KINGS OF LEON



 
Kings of Leon, la madurez del retro rock 
Por Andrés Enriquez Dibós
La banda norteamericana de rock sureño se presentó por segunda vez en el país en el marco del Personal Fest. Maleva revive los mejores momentos de una cena bien rockera.
El plato principal que tanto se hizo esperar estaba a punto de servirse. La salida de los Kings of Leon era inminente ante un marco de luna llena que relojeaba desde la platea vip del cielo. El clima primaveral y el look del público que parecía más acorde a una noche de boliche que de rock, le añadían un color particular a la noche del sábado. El rock indie de The Cribs y los eclécticos Babasónicos habían sido los encargados de que el aperitivo del festival porteño sea más que gustoso y que la espera no se haga tan extensa.
A las 23.35, con puntualidad de festival, los muchachos de Nashville se adueñaron del escenario principal del Personal Fest. Finalmente, después de siete años, regresaron a tierras gauchas para presentar su último disco Come Around The Sun (2010). El tema apertura, Molly’s Chambers, que hizo conocido su retro rock en 2003, fue el indicio de que el paso del tiempo tuvo efectos en los Kings of Leon. Una versión más parsimoniosa que la original evidenció que la adrenalina y la desprolijidad en su sonido, así como su estética vintage que tan bien le sentaban a la banda en sus comienzos, eran parte del pasado. De igual modo, a lo largo de la presentación, dejaron en claro que la música sigue siendo la misma. Hoy la banda, más madura, explora otras zonas del rock, algo más comercial, pero con cierta singularidad que aún los hace atractivos.
 


 
El barbudo Caleb Followill, que parece desgarrarse cuando emana ese particular tono de voz, lleva adelante las riendas de esta banda de hermanos (excepto la guitarra principal, en manos del primo) para completar el inicio con las rockeras Taper Jean Girl y Four Kicks de sus primeros dos discos. Luego de la tríada inicial, Caleb insinuó al público que la banda sólo quería diversión por tratarse del último recital del año. Y así fue nomás, que a pesar de algunos desperfectos de sonido en algunos pasajes del recital, la banda logró hacer conexión con la gente repasando casi sin pausas su respetable catálogo.
El mid tempo de The Immortals, el country de Back Down South y la balada Notion dieron pie para que el público entrara un poco más en calor con la banda con el correr de los minutos. Es que su explosión a nivel global vino a partir de su anteúltimo trabajo Only By The Night (2008), dueño de un buen puñado de hits y awards internacionales. Con ese álbum dejaron de vivir debajo de la sombra de The Strokes para transformarse en una banda con nombre y apellido que revive por momentos el espíritu del rock sureño de los Lynyrd Skynyrd. Y así lo avalaron en una precisa versión de la introspectiva On Call, con los densos riffs de No Money y el hit rockero Sex on Fire que provocó el delirio de la gente.
Los últimos bocados del largo banquete vinieron de la mano del vértigo de The Bucket, la dulce melodía de Manhattan y su tema más famoso, Use Somebody. Caleb canta “I try so awful hard, but I can’t change” (“Trato duramente, pero no puedo cambiar”) en la última melodía de la noche, la furiosa Black Thumbnail. Es que, más allá de matices y arreglos, la esencia del rock es simple y la banda parece intuir que no es necesario cambiar o salirse de allí para subsistir.Igualmente, para los que no coincidieron con las palabras de Caleb, tuvieron el postre de la noche a cargo del DJ James Murphy, quien oficialmente cerró la primera fecha del festival. Pero, a decir verdad, la gran  mayoría se retiró con la pancita bien llena luego de una cena bien rockera.