Finde largo para siempre: ¿Se viene la semana laboral de cuatro días? ¿Es posible en Argentina?

¿Más tiempo para la linda vida y el ocio? En Islandia, España y Nueva Zelanda, el experimento está en marcha (y los primeros datos no pueden ser más positivos)/Además: ¿por qué lo están probando mega corporaciones como Microsoft o Unilever?/El efecto bisagra del burnout pandémico, y la búsqueda local de esquemas intermedios/Además: una historia personal de miércoles libres/En Argentina: ¿qué va a pasar?

Islandia acaba de revelar los resultados de una prueba que le llevó cuatro años: menos trabajo, menos estrés, más productividad

Finde largo para siempre: ¿Se viene la semana laboral de cuatro días? ¿Es posible en Argentina? Por Eugenia Iglesias.

Al fin pareciera que llegó ese momento en el que la semana laboral de cuatro días pasó de la categoría “utopía” a la categoría “posibilidad”. No es la intención de esta nota de MALEVA ilusionar a los lectores (bueno, un poco sí), porque la idea de un fin de semana de tres días todavía está lejos de nuestra realidad, pero las noticias que llegan desde Europa son más alentadoras que nunca.

En las últimas semanas se conocieron los resultados de dos casos. El primero, y que hizo más ruido en los medios y generó una catarata de tuits, fue el caso de Islandia. El experimento social del país nórdico se llevó a cabo entre 2015 y 2019 con 2500 trabajadores de oficinas, escuelas, hospitales y empleados de servicios sociales que pasaron a trabajar 35 horas semanales, pero sin cobrar un centavo menos.
¿Y qué pasó? Pudieron mantener los niveles de productividad y ajustaron sus tareas para que entre todo en esos cuatro días. Y el resultado se lo podrán imaginar: menos estrés, más tiempo libre y, por lo tanto, gente más feliz.

Pero claro, la Argentina no es Islandia. Somos muchos más, tenemos una cultura muy diferente y una economía con mucha informalidad. De nuevo, no quiero ilusionarlos, pero esta idea también se está probando en España, un país que ya nos resulta un poco más cercano, al menos desde lo cultural. ¿Qué pasa en España? Allí son un poco más tímidos: según un estudio de Adecco Group Institute y el Instituto Cuatrecasas, solo un 12% de las empresas españolas considera probable reducir la jornada laboral a 4 días manteniendo el sueldo actual. Sin embargo, una empresa de software española que fue la primera en implementar este esquema ya mostró sus resultados y, según su experiencia, trajo mejoras en la productividad, motivación de sus empleados, y percibió además un beneficio en relación al cuidado del medio ambiente, teniendo en cuenta que se reduce la necesidad de transporte y los recursos utilizados en la oficina.

«El primero caso, y es el que está haciendo más ruido, es el de Islandia. El experimento social del país nórdico se realizó entre 2015 y 2019 con 2500 trabajadores de oficinas, escuelas, hospitales y empleados de servicios sociales que pasaron a trabajar 35 horas semanales, pero sin cobrar un centavo menos. ¿Y qué pasó? Pudieron mantener los niveles de productividad, menos estrés, más tiempo libre y, por lo tanto, gente más feliz…»

Por esas latitudes también van a poner en marcha su propio experimento que fue impulsado por Íñigo Errejón, diputado del partido de izquierda Más País. El Gobierno español se comprometió a dar comienzo en el otoño de ese país a un proyecto piloto de alcance nacional que va a contar con un presupuesto de 50 millones de euros destinados a apoyar a las empresas que quieran impulsar una reducción de la jornada laboral de sus empleados. ¿Falta? Sí, pero el debate al menos ya está sobre la mesa.

¿Y en Argentina para cuándo? La experiencia personal del «miércoles libre» y el efecto de la fatiga pandémica 

En Argentina tenemos nuestros propios rupturistas que se animaron a pensar que el ocio debía tener un espacio propio dentro de la semana. Esteban Brenman es uno. Emprendedor fundador de, entre otras cosas, Guía Oleo, ahora dedicado al marketing digital y a la comunicación, hace más de 10 años que se toma los miércoles como día no laborable. “En ese sentido me hice un poco islandés”, comienza la charla con MALEVA.

Su lógica es simple (aunque a los que estamos metidos en la vorágine de trabajar de lunes a viernes nos puede parecer imposible de poner en práctica): los miércoles no se agenda ninguna actividad relacionada con el trabajo, con el fin de cortar la semana al medio. Empezó junto a su mujer y su hermana, entonces, a ir a un taller que montaron en La Boca para dedicarse a hacer manualidades y arte. Lo más importante del proyecto es que no tenía un objetivo concreto. Porque, ¿qué es el ocio si no es eso? Hacer algo por el solo placer de hacerlo, sin buscarle un fin utilitario. Con el tiempo ese espacio mutó, pero Brenman continuó con su tradición de tomar los miércoles como día libre: “Yo seguí con esa política de tratar de no meter nada en la agenda. La agenda es el anti-ocio, entonces en los miércoles queda un espacio para improvisar. Encontrarme con alguien, ver una película o tener todo el día para meterme con un libro y colgarse un buen rato”.

Brenman recomienda, entonces, encontrar alguna manera para desactivar el chip que lleva a no frenar nunca: “El ocio es una parte importantísima, porque es lo que te venden como zanahoria del trabajo. Te venden que cuando seas rico vas a poder tener más tiempo y no sé si eso es verdad, porque si seguís enganchado en esa rueda, ese tiempo no aparece nunca”, menciona el emprendedor techie que el año pasado se mudó al campo y comenzó con un proyecto nuevo de venta de huevos de gallinas pastoriles. Llegar a ese punto, igualmente, le llevó tiempo: admite que desde los 18 a los 30 estuvo metido en esa rueda hasta que comenzó a preguntarse cuál era el sentido de su trabajo.

«El estrés que nos causó la pandemia fue lo que generó esto en las empresas. Ya no se trata de poner algo de color desde Recursos Humanos para estar más contentos, sino que hoy esta movida está relacionada con la idea de evitar que la gente caiga en el burnout. El 2020 fue un año bisagra y abrió los ojos a los que todavía no querían ver la realidad”, dice Alexandra Manera, Directora de Recursos Humanos de Adecco para Argentina y Uruguay…»

Admitámoslo, a muchos les puede resultar chocante la idea de permitirse trabajar un día menos a la semana por esta idea tan divulgada del ocio asociada con la pereza o la vagancia. Sin embargo, quienes imaginan una semana laboral de cuatro días no excluyen los resultados económicos, sino que buscan la manera de ser lo más productivos posible para tener los mismos resultados en menos tiempo. Y, tal vez, el 2020 y la pandemia del Covid-19 fueron la excusa perfecta para replantear algunos supuestos. Incluso, dentro de las propias compañías: “El estrés que nos causó la pandemia fue lo que generó esto en las empresas. Ya no se trata de poner algo de color desde Recursos Humanos para estar más contentos, sino que hoy esta movida está relacionada con la idea de evitar que la gente caiga en el burnout. El 2020 fue un año bisagra y abrió los ojos a los que todavía no querían ver la realidad”, dice Alexandra Manera, Directora de Recursos Humanos de Adecco para Argentina y Uruguay.

¿Es cierto que si estamos más felices y motivados podemos ser más productivos? Para Manera, sí. Y estas discusiones sobre el bienestar de las personas en el trabajo ya no pasan por permitir que los empleados vayan sin corbata los viernes, sino que son parte de las preocupaciones de los CEOs. Es una agenda que cruza al negocio. “Hoy está cambiando el término ‘productividad’ de forma positiva. Pero en este país cuesta, porque pareciera mala palabra. Pero hay que reconvertirla”, opina Manera.

Y los experimentos (en mega empresas como Unilever o Microsoft) recién empiezan.

Pensar un esquema de vida así podría resultar imposible para aquellos que trabajan en relación de dependencia. Sin embargo, algunas de las empresas más importantes e innovadoras a nivel mundial ya se lo están planteando. Unilever, por ejemplo. Este año, el equipo de Unilever global decidió avanzar con un proyecto piloto: implementar la jornada laboral de cuatro días y eligió como primer país a Nueva Zelanda.

“El objetivo de este proyecto es medir el rendimiento en función de la producción y generar más valor en menos tiempo pero, por el momento, es algo que solamente se está implementando en ese mercado. La idea, sin embargo, es poder analizar los resultados y los aprendizajes a lo largo del camino para en un futuro aplicarlo a una escala más amplia”, informaron a MALEVA desde la filial local de la empresa de consumo masivo.

«En Argentina tenemos nuestros propios rupturistas que se animaron a pensar que el ocio debía tener un espacio propio dentro de la semana. Esteban Brenman es uno. Emprendedor fundador de, entre otras cosas, Guía Oleo, ahora dedicado al marketing digital y a la comunicación, hace más de 10 años que se toma los miércoles como día no laborable. “En ese sentido me hice un poco islandés”, comienza la charla con MALEVA…»

Otra gigante que lo puso en prueba fue Microsoft, que el año pasado lo implementó en su filial japonesa, donde como resultado la productividad se disparó un 40%. En la sede argentina de Microsoft todavía ven lejana la posibilidad de implementarlo, sin embargo destacan la importancia de generar espacios de desconexión, un punto medio entre los esquemas tradicionales de trabajo non-stop y esta nueva (y al parecer ambiciosa) propuesta.

“El sentido de confianza y pertenencia ha sido un desafío, sobre todo a nivel cultural. Por eso creo que es importante desde Recursos Humanos poder poner en práctica nuevas medidas que nos ayuden a garantizar el bienestar de nuestros equipos. El desafío está en romper con la inercia de la virtualidad. En cómo apagar la virtualidad y facilitar espacios de desconexión y de ocio como parte de la rutina diaria” opina Silvina Uviz D’Agostino, directora de Recursos Humanos de la firma para Argentina y explica que implementaron algunas estrategias para lograrlo, sobre todo en este contexto de trabajo desde casa, como dejar en claro cuáles son los canales y las herramientas de comunicación, definir reglas de convivencia para todos y crear espacios de inclusión.

Pensar en una semana laboral de cuatro días todavía es una idea lejana, sobre todo en Argentina. Pero las herramientas intermedias ya son una realidad, porque de a poco entendemos que sentarnos en la vereda a tomar un café con un libro o permitirnos un espacio para el arte y el entretenimiento es lo que, al final del día, nos hace más ricos.

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Fotos: son todas gentileza Unsplash (PH Alvaro Reyes, Jarek Ceborski, Jonathan Sebastiao, Luis Villamil)