La hora de los influencers gourmet: seis cuentas para seguir de cerca

¿Preparados para «guardar» o hacer capturas de pantalla sin parar? Posteos con hallazgos y más que nada, una curaduría ciento por ciento personal/La libertad de lo genuino/¿Cómo empezaron con sus cuentas?/Desde la «gurú» de su grupo de amigas hasta la buscadora incansable de belleza en la ciudad

La cuenta de IG «Entre Tostadas» es una oda al desayuno, al brunch y la merienda, y es un fenómeno absoluto con más de cien mil seguidores.

La hora de los influencers gourmet. Seis cuentas para seguir de cerca. Por Vicky Guazzone di Passalacqua.

Seguir a estas cuentas es estar preparado para hacer capturas de pantalla permanente. Eso, o apretar el ícono de “guardar” en Instagram muy seguido. Porque sus posteos no solo ofrecen una mirada diversa e interesante del panorama gourmet, sino además recomendaciones concretas de hallazgos, platos específicos y hasta días y horarios más idóneos para visitar determinado lugar. Lo que estos nuevos influencers gourmet hacen es una curaduría 100% personalizada, que no se guía tanto por las pulsiones de moda como por el propio instinto y gusto. Además, dato no menor, aseguran pagar por sus consumos y por ende luego hablan con mayor libertad. Lo que se dice una mirada refrescante en un mundo de contenidos cada vez más uniformados. A continuación, seis cuentas que van a resultarles joyitas en el timeline.

1) @buenospaladaires_: cuando la «gurú gourmet» del grupo se convierte en una referente auténtica (que busca hallazgos, no cadenas, y está en contra del canje)

En su grupo de amigos, Irina siempre fue la “gurú gourmet”. A la que todos le preguntaban dónde ir cuando tenían que organizar una cita o planear un encuentro. Gran salidora ella misma, era la que tenía el dato preciso, ese con el que es imposible quedar mal. Por eso también tiene sentido que sus amigos la hayan empujado a abrir Buenos Paladaires en 2018, como una forma de dar a conocer esa sabiduría y ayudar también a otros.

Desde entonces a hoy, el crecimiento fue exponencial. Con casi 36.000 seguidores, la suya es una cuenta de estética limpia, fotos tentadoras pero cercanas y una interesante presencia de su autora, un poco en posteos y bastante más en historias, donde ha ido creado un vínculo con su comunidad. Es, además, una cuenta abiertamente en contra del canje, fundada también para contrarrestar la ola de usuarios con un puñado de seguidores que por una comida gratis hablaban bien de cualquier lugar. “Yo elijo pagar todo y dar una opinión 100% honesta de lo que me parecen las propuestas”, cuenta. Así, también, es libre de elegir espacios que la seducen por su historia y propósito detrás (“por eso trato de esquivar cadenas”). Como La Kitchen, donde hizo uno de los posteos con más repercusión del último tiempo, abriendo un croissant de frambuesa de una forma casi pornográfica, o como Togni’s, una nueva pizzería al estilo New York que recibió mucho amor en forma de likes y comentarios.

Esto es 95% hobby, 5% trabajo. Aunque pasaron casi tres años, todavía no tengo un ingreso de la cuenta, y solo dos veces me contactaron marcas para hacer videos”, relata. Sus contenidos, sin embargo, se profesionalizan cada vez más en estética y textos. Un gran combo para diferenciarse en tiempos de redes poco auténticas.

2) @marianarapoport : un espíritu flâneur en busca del asombro y la belleza 

Periodista de pura cepa, no es noticia que Mariana Rapoport es una eterna buscadora de belleza. Lo fue toda la vida, a través de sus diferentes puestos en medios de comunicación (incluso como corresponsal de la revista inglesa Wallpaper) y como co- creadora, junto a Cecilia Nigro, de la agencia de consultoría The Wow Factor, y lo es ahora, desde la mirada sin filtro pero con mucha personalidad que aplica en su cuenta.

Si bien no es estrictamente de gastronomía, ya que la atrae todo tipo de belleza y encanto, la pata gourmet es un punto importante de su recorte y una gran razón para seguirla.Tengo un espíritu flâneur. Amo caminar, pasear, soy profundamente urbana. Los fines de semana camino horas por diferentes barrios de Buenos Aires, me gusta ir descubriendo la ciudad y sentirme de viaje”, describe. Así, encuentra gracia en los lugares más diversos e insospechados. Cuando se trata de puntos gastronómicos, asegura que le fascina tanto un bodegón lleno de historia como un café con exquisito diseño.

“Pero necesito que sea auténtico, no me gusta la copia de la copia, de lo que se usa. Y otra obviedad: me tiene que gustar la comida y me tienen que atender bien”. En ese camino, algunos de sus recomendados fueron Santa Inés en La Paternal, El Viejo Buzón en Caballito y Pulpería Quilapán en San Telmo, por solo nombrar algunos hallazgos de su bien provisto archivo de stories.

Sin demasiado filtro ni estilo definido porque siente que perdería su frescura y naturalidad, ya va por los 14.200 seguidores. “No tengo claro qué es lo que le gusta a la gente que me sigue. ¿Será mi sinceridad? ¿Mis ojos tan particulares, hasta raros? ¿Mi particular manera de ver la vida?”, dispara. Tal vez sea un poco de todo. O especialmente, esa propuesta tan simple como profunda de volver a mirar con ojos frescos, “con ojos de niña maravillada” ese mundo que nos rodea.

3) @coordenadab: un «lado b» de la visión clásica, con sensibilidad y humildad 

“Buscadora serial”. Así se presenta Bárbara, el alma detrás de Coordenada B, en su perfil. Y así nació su cuenta, empujada por “toda la acumulación serial que hago de las cosas que más me interesan”, pero que siempre ofrecen un lado B de la visión clásica. Y que aunque abarcan diseño, lifestyle y viajes, sobre todo se enfocan en la gastronomía. “Tengo un TOC con el legado de nuestra historia gastronómica, asociado a los fundamentos, el por qué de las cosas… hay tanto para mostrar, no son solo platos lindos o ricos”, apunta. En este sentido, sus reseñas pueden abarcar lugares de moda como Apu Nena, Nuestro Secreto o Mudrá, pero abordados con una sensibilidad que seduce. Aquí cuentan los hechos, pero sobre todo las sensaciones, aquello que de verdad termina de forjar la experiencia cuando vamos a comer a algún lugar. A la vez, atrae su capacidad para detectar tendencias, como la nueva generación de pastas o el auge del gin autóctono, haciendo que la cuenta funcione casi como un medio digital en sí mismo.

Creo que la gente valora mi visión de las cosas y lo que elijo mostrar. Las protagonistas de mi cuenta son las coordenadas, y no yo”, ilustra. Esa humildad, que incluso revalora el contenido, es otro punto de distinción dentro de Instagram y sus eternas selfies y stories mirando a cámara. Su estética, con portadas dignas de revista de papel, es otro valor en alza. “Este es un hobby que lleva su trabajo. Me gusta hacer las cosas con respeto, tratando de ser bien detallista, así que no tengo margen para la improvisación”, confiesa. Alcanza scrollear por la cuenta para corroborarlo.

4) @pickupthefork: una mirada extranjera que revaloriza lo local y ya se convirtió en una influencia ineludible

Su foto de avatar comiendo un chorizo es inconfundible. Hace casi 12 años, Allie Lazar, oriunda de Chicago y enamorada de Buenos Aires, creó el blog gastronómico Pick Up The Fork, en el que reseñó con genial desparpajo sus experiencias culinarias en este nuevo país. En una ciudad sin familia ni amigos, la comida le había resultado un aliado perfecto para entablar vínculos, y eso mismo replicó en su espacio online. “Mi misión fue salir a la calle para encontrar los lugares más ricos de la ciudad”, detalla. El resultado no solo fue un blog exitosísimo sino además una corresponsalía gourmet para la revista Time Out. Y para cuando se popularizó el mundo de las redes, no tardó mucho en trasladar su formato a Instagram (aunque el blog original sigue en pie).

“Creo que mis descubrimientos tuvieron éxito con los extranjeros y turistas porque los ayudo a navegar el mundo gastronómico local de una manera un poco más profunda que una guía turística y con más conocimiento que un review anónimo en Trip Advisor”, razona. Entre locales, en tanto, resulta especialmente interesante la frescura de una mirada extranjera sobre lo nuestro. “Veo mi trabajo como una forma de informar y guiar al consumidor en una manera honesta y sincera. No escribo para quedar bien con ningún restaurante, chef ni marca; le tengo mucho respeto al lector y mi meta es comunicar lo que me parece interesante, importante, rico y divertido”, sentencia. Así, sin histeria ni parafernalia (de hecho asegura no darle mucha bolilla a la estética en pos de generar contenido real y que fluya), Allie pasa de Gino “el capo de la torta de ricota” a Gran Dabbang y Tegui sin escalas ni fisuras. Y allí reside su magia.

5) @entretostadas: encontrar el nicho (desayunos, brunchs, meriendas) con buena data  y noción de comunidad / «Hago el contenido para la gente, no para el restaurante» 

Otra faceta interesante de estos influencers gourmet es su capacidad de especializarse. Como en el caso de Melisa Puljiz, el alma máter detrás de Entre Tostadas, una cuenta especializada en desayunos, meriendas y brunches. Fascinada desde chica con el hecho de salir a desayunar afuera a instancias de una mamá que organizaba ese programa cada domingo, hace seis años creó un blog en el que reseñar tales incursiones gourmet.

Dos años más tarde el mundo de las redes comenzó a levantar el perfil, y allí migró el contenido. “No sabía bien qué hacía cuando abrí la cuenta, la usaba como puente para el blog porque quería reseñar. Lo que sí tenía era noción de comunidad”, ilustra. Por eso, hoy le presta mucha atención a lo que opinan sus más de 97.000 seguidores, y además trata de ir a los lugares con alguien distinto cada vez, para sumar otro punto de vista a la crítica. “Creo que valoran mucho la honestidad. También el poner los precios y toda la información completa. Tengo guías, hashtags e historias destacadas siempre completas”, cuenta.

En este camino, sus posteos más celebrados oscilan entre dos extremos. O son aquellos con promociones increíbles, como un brunch en el Savoy por $600 por persona, o son los de experiencias más deluxe, como un té en el Palacio Duhau o el Hotel Alvear. “Esa es información que se busca y se valora muchísimo”, apunta Melisa. Asimismo, suele cuidar la estética pero no en exceso, porque le importa que lo que se vea sea real. “Hago el contenido para la gente, no para el restaurante. Si me quieren traer algo extra para embellecer la foto, digo que no”, sintetiza.

6) @chicaelectricaa: una descubridora que sabe y muestra el backstage, y el lado humano, de los emprendimientos gastronómicos 

Cecilia Boullosa es una amiga de la casa. Una a la que pueden encontrar en sus columnas #FueraDeCarta en este mismo sitio, pero especialmente en alguna ruta gastronómica en su cuenta de Instagram. Periodista de larga data y además bloggera de la camada pionera, debe el Chica Eléctrica de su usuario a ese blog con el que muchos la conocimos. “Con el correr del tiempo la cuenta se fue volviendo más de reseñas gastronómicas y menos personal”, cuenta. Aunque quien la conoce sabe que hablar del disfrute del buen comer y beber es también hablar de su mundo íntimo.

Uno de sus grandes diferenciales es mostrar quiénes están detrás de todo emprendimiento. “Me gusta hacer retratos de la gente que emprende y trabaja en gastronomía, más allá de los cargos. Me gusta mostrarlos a ellos y darles el protagonismo. No me gusta pisar las fotos con diseño y cada vez menos subir fotos mías”, detalla. El resultado es un feed en el que las caras del backstage se suceden con platos que dan hambre, en tanto las stories suelen contar un relato. Y el broche de oro lo da el aporte de @ro200000 (Rodrigo Ruiz Ciancia), marido de Cecilia y fotógrafo deluxe, que contribuye con algunas tomas. “Aunque en un 25%, porque la foto muy pro genera distancia y puede ser muy perfecta”, diferencia. Y si algo le interesa es que lo que se muestra sea genuino. “No estoy casada con ninguna marca ni restaurante ni agente de prensa. Si recomiendo o comparto algo es porque me gusta mucho”, sostiene.

Y si de cuentas diferentes se trata, la de Cecilia además recupera el espíritu del debate, algo perdido en una red tan visual. “Las veces que hago observaciones o críticas sobre ciertos temas, como la falta de cocineras mujeres en un evento gastronómico internacional, la gente siempre tiene algo para opinar”, detalla. Lo mismo sucedió con un posteo que invitaba a repensar la manera en que se recibe a los repartidores de delivery. Porque sin ser un trabajo oficial, esta cuenta le insume tanto tiempo y cabeza como oficio.