La vereda y el vino: ¿dónde (re) encontrarse con amigos alrededor de una copa? / Cinco propuestas para que anotes

El vino siempre fue motivo de reunión, pero más en tiempos de restricciones pandémicas en los que pasarla bien – en modo cara a cara -, en una linda vereda y acompañados de una buena copa se volvió una secuencia sanadora de felicidad/En esta nota, cinco coordenadas infalibles, desde La Lucila hasta San Telmo

Vilardo: etiquetas a precio de vinoteca para beber en el rincón más canchero de La Lucila, sobre avenida Libertador

La vereda y el vino o dónde (re) encontrarse con amigos alrededor de una buena copa / Cinco propuestas para que anotes. Por Daniela Gianni.

El vino siempre fue motivo de reunión. Además de ser un producto cultural, natural y vivo, es un instrumento que fomenta la charla, un gran dador de placer y una buena compañía per sé. Por eso, no es raro que en el 2020 haya habido un aumento en su consumo interno de un 6,5% respecto del 2019. En tiempos de aislamiento social, el vino fue un integrante más en mesas familiares, video-llamadas y maratones de series en el sillón.

En este 2021 se está viviendo algo similar, pero adaptado a las nuevas posibilidades: la bebida que tantas pasiones despierta está convocando a salir de casa en los horarios permitidos para reencontrarnos en un «cara a cara». Muy de a poco, la popular pinta empieza a cederle espacios a la copa y el vino toma un rol protagónico en bares y restaurantes que reciben a parejas, grupos y solitarixs para disfrutar de ofertas cada vez más diversas e interesantes.

MALEVA visitó algunos locales que cree perfectos para ponerse al día o hacer una pausa alrededor de un buen vino: rincones acogedores –de estilos muy diferentes– con lindas veredas, una especial selección de etiquetas a precio de vinoteca y buena gastronomía con foco en el tapeo.

1) CLUB VILARDO: LA TIENDA DE VINOS DE LARDO & ROSEMARY / DOSCIENTAS ETIQUETAS QUE CUENTAN UNA HISTORIA, COCINA CALLEJERA A OTRO NIVEL, PONCHITO (PARA EL F´RÍO) Y EL RÍO AHÍ NOMÁS / AV. DEL LIBERTADOR 3810 – LA LUCILA

Afuera, un grupo (reducido) de amigas charla entre risas mientras comparten vino. Adentro, una señora del barrio expresa que extraña a los chicos del restaurante – que ahora también es vinoteca – cuando el local está cerrado. Con esa energía recibió a MALEVA Lardo & Rosemary en La Lucila y así también se vivió la charla con Pipe Colloca, encargado la nueva pata vinera del restaurante.

Durante las primeras fases de la pandemia nació la tienda online Club Vilardo (@club_vilardo) con vinos de baja intervención y alta tomabilidad, en su mayoría de pequeños y medianos productores locales, para llevar a casa. “Buscamos vinos lo más puros posibles que cuenten la historia de un lugar y un hacedor. Sobre todo, que sean fáciles de tomar y que nos gusten mucho”. Hoy, el proyecto se trasladó al restaurante en forma de una estantería enorme repleta de botellas que entusiasman a primera vista. “Antes ofrecíamos unas 6 ó 7 variedades a precio de restaurante. Ahora tenemos unas 200 etiquetas a precio de vinoteca que vamos renovando constantemente”.

El plan para las tardes de pandemia es: entrás a este espacio bien minimalista y de estilo industrial, elegís un vino de la estantería (con ayuda, si querés), pedís un poncho y disfrutás en simpáticas mesas y sillas escolares de la vereda que en pocos días tendrá una pérgola y estufas para afrontar el frío. También hay vinos por copa que cambian día a día y una «joyita» exclusivísima por descubrir: un malbec de Las Compuertas (Mendoza) hecho por la bodega Durigutti para el bar.

Lo mejor es que la bebida se acompaña por la atrevida cocina de Lardo & Rosemary, actualmente en manos de Pedro Silva como chef ejecutivo y Francisco Suárez como jefe de cocina. Acá, preparaciones ícono de la cocina callejera del mundo muestran una faceta elevada en versiones de autor que sorprenden. Los elegidos son los Hargow Dumplings, de masa delgada y suave, rellenos de langostinos curados y ahumados, panceta, ajo, jengibre, aceite de sésamo, hoisin, salsa de soja, zanahoria fermentada y achicorias; el Bao Negro, un pan al vapor relleno de un tierno y sabroso Asado Negro venezolano, pickles de remolacha y hojas de cilantro; y la Morcilla, una re-versión del baklava con paté de morcilla (con ajo, cebollas, panceta, nueces pecan y hierbas), pickles de manzana verde e hibiscus.

*Estén atentos: Una nueva sede del restaurante-vinoteca-winebar llegará próximamente al polo foodie de Chacarita con un despliegue mega prometedor.

2) ALDO’S: EL WINE BAR «PEQUEÑO Y REVOLTOSO» DE UNO DE LOS GRANDES SOMMELIERS ARGENTINOS / CREACIONES DE LOS MEJORES WINE MAKERS ARGENTINOS Y TA´PAS CON CALIDAD / REP. ÁRABE SIRIA 3037 – PALERMO ZOO

Una coordenada obligada para enófilos que paseen cerca del Jardín Botánico y un «spot» muy recomendado para hacer una parada técnica o tener esa charla pendiente: Aldo’s Wine Bar (@aldosvinoteca), algo así como el hermano pequeño y revoltoso de Aldo’s Restaurante. En un espacio con alma de bistró, una encantadora barra central en forma de U y botellas que cubren la totalidad de las paredes, la propuesta es “sentarse un rato a tomar una copa o a probar diferentes vinos acompañado de una rica tapa o sándwich”, según cuenta Aldo Graziani, prestigioso sommelier y alma mater del lugar.

¿Qué tomar? Las posibilidades son muchas y no hay forma de equivocarse ya que la selección fue curada por el propio Aldo, quien incluye exclusivas botellas del portfolio de su distribuidora: vinos de reconocidos winemakers que expresan un terroir con gran respeto por la uva y su entorno. “Tenemos vinos consistentes y con mucha personalidad de diferentes lugares (con distintas interpretaciones de cada lugar) y en diversos estilos”. La abultada carta ronda las 150-180 etiquetas y cada día se proponen unos quince vinos por copa que varían periódicamente.

Es así que, en la tranquila vereda o deck que ahora está techado y acondicionado, la invitación es a elegir la copa favorita o entregarse al asesoramiento de los somm de la casa y picar algo simple con foco en la calidad: quesos (de pasta blanda, semi-dura o dura) de pequeños productores locales, embutidos y chacinados artesanales, panes de masa madre, tapas de impronta mediterránea y sándwiches frescos y contundentes.

*El dato: pronto sale a la cancha la nueva carta de estación así que agendate probar lo nuevo.

3) COWI: CAFÉ DE ESPECIALIDAD Y VINOS DE AUTOR EN UNA DE LAS COORDENADAS CON MÁS ESTILO DE BELGRANO (LA BARRA ALREDEDOR DEL ÁRBOL ES LO MÁS) / 3 DE FEBRERO 1167 – BELGRANO 

Encantadora. Esa es la palabra que mejor describe a la vereda de Cowi (@co_wines), un café-vinoteca de Belgrano que es sede de encuentros de todo tipo y, por lo que vio MALEVA, muy elegido para citas. Este espacio provoca entregarse al momento con una ambientación rústica donde predomina la madera, la vegetación y las luces tenues que generan cierta intimidad. Hay mesas sobre la vereda, un deck protegido sobre la calzada y dos barras ingeniosamente ubicadas rodeando a los árboles.

Su propuesta se bifurca en dos grandes placeres: café de especialidad con pastelería artesanal y vinos con «platillos» para compartir. Para el equipo vinero tienen una buena colección de botellas que se pueden llevar o consumir en el lugar a precio de vinoteca. “La selección del mes está pensada en vinos de autor que sorprendan con cepas no tradicionales o productos no tan comunes en el mercado”, cuentan desde Cowi. Se encuentran grandes exponentes de pequeños productores y no faltan las bodegas de renombre, además de una selección del día por copa.

El menú pensado para el after-office termina de conquistar por su originalidad y sabor: acá conviven recetas criollas con giros inesperados muy bien aplicados y otras de Medio Oriente en porciones (no tan) chicas. Algunos favoritos son la provoleta con rúcula fresca y tatemada (salsa típica mexicana con un toque picante), los bhajis/pakoras de cebollas con un dip de curry delicioso, las mollejas crocantes en emulsión de limón con papas rotas y huevo a baja temperatura, y el shakshuka con pan de masa madre que es un mimo en días fríos.

*Su otra cara: recientemente, Cowi inauguró una segunda sucursal en un imponente local de Palermo con la misma esencia, pero un estilo más descontracturado.

4) ALEGRA: TAPAS CASERAS Y VINERÍA, ANFITRIONADOS POR UNA DUPLA (SOMMELIER-COCINERA) QUE SABE LO QUE HACE (Y LO HACE MUY BIEN) / OLLEROS 3891 – CHACARITA

En una gran esquina de Chacarita, Alegra (@alegra_rv) te recibe con vinos difíciles de encontrar en góndola a precio amigo y platitos de impronta hogareña que te devuelven a casa más feliz de lo que fuiste. La sommelier Mariana Achával (quien también es cocinera) y la cocinera Lorena Papasergio (quien también es sommelier) llevan adelante este refugio que ahora luce un concepto renovado.

“Durante las fases más restrictivas ofrecimos experiencias de maridaje para hacer en casa, con vinos y platos chicos, y empezamos a pensar que debíamos trasladarlo al restaurante”, cuenta Mariana. En septiembre del 2020 hicieron una primera prueba, sirviendo vinos por copa en la vereda con choripanes artesanales, y la buena respuesta del público terminó de darle forma: los platos más complejos de la carta se corrieron para darle paso a un menú de tapeo simple y efectivo que acompaña a su selección de vinos, sin opacarlos. “La idea es que nuestros invitados se sientan como en casa de amigos y que disfruten de un buen producto y una buena copa de manera relajada”, dice Lorena.

En una hermosa vitrina y en diferentes barras se exhiben vinos de casi todas las regiones del país, clásicos y nuevas tendencias, priorizando a las bodegas y marcas menos populares. “Tenemos para todos los gustos” dice Mariana, quien se ofrece para diseñar maridajes y para guiar a quien quiera sorprenderse.

En mesas de la ochava y laterales de la vereda – uno de ellos con un gazebo que protege de viento y lluvias – se prueban sus croquetas de morcilla (abundantes, cremosas y extra crocantes) con chutney de manzanas; la singular tortilla Alpina, una gran papa rosti rellena de cebollas caramelizadas y abundante queso; o el Picoteo para 2 que fue el «hit» del delivery durante el confinamiento: trae un trío de hummus con pan a la chapa, empanaditas de queso de cabra con cebollas caramelizadas, langostinos cripsy con alioli, croquetas capresse y las croquetas de morcilla con chutney.

*Extra: post copa podés aprovechar su nuevo menú prêt-à-porter y llevarte platos listos, congelados y envasados al vacío para regenerar en casa. Hay ravioles de osobuco braseado con salsa, guiso de lentejas o garbanzos, pizzas caseras con brie y más.

5) NILSON: PARA MARIDAR VINOS DE LO MÁS INTERESANTES CON EL ESPÍRITU BOHEMIO Y LA MAGIA DE SAN TELMO / EN INVIERNO PRUEBEN SU SOPA DEL DÍA QUE LES VA A RECONFORTAR EL ALMA / CARLOS CALVO 463 – SAN TELMO

Es conocida la capacidad que tienen las calles de San Telmo para transportarnos en un viaje imaginario. ¡Imaginá con una buena copa en mano! Entre feriantes, artistas y turistas, paseando por Carlos Calvo se encuentra Nilson (@nilson.une), un pintoresco y petit local con acceso directo al famoso Mercado del barrio. Ahí, la sommelier Samantha Nilson, Sergio (su pareja) y Agus (su hijo), sirven vinos seleccionados para beber al paso y acompañar con bocados ricos. “Si se llenaban las veredas de gente tomando birra, ¿porque no podía pasar lo mismo con el vino?”, piensa Samantha.

Acodado en una barra a la calle o en mesitas ploteadas sobre la vereda – que está plagada de propuestas foodie –, se pueden probar entre diez y doce variedades por copa de todo color y estilo a muy buen precio. En sus pizarras se exhiben las opciones del día, segmentadas en vinos «Ligeros, Medios e Intensos» para facilitar la elección. “Si son dos o tres personas y quieren tomar lo mismo, recomendamos pedir una botella”, dice Sergio, y ahí se abre un gran universo de etiquetas por degustar. “Me gusta mucho trabajar con proyectos pequeños que haya que contarlos a la hora de recomendar y me encanta cuando alguien dice: ¡no conozco ningún vino de la pizarra!”, exclama Samantha.

Al igual que la carta de vinos, la comida que acompaña va cambiando, pero siempre hay sándwiches frescos, un plato de quesos (con higos naturales en almíbar, mermelada casera, tomates secos y pan de masa madre), una sopa del día en invierno y el nuevo BrunChardo con dos copas de chardonnay, un plato de quesos y frutas, papas rotas, panes de masa madre, hummus de remolachas, chutney de mango y un cuadradito dulce.

En el barrio, habitués y visitantes van modificando sus costumbres. “Algunxs clientes nos dicen que cambiaron el café de la tarde por la copa de vino. También pasa que el día puede ser muy tranquilo, pero se hacen las 18 hs y se llena porque la gente sigue con el «chip» del post-trabajo”.

*A saber: a la tardecita y los fines de semana es común que se acerque algún artista para amenizar el momento con su música en vivo a la gorra.

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Fotos: gentileza locales mencionados.