Martín Kweller, CEO de Endemol, uno de los eslabones centrales de la industria de la tele, timonel de la audiencia, uno de los tipos que pone contenido (y mucho) en las pantallas de millones de hogares. Y que desde una oficina moderna pero sencilla de Palermo Hollywood, decide cómo va a ser ese contenido, de acuerdo a variables que van desde el rating – tiene el minuto a minuto en su compu, a lo broker – hasta otras como pueden ser difundir valores que comparte. Kweller, productor desde los veintidós y responsable en el país de tanques televisivos como, por nombrar algunos, Gran Hermano, Operación Triunfo, Hombre al Agua, Policías en Acción, Graduados, La Dueña o por estos días el exitoso Extreme Make Over. Este contador de profesión es también un “extreme perfil bajo” que, salvo excepciones como esta nota, prefiere no mostrarse. Al punto tal que si bien convive en el día a día de su profesión con celebridades de alto calibre y puede otorgarle a alguien el “don” de la fama, le sucede seguido que al entrar en sus propios estudios lo paren en la puerta con un “señor ¿a dónde va?”.
Vos creás fama, trabajás con famosos y sin embargo tu perfil es muy bajo. Ahí hay un gran contraste. ¿Qué viste de la exposición pública que no te gusta?
Primero, no tengo ganas de definirme políticamente. Hoy sos famoso y parece que ya tenés que definirte políticamente, sos famoso y tenés que opinar de todo, y sos famoso y tenés que saber de todo. Por supuesto que opino de todo y tengo mis definiciones políticas, pero no quiero darlas públicamente. No quiero entrar en eso. La otra cuestión es que yo trato mucho con artistas y son diferentes, son una raza diferente. Y lo que veo a veces con los artistas es que sufren, se deprimen más, empiezan de abajo los artistas y pasa que cuando tienen mucha exposición y después dejan de tenerla se deprimen: es uno de los riesgos que prefiero no correr.
Tus programas suelen ser masivos, sin embargo hay mucha gente de a pie que no sabe quién sos. ¿Tenés alguna anécdota curiosa con el anonimato?Me pasa que entro a los estudios de Endemol y bastante seguido me dicen “Espere señor. ¿A dónde va?” ¡Eso igual es divertido! O estar en una reunión y que se pongan a hablar mal de la tele y ahí digo: “es a lo que yo me dedico”. Me divierte jugar en esas situaciones. Como también con el judaísmo. Son temas que me gusta que la gente se meta, los empiece, y yo entro después.
¿A ver?Me gusta que alguien salte y diga que la tele es una grasada. Ahí le pregunto “¿vos qué mirás? porque yo me dedico a eso” y resulta que todos pero todos miran Discovery, History Channel (señales para las que Kweller también crea contenido) y ahí les pregunto que programa de Discovery miran y ahí no saben ninguno.
«Soy perfil bajo porque hoy si sos famoso ya tenés que definirte políticamente, opinar de todo y saber de todo. Por supuesto que opino de todo y tengo mis definiciones políticas pero no quiero darlas públicamente. No quiero entrar en eso. Y también porque veo que los artistas muchas veces sufren cuando suben mucho, y después de golpe dejan de tener exposición y ese es un riesgo que prefiero no correr.»
¡Claro! Hay una diferencia entre lo que la gente confiesa que ve y lo que efectivamente ve…
¡Sí, como en el 95 (1995)! ¿Quién había votado a Menem? Es lo mismo. La gente lo que te dice es que ve documentales y series americanas que deben durar cuarenta mil horas porque supuestamente se pasan la vida viendo series americanas y después sólo te nombran dos o tres (risas). Y cuando le hablás de un programa de otro tipo (más popular), te dicen que sí, que justo lo vieron haciendo zapping, que Mirtha dijo tal cosa o Guido Kaczca es simpático porque una vez lo vieron de casualidad haciendo zapping. ¡Después te das cuenta que en verdad vieron todo!
¿Cómo procesás en tu cabeza el poder que tenés? Poder de influir en la audiencia, por ejemploYo intento bajar línea en la medida que ese poder que vos decís exista, en mis programas, shows o ficciones, bajo mucho más línea que lo que la gente se imagina y con los jóvenes trato de difundir valores positivos, como que por ejemplo, estudien.
¿Cuál es el elemento “kwelleriano” que no puede faltar en un programa tuyo aunque sean programas con distinto perfil?Yo le hablo a la gente, quiero que los programas lleguen a la gente. Todo forma parte de la cultura y mi meta es llegar de verdad de la gente y para eso hay que tener rating.
Señala un número en su monitor y dice: “ves que baja, bueno, eso es porque fuimos a una pausa, ahora cuando volvamos al aire tenemos que volver con algo bueno” (no vamos a mencionar el nombre del programa).
¿Vos desde acá tomás decisiones para que cambien algo en el momento de acuerdo al rating?
Claro, llamo al productor o chateo con él, puede ser una palabrita como “fin”.
«¡Mil veces dejo que algo siga al aire aunque no mida bien de rating! Ahí es cuando bajo línea, si me interesa por ejemplo, mucho lo que alguien está diciendo, dejo que lo siga diciendo. Ahora, si es al revés y es alguien que no había más remedio que invitarlo por alguna razón y además el rating baja, chau.»
¿Y puede pasar que el rating esté bajo pero a vos te parezca valioso lo que esté pasando en el programa y dejés que siga así, sin interrumpirlo?
¡Mil veces! Ahí es cuando bajo línea, si me interesa por ejemplo, mucho lo que alguien está diciendo, aunque no de rating, dejo que lo siga diciendo. Ahora, si es al revés y es alguien que no había más remedio que invitarlo por alguna razón y además el rating baja, chau
¿Sucede con frecuencia que el ego de alguien que ustedes lo acaban de empezar a hacer famoso, alguien que hasta un mes no existía, se les empieza a ir de las manos?Es un problema, a los tres programas te piden un camarín más grande.¿Y cómo lo manejás? ¿Te molesta mucho eso?Sí, me molesta mucho. Pero yo soy de charlar, así que si tengo un problema de ese tipo charlo largo con la persona. Ahora, si después de charlar y tratar de que entiendan nuestra posición no cambia la cosa, será cuestión de que no laburemos más juntos. Igual no me pasó mucho. En general los artistas entienden, son muy sensibles, si les hablás con el corazón y la verdad, entienden. El artista es un ser maravilloso, tiene esa cosa diferente que lo acerca al público. En toda mi carrera, sólo una vez no me puse de acuerdo y terminé muy mal. No estamos hablando de una figura sino de un productor.
¿Qué te sigue sorprendiendo de los comportamientos de la audiencia?Siempre me sorprende, uno no debería sobreestimarse y pensar que ya comprendió a la audiencia. Si fuera así, ya tendrías todo hecho. Nosotros vivimos tratando de entender a la audiencia y cuando largamos un programa tenemos que ver si anda o no anda.
Decinos dos códigos éticos que se respeten en la teleNo son sólo dos. La palabra clave está en la pregunta: la ética. Hay que ser ético. Si podés hacer tu carrera sin robarle un artista a otra productora y demás, bienvenido sea. Si podés tratar de ocupar tu lugar sin molestar a nadie, mucho más bienvenido sea. No es un medio corrupto la tele. Muchas de las cosas las hacemos por amor al arte. Acá no es «hago esto y vos dame una cometa», acá es que te convencí genuinamente de hacer un programa.
«Yo soy muy hiperquinético, me puedo levantar a las 4 de la mañana a laburar, a mí me divierte laburar, contestar mails ¡Aunque tenga dieciseis mil mails sin abrir! Me divierte laburar o estar con los chicos, mis hijos: mi familia es el sostén de todo, lo más importante de todo. A lo que aposté.»
¿Dónde estaba Martín Kweller a los 20 años y qué andaba pensando de su vida?A los veinte años estaba terminando mi carrera, pero a los 22 estaba ya en la tele y a los 24 tenía varios programas al aire. Arranqué en radio a los 18 gracias a mi amigo Diego Halabi y después de recibido, con sólo 22 años, mi tío Carlos Gaustein se asoció con Gerardo Sofovich y me llevó a mi de asociado de él. Arrancamos con cosas fuertes, fue todo muy rápido, había que saber manejarlo a esa edad. Y en el 2000 cuando viene Endemol a Argentina hacen un casting para ver con qué productor asociarse y yo gano ese casting, lo que les gustó de mí fue que tenía experiencia, programas en todos los canales y que era bilingüe. El inglés es fundamental, esta profesión no te permite dar ventajas.
Contanos un momento tuyo de disfruteSoy muy hiperquinético, me puedo levantar a las 4 de la mañana a laburar, a mí me divierte laburar, contestar mails ¡Aunque tenga dieciseis mil mails sin abrir! Me divierte laburar o estar con los chicos, mis hijos: mi familia es el sostén de todo, lo más importante de todo. A lo que aposté. De pendejo salí lo que tenía que salir pero después me crucé con la mujer de mi vida, aquella con la que de chico quería casarme ¡Me dio bola más tarde!
¿Y por qué más tarde?Porque las chicas me parece que hay una edad donde mirán más la belleza y después miran otras cosas, depende de la edad, puede pasar por ahí. Después no sólo miran la facha sino que seas simpático, divertido. Al principio no le gusté pero después sí, cuando me vio hablar, cuando vio lo que hacía, cuando conoció mi proyecto de vida.
«Yo tengo un barquito y salgo a navegar los fines de semana. En el cockpit antes que escorado a varios nudos de velocidad prefiero estar relajado comiendo algo. No, en serio, a mí me gusta estar normal, ni irme a la India a caminar ni pasar cuarenta días en el Congo.»
¿Cómo es un día tuyo fuera de la tele?
Llego a casa, estoy con los chicos, convivo en familia.
¿Cuántos televisores hay en tu casa?En todos lados. En mi cuarto hay una tele grande y una chiquita donde veo las cifras del rating. Los ratings los tengo en todos lados, en mi oficina y en el celular. Volviendo a cosas que hago, los fines de semana salgo de la ciudad y estoy con amigos, estamos armando unas marinas en un club náutico.
Si dejaras todo ¿Cuál sería tu derrotero naútico?No, ninguno. Yo tengo un barquito y salgo a navegar los fines de semana.
¿Te gusta estar en el cockpit tomando un vino relajado o escorado a varios nudos de velocidad?¡Nada escorado! ¡Y más que tomándome un vino, comiendo (risas)! No, en serio, me gusta estar normal, ni irme a la India a Caminar ni pasar cuarenta días en el Congo.