Janu Tonic en Ligneé bar: así es esta glamorosa apertura de la noche porteña en una mansión afrancesada

44707917_188545382074120_1118010333241785363_n
Tragos de autor súper originales de la bartender Sabrina Traverso son parte de la esencia de Ligneé

JANU TONIC EN LIGNEÉ BAR: ASÍ ES ESTA GLAMOROSA APERTURA DE LA NOCHE PORTEÑA EN UNA MANSIÓN AFRANCESADA / POR JANU RODRÍGUEZ

A pocos metros del Obelisco – entre icónicos bazares para turistas y la movida que enciende a la peatonal Lavalle – se instaló el renacer de una época dorada con tres grandes salones y el glamour de las mejores noches tras la enigmática y oscura puerta que encierra al universo Lignée.
La legendaria mansión de dos pisos que supo ser el lujoso escenario de las fiestas más deslumbrantes emprendidas por Martín “Macoco” Álzaga Unzué (un piloto de carreras que encarnó la figura del auténtico playboy argentino durante el siglo pasado), hoy se transformó en un bar que conserva intacta la esencia de esos encuentros y el estilo de la Belle Epoque porteña, sin descartar la chispa de estos años locos y modernos.
En el afrancesado y frondoso salón Alvear, el reservado salón Anchorena (que fue inspirado en el film Paradiso Perduto), o el seductor y kitsch Nancy Valentine, los sabores que atesora la carta de tragos creada por la talentosa bartender Sabrina Traverso no culminan en la barra. En cada rincón, una situación de reunión diferente, un motivo para encantar al paladar con alguno de los elegantes platos que integran el menú de cena y tentempiés, y un aura típicamente chic, singular y festiva, capaz de inspirar al propio autor del Gran Gatsby o creerse el protagonista de Medianoche en París.
A través de la reversión de los clásicos de la coctelería universal- como el afinado “Negroni Shusheta”-, y la originalidad de un fresco y salvaje “Morocco” (nombre que llevaba el cabaret más exclusivo del mundo en la década del 30, y propiedad legítima- como no podía ser de otra manera- de Macoco y su socio, John Perona), el fantasma del antiguo dueño de la maison se mantiene más vigente que nunca, para enseñarnos, de miércoles a sábados, de qué debe estar hecha una buena noche.