«La vida hoy es menos lineal, todo el mundo va y vuelve de la soltería»: entrevista a Tamara Tenenbaum

Charla a fondo, en un bar del centro porteño, con la autora del «Fin del Amor, querer y coger» uno de los libros más inteligentes, provocadores y exitosos de los últimos tiempos/¿Cuál es el futuro de las relaciones?/¿Por qué asegura que buscar pareja ya no es el objetivo máximo para una mujer?/Además: sus definiciones sobre la infidelidad, el sexo casual, y el matrimonio («un pacto ficcional»)

Su primer libro, El Fin del Amor, es un éxito total (va por su quinta edición) y hasta va a ser convertido en serie por la Metro Goldwyn Mayer 

 

«La vida hoy es menos lineal, todo el mundo va y vuelve de la soltería»: entrevista a Tamara Tenenbaum. Por Azul Zorraquín. Fotos: Carla Nastri.

Tamara Tenenbaum, nacida y criada en un hogar judío ortodoxo, aprendió sobre relaciones sexo afectivas en una escuela laica, donde deconstruyó lo que había mamado en el barrio de Once. “El fin del Amor”, es un ensayo que se sumerge en el mundo de los afectos, y toca temas como la maternidad, la monogamia, el deseo y la tecnología, la soltería, la cultura del consentimiento, y las distintas alternativas del amor.

Filósofa, periodista y escritora, barre estereotipos como el amor para toda la vida, y la maternidad como imperativo para cualquier mujer. Con respecto a las apps de citas como Tinder y Happn, y prende la alarma: “Las mismas tecnologías que nos comunican nos alienan si perdemos de vista que para tener vínculos reales, necesitamos volver al mundo de los átomos”.

Tamara también rompe con estereotipos estéticos, como el discurso de auto aceptación, que pone el acento en el individuo e invisibiliza las fuerzas sociales que estructuran nuestros pensamientos privados sobre nuestros cuerpos. ¿Porqué estar más flaca sería estar mejor?, se pregunta.

Estos, y muchos otros interrogantes, quedan resonando después de leerla. Un libro fascinante, que engloba una vasta bibliografía, e incluye conceptos desarrollados por personajes como la socióloga marxista Eva Illouz o el filósofo francés Jacques Derrida, que llama a cuestionar los mandatos de género.

La joven pensadora les habla a las mujeres, y de cómo aprendieron a sentirse incómodas hablando de su propio deseo: “Conversar sobre el deseo femenino es clave para educar mujeres y hombres libres”. Exigente, curiosa y audaz, “Querer y Coger” es el resumen de un libro que se devora y se disfruta, porque nos invita a deconstruirnos y ser más libres.

En MALEVA queríamos que nos contara mucho más, así que nos encontramos en una mesa del bello bar Los Galgos, en el centro porteño, a escuchar sus respuestas llenas de definiciones fuera de los cánones establecidos. 

«Creo que lo que se está terminando es la idea de que buscar una pareja, es el objetivo máximo en la vida de una mujer. Eso no tiene nada que ver con el amor. Se mezcla con una idea de amor, pero en el fondo no tiene nada que ver…»

¿Cómo fue para vos nacer en un hogar judío ortodoxo y virar hacia un lado más liberal, el feminismo, la militancia?

Fue una cosa larga, pero para mi se dio de manera muy natural. No lo pensé ni como una cosa de justicia, ni nada. Fue lo único que podía hacer. No podría haber vivido de otra manera. Tengo la suerte de que siempre hice lo que quise y además siempre fui una persona con mucha auto confianza: cuando quiero hacer algo voy y lo hago.

Acabás de publicar un libro titulado “El fin del amor”. ¿Qué es lo que está llegando a su fin? ¿Es el amor romántico o todo tipo de amor?

Ninguno de los dos. Se habla mucho del amor romántico y yo lo menciono en el libro, pero trato en general de no insistir, porque es un concepto confuso. Creo que lo que se está terminando es la idea de que buscar una pareja, es el objetivo máximo en la vida de una mujer. Eso no tiene nada que ver con el amor. Se mezcla con una idea de amor, pero en el fondo no tiene nada que ver.

¿Y por qué se termina ahora?

No es ahora, se está terminando hace 60 años. Ahora es un discurso, pero esto se está gestando hace mucho tiempo, si es que alguna vez existió. Son estructuras míticas. ¿Cuanta gente vivió una historia tipo Romeo y Julieta? Casi nadie. En la vida real la gente tiene distintas parejas, algunas que le gustan más, otras menos. Lo otro siempre es una especie de ideal que en el fondo nunca nadie vivió, es mas bien un mito. Me parece que hoy están apareciendo otras conversaciones.

«Me parece que la infidelidad no es necesariamente un problema; creo que eso también está cambiando. Hay un fetiche con que lo más importante de una pareja es la fidelidad y no lo comparto. Me parece que, de hecho, en el siglo XIX y XX hemos visto muchas formas de procesarlo y vivirlo. Para mí la infidelidad es una parte lógica y presente de la monogamia…»

Y el amor para toda la vida ¿Quedó anticuado?

Quedó anticuado incluso para nuestros padres. El amor para toda la vida queda entre paréntesis, porque quien se casa sabe que se puede divorciar y a fin de cuentas, todo el mundo se divorcia. Es un pacto ficcional; uno no puede formar una pareja y decir “en dos años nos vamos a separar”, porque no funciona. Mi novio y yo no pensamos en una separación, pero los dos sabemos o pensamos que es una posibilidad muy clara y está bien, no hace falta estar diciéndolo.

Pero todavía las personas se casan.

Justamente creo que hoy, el amor para toda la vida para algunos puede funcionar como un juego, como una idea. Armar un casamiento y pagarlo como si fuera para toda la vida. Pero nadie piensa de verdad eso. Ni siquiera el Opus Dei habla del amor. En general la gente que habla en esos términos tan rígidos, no está hablando realmente del amor. Piensan en el bienestar de la familia, por ejemplo. De hecho, la gente que piensa en eso, cree que si te desenamorás deberías seguir casado. El amor para toda la vida se acabó antes de los ‘80. Cada vez la gente se casa más, sabiendo que se va a separar, y arma las condiciones de antemano para que ese divorcio sea más fácil; separación de bienes, etc. Está buenísimo.

¿Qué pasa con la infidelidad? ¿Pensás que es un problema?

No, es parte de la monogamia. Las parejas tienen diferentes grados de tolerancia, y si menos averigua Dios, perdona. Me parece que la infidelidad no es necesariamente un problema; creo que eso también está cambiando. Hay un fetiche con que lo más importante de una pareja es la fidelidad y no lo comparto. Me parece que, de hecho, en el siglo XIX y XX hemos visto muchas formas de procesarlo y vivirlo. Para mí la infidelidad es una parte lógica y presente de la monogamia. Supongo que hay gente que nunca fue infiel en su vida, yo no la conozco (se ríe).

«El futuro de las relaciones creo que cada vez va a ser más diverso; cada vez va a haber más opciones. Las personas van a empezar a tomar decisiones distintas, porque va a haber cada vez más alternativas entendidas o habilitadas. ¡Por suerte!»

¿Cómo vivís vos tu relación?

Con libertad, no andamos pendientes el uno del otro, llamándonos por teléfono. Ana Karenina tiene mil páginas, yo no puedo estar perdiendo tiempo averiguando en qué anda mi novio ahora (se ríe).

El sexo casual, ¿es una novedad?

Siempre existió, el tema es en qué condiciones. El sexo casual no es un invento de ahora. Lo que es una novedad, es que esté conversado y habilitado socialmente. A nadie le resulta raro o grave escuchar que una persona practique sexo casual. Lo que pasa es que en otro momento, estuvo mucho más ligado a la infidelidad.

El estereotipo de la solterona todavía resuena en algunas charlas. ¿Cómo creés que se vive la soltería en estos tiempos?

Está cambiando. Hoy en día, la mayoría de la gente se divorcia, entonces mucha gente vuelve a ser soltera. Ya no es un estado permanente, la vida hoy es menos lineal. Todo el mundo va y viene de la soltería. El tema de los hijos, en cambio, sigue siendo muy fuerte.

¿En qué sentido?

En la idea de que tener hijos es obligatorio para todo el mundo. Pero también va a ir cambiando. Hay mucha gente a la que no se le da, no se le arma. Veo muchas chicas que tienen miedo, porque no se les armó, pero tampoco tienen tantas ganas de ser mamás solas. Y cuando no se te arma y llegaste a la edad en la que ser mamá biológica es más complicado, hay que aceptar que no se dio y ya está, no pasó. Tantas cosas no pasaron, ¿cuántas personas quisieron ser escritores o estrellas de rock? Y bueno, no sucedió (se ríe). Tenemos que empezar a verlo así.

«El amor para toda la vida quedó anticuado incluso para nuestros padres. El amor para toda la vida queda entre paréntesis, porque quien se casa sabe que se puede divorciar y a fin de cuentas, todo el mundo se divorcia. Es un pacto ficcional; uno no puede formar una pareja y decir “en dos años nos vamos a separar”, porque no funciona…»

¿Cómo te imaginás las relaciones en un futuro?

En general, creo que cada vez va a ser más diverso; cada vez va a haber más opciones. Las personas van a empezar a tomar decisiones distintas, porque va a haber cada vez más alternativas entendidas o habilitadas. ¡Por suerte!

Para terminar, una de las citas más interesantes que subrayé del libro de Tamara dice así: “Prefiero tratar de entender que todas estamos aprendiendo, que todavía no sabemos del todo cuáles son las alternativas a los modelos que heredamos y repetimos”.
En el camino, aprendamos a desear libremente y romper con estereotipos y represiones. Amén.