pegados a esta reserva, y nos vemos como guardianes de la misma” nos cuenta Lautaro Guardamagna, coordinador del equipo de Margay.

Margay como reserva nace hace dos años y medio, cuando fue declarada como reserva dentro de la Red de Reservas Privadas de Argentina. Son 60 hectáreas en las que se trabaja proyectos que tienen que ver con la conservación y la regeneración ecosistémica.  Dentro de sus acciones, realizan plantaciones de especies nativas junto a sus huéspedes, trabajan junto al INTA en un proyecto de rewilding de pacas y agutíes (dos roedores de la selva cuya población se ha visto disminuida).

Foto: gentileza Margay Lodge (PH Francisco Rumi)

El hotel consta de cuatro cabañas dispuestas a la vera del arroyo. Trabajan con energías limpias y  tienen un manejo de residuos orgánicos según el concepto de economía circular. Además, trabajan con el aprovechamiento del agua, en donde no se compra agua tratada sino que tienen filtros propios para tratar el agua de las vertientes de la zona.

Desde el lodge impulsan dos proyectos, uno con la viticultura, el trabajo con abejas de la zona como la Yateí que son especies nativas de la selva misionera. Su miel históricamente ha sido aprovechada por la cultura guaraní, tienen un valor culinario importante y muchos usos medicinales atribuidos por la cultura guaraní, entre ellos se utiliza en la vista para tratar las cataratas. Por otro lado se trabaja la parte agroecológica con una huerta propia que se utiliza para consumo en el lodge, apuntando a la producción de alimentos sin ningún tipo de agrotóxicos. 

Uno de los propósitos que tenemos con esto es poner en valor diferentes aspectos de la cultura guaraní porque son personas que han estado hace muchísimo tiempo en el territorio y tienen mucho más conocimiento que los que venimos de afuera. La idea es impulsar esos conocimientos, ponerlos en valor, comunicarlos y hacerle sentir a ese local que lo que él dice tiene valor. Rescatando todos los valores ancestrales de la zona y poniéndolos al frente”, nos cuenta Lautaro.

“La intención de empezar a trabajar estas experiencias tiene que ver con que en cierto modo la sustentabilidad quedó obsoleta. Ahora se apunta a generar acciones que impacten de manera positiva en el entorno. Es decir, no es solo que no vamos a talar árboles, sino que vamos a reforestar. Entendiendo que la crisis eco sistémica que estamos viviendo es una realidad notable, la idea es poner nuestro granito de arena en pos de por un lado sostener y por otro preservar y regenerar el entorno de la Selva Paranaense, la biodiversidad del territorio y las comunidades que la habitan”, agrega Lautaro.

“La parte teórica ya la tenemos, ahora el tema es actuar. Además de regenerar el ambiente, es importante sentirse parte de la naturaleza. Regenerar ese vínculo con la naturaleza y también ese vínculo de uno consigo mismo y con sus pares. Creo que entendiéndonos como parte de, vamos a poder empezar a trabajar para restaurar estas condiciones ecosistémicas que son las que sostienen la vida, trabajando mancomunadamente por un objetivo en común”, concluye Lautaro.