Cuatro personas, en distintos momentos, se pusieron a llorar cuando vieron un retrato de su hija, durante la feria ArtExpo de Nueva York. En el Art Basel Week de Miami la gente le preguntaba, insistente, incrédula y asombrada, si de verdad sus obras – esas expresiones tan perfectas, esos detalles tan sensacionalmente logrados -, no eran fotos. A su vez, tanto en la Gran Manzana como en el Art Basel a distintas revistas les encantó su estilo para vestirse y la proclamaron una suerte de it girl del mundo del arte.
La pintora mendocina Florencia Aise (31), una de las artistas argentinas más exitosas y con mayor proyección en el exterior, le asegura a MALEVA que no deja de sorprenderse de que su carrera haya despegado tan rápido, que en un sólo mes le hayan llegado invitaciones para exponer en Nueva York, en Amsterdam y en Mónaco, que una galería norteamericana, Wynwood 28, le ofreciera representarla en diferentes mercados internacionales, que la revista Forbes la haya elegido como uno de los argentinos sub 35 más destacados.
Autodidacta, “madre y esposa antes que artista”, Florencia Aise es una artista con características más propias de la historia tradicional de la pintura: busca la perfección en la técnica, le interesa retratar la belleza como valor esencial y hasta dedica parte de su obra a los motivos religiosos como pintar vírgenes. Su taller está en su casa en las afueras de Mendoza capital, con vista a las montañas (y sus colores). Pinta de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, cuando sus hijas están en el colegio. Ese momento eligió para la entrevista con MALEVA, respondió de todo, con su amable y relajada tonada cuyana.
En tu obra hay algo muy vinculado a la perfección en la técnica, a la precisión, que es algo que en el arte de hoy, y menos en artistas jóvenes, no suele ser recurrente. De hecho en el En Art Basel de Miami creían que tus pinturas eran fotos. ¿Por qué elegiste ese camino?
En realidad yo soy diseñadora gráfica, no soy artista plástica, y soy autodidacta. Pero pinto desde que tengo uso de la razón. Cuando era chica no me volvía loca una juguetería sino un lugar donde vendieran pinturas, lápices y cosas así. Creo que siempre fui buscando un camino. Y voy aprendiendo sola con cada obra nueva y mejorando la técnica. Yo creo que todos los realistas e hiperrealistas en algún momento se van hacia la abstracción porque este es un camino muy largo para recorrer.
¿Vos creés que vas a terminar en la abstracción también?
No lo sé en que voy a terminar. Sólo se que siempre quise hacer grandes retratos, las expresiones, las pequeñas cosas de la vida. Lo que representan unos ojos. Pero también tengo una serie de cuadros abstractos que vendo muy bien. Más decorativos. Y también una serie de collages. En mi carrera funcionó todo muy bien. Increiblemente, nunca creí que fuera a funcionar todo tan bien. Pero sí, definitivamente lo que más me gusta es el realismo e hiperralismo. Me provoca algo que me lleva a otro lugar, fuera de este mundo, a una dimensión totalmente relajada y placentera. Lo que más me gusta es que los ojos digan algo. Hace dos semanas estuve exponiendo en Nueva York y colgué uno de los cuadros de mis hijas, y hubo cuatro personas que lloraron, con lágrimas. Y yo pensaba «no es para tanto» pero lo cierto es que lloraban. Era un retrato de mi hija mayor que es la persona que más influyó en mi vida porque yo fui madre soltera hace diez años.
«No lo sé en que voy a terminar. Sólo se que siempre quise hacer grandes retratos, las expresiones, las pequeñas cosas de la vida. Lo que representan unos ojos.»
¿Cómo es el momento en que pintás a tu hija? ¿Ella posa para vos?
Yo tengo un estudio en mi casa porque soy pintora, pero también soy madre, soy mujer y soy esposa y tengo todo junto porque sino no hago nada y pinto a la mañana, a la hora de la siesta, así hasta las cuatro de la tarde. Me avisaron que iba a exponer en Estados Unidos y tuve que pintar las obras en veinte días. A mis hijas no las hago posar. Les saco miles de fotos y además las conozco. A mí hay madres que me piden retratos de sus hijos y después me felicitan porque capté su esencia.
Exponés por todo el mundo pero siempre volvés a Mendoza. Tu base, tu taller, están allí. ¿Qué significa Mendoza para vos?
Está bastante vinculada a mi arte. Mis primeras obras fueron bodegones, uvas, bodegas. Y caballos porque mi papá siempre tuvo caballos y juega al polo, pero además creo que Mendoza es un lugar muy agradable, con una vista divina de la montaña y además porque están mis hijas y no me las quiero llevar a otro lugar.
«Hace dos semanas estuve exponiendo en Nueva York y colgué uno de los cuadros de mis hijas, y hubo cuatro personas que lloraron, con lágrimas. Y yo pensaba «no es para tanto» pero lo cierto es que lloraban.»
En general los artistas de Mendoza, del Cuyo , desde siempre, parecieran tener una luminosidad y vitalidad distinta a las de los artistas porteños. ¿Pensás que es así también en tu caso?
Sí: creo que Mendoza te da tranquilidad. El paisaje, la vista que tenés, los colores de la montaña, todo eso influye. Mi obra, sacando el hiperralismo, tiene muchos marrones, muchos colores montañeses. Y hay muchos buenos artistas, por suerte, que son mendocinos. Justo Ignacio Gutiérrez Zaldivar, director de Zurbarán, publicó un libro con artistas de Mendoza y me incluyó. Soy la última porque soy la más joven, 31 años (risas). Hay muchos artistas mendocinos muy buenos y reconocidos mundialmente.
También llaman la atención para una artista contemporánea joven tus obras con un perfil religioso, de nuevo ahí pareciera haber un conexión con cierta historia del arte más tradicional. ¿Eso de dónde viene?
Tiene que ver con que mi familia es muy religiosa y siempre me llamó la atención el ornamento de los íconos, ya sean los cusqueños o los flamencos. Justo ahora estoy haciendo una serie de vírgenes que van a ser medio óleo, medio collage y también con los marcos trabajados. ¡Además siempre me piden vírgenes para poner encima de las camas!
«Cuando pinto temas religiosos también hay una conexión mía con la religión. Yo creo que que hay un dios, sea el que sea, que nos lleva. Sin mi fe en dios o un ser superior, no me pasaría nada, siento que siempre hay alguien que me está sosteniendo. Cuando las cosas no se dan o no tengo inspiración me entrego totalmente a Dios, a la Virgen, al Espíritu Santo, al universo o a lo que sea, y me dejo llevar.»
¿Pero esa conexión religiosa es tuya también?
Sí, yo creo que que hay un dios, sea el que sea, que nos lleva. Sin mi fe en dios o un ser superior, no me pasaría nada, siento que siempre hay alguien que me está sosteniendo. Cuando las cosas no se dan o no tengo inspiración me entrego totalmente a Dios, a la Virgen, al Espíritu Santo, al universo o a lo que sea, para que me lleven.
¿Cómo vivís la repercusión de tu obra afuera?
Está buenísimo. En los últimos meses, me llegaron invitaciones para exponer en ferias de Amsterdam, Nueva York, Vancouver y hasta en Mónaco. No esperé que me pasara esto tan rápido y me generó cierta incertidumbre, porque la verdad que me gustaría ir a exponer a todos esos lugares. Pero, no se puede hacer todo a la vez y es mejor ir despacio. Por eso, junto a la gente de Wynwood 28, la galería que me representa en Estados Unidos, diagramamos una agenda para todo este año. Para llegar con tiempo y con obra nueva a los diferentes compromisos.
¿Y por qué te dicen que te quieren tener?
¡No sé! ¡Me dicen que les encanta la obra! Ahora en Nueva York mucha gente me decía que mi obra era la mejor lejos, mismo hubo artistas que se acercaron a sacarse fotos. ¡Me da gracia! Insisten mucho en que les gusta la técnica, no pueden creer que sea óleo sobre lienzo. Es que es una obra antigua, como se pintaba antes, sin tecnología en el medio ni nada. Soy totalmente autodidacta.
«Todo el tiempo me llegan invitaciones para exponer afuera. Esta semana me llegaron de Amsterdam y Nueva York. El mes pasado me invitaron a Mónaco. No esperé que me pasara esto tan rápido.»
¿Cómo es un día tuyo cuando estás exponiendo en Nueva York?
El programa es diferente porque vamos a trabajar. Cada feria, te aporta algo diferente y es necesario ir recorriéndola de a poco para descubrir el trabajo de otros artistas y el espíritu de cada feria. También, hay que estar atento a si alguna de los visitantes quiere conocer al artista o detalles de la obra. A veces, llegan a ser hasta unas 10 horas por día en la feria. Así que no queda mucho tiempo para recorrer la ciudad, pero al menos me pude dar una vuelta por el MET, por el Central Park y algunos puntos conocidos de la ciudad.
¿Cuál es tu lugar favorito de Nueva York?
El Central Park me gusta porque me da paz entre tanto tumulto y ruido que es Nueva York, no sé si es porque soy mendocina o qué, pero el Central Park me baja el estrés. También te podría decir que los museos como el MET o el MOMA, pero en general, es una ciudad que te atrapa, que se te viene encima, que te absorbe con su energía.
¿Tenés algún ritual para pintar?
Mi vida es tan a mil que no tengo esos momentos. Van llegando ideas y las voy guardando.
«En Miami Art Basel vi que me filmaban de arriba a abajo y era porque me eligieron una de las mujeres mejor vestidas de la feria, también salí en la web de moda Glam. ¡En Nueva York pasó lo mismo! No me acuerdo el medio, pero me sacaban fotos por como estaba vestida. Me gusta la moda. Mi papá es turco, textilero, me crié entre telas…»
Dijiste alguna vez que la belleza es una categoría que te moviliza y querés plasmar en tu arte.
Yo puedo ver una gota de rocío en el pasto y me fascina la forma que tiene. El arte me hace ver esas pequeñas cosas. El arte tiene que movilizarte y yo veo que mis cuadros funcionan porque movilizan.
¡En Estados Unidos casi que te consideran una It girl! ¿Cómo es tu vínculo con la moda?
(Risas). A ver, mi papá es descendiente de turcos, por lo tanto es textilero, vende ropa y siempre estuve en el medio de las telas y esas cosas, y a mi mamá siempre le gustó mucho la moda y le arma colecciones a mi papá. Siempre me han criticado bien por lo que tengo puesto. En Miami Art Basel vi que me filmaban de arriba a abajo y era porque me eligieron una de las mujeres mejor vestidas de la feria, también salí en la web de moda Glam. ¡En Nueva York pasó lo mismo! No me acuerdo el medio, pero me sacaban fotos por como estaba vestida. ¿Y pensás diseñar moda alguna vez?
Una de mis mejores amigas, Guadalupe del Peral, es diseñadora de alta costura en Mendoza y es muy buena y estoy con ella justo en este momento haciendo un par de vestidos. Pretendo teñirlos, a pincel , por partes. Vamos a ver como nos salen.