«Este es un gran momento para buscar la mejor versión creativa de uno mismo»: entrevista a José María Muscari

El director y dramaturgo es un «empresiliente» total y cuando se le venia la noche a su obra SEX por el aislamiento, logró reinventarla en «Sex Virtual», un éxito recontra original e interactivo, que es uno de los sucesos artísticos de este 2020.
Puso sus capacidades de liderazgo e innovación al límite. ¿Cómo es repensar una propuesta de vanguardia y dirigirla por videollamada?

José María siguió dirigiendo, a la distancia, a un elenco talentoso pero muy variopinto: un desafió doble donde también la contención emocional fue clave

«Este es un gran momento para buscar la mejor versión creativa de uno mismo»: entrevista a José María Muscari. Por Eugenia Iglesias.

Cuando las puertas de los teatros se cerraron, el director y dramaturgo José María Muscari vio cómo también se cerraba el éxito de SEX, la obra de vanguardia que estaba agotando entradas todas las semanas en el Gorriti Art Center. Con el sexo como protagonista, una “troupe variopinta” daba vida a una experiencia muy distinta a las clásicas obras de teatro.

Pero con corazón inquieto – «me aterra la repetición» -, le confesó a MALEVA -,  Muscari pensó en una forma de reinventar su propuesta. Convencido de que el streaming tradicional no encajaba con su obra, ideó SEX Virtual, una experiencia que sucede cada 15 días y dura tres días, donde distintos estímulos llegan por diversas plataformas, desde WhatsApp hasta Telegram, y en la que los espectadores se relacionan de forma directa con los actores. Con un total de 50 personas trabajando, el elenco está conformado por grandes y diversos nombres como Diego Ramos, Gloria Carrá, Noelia Marzol, Felipe Colombo o Señorita Bimbo, pero también suman invitados que enriquecen los encuentros desde otras áreas: ya pasaron el filósofo Darío Sztajnszrajber o la influencer Tefi Russo, entre otros. Además, un grupo de bailarines, performers, desnudistas y DJs completan la novedosa propuesta que ya lleva siete ediciones.

«Después de tanto tiempo de estar aislados y sin ese vínculo, de pronto tenerlo, tener la aprobación del público, la experiencia «Sex Virtual» que se convierte en la vedette artística de la cuarentena y con todo el mundo hablando de lo que hacíamos, potenció a la compañía…»

¿Te sentís emprendedor? ¿Cómo te llevás con esa palabra?

Me identifico porque me lo dicen mucho, pero no porque me surja como una auto denominación. Siempre fui muy auto gestivo y eso va un poco de la mano del emprendedor. Lo que pasa es que hay una gran confusión conmigo porque gran parte de la sociedad cree que soy productor, pero no lo soy. Soy director, autor y muchas veces tengo que ver con la producción artística de lo que hago. Pero como soy tan gestante de mis ideas -sueño algo, lo llevo adelante y lo articulo- para el afuera termino siendo como el productor. Creo que es un gran momento para ser emprendedor en general en cualquier rubro de la vida y en cualquier instancia en la que estés. Es un gran momento para reinventarse y para buscar la mejor versión creativa de uno mismo.

¿En el momento de más crisis es donde podés sacar más de vos mismo?

No sé porque nunca estuve en una crisis como esta. Pero desde un principio traté de vivirlo como una oportunidad. Mi situación es de privilegio: tengo comida en la heladera, un techo, trabajo y salud. Todo eso me permite estar en mi fase creativa-emprendedora. Estar complicado en esos aspectos creo que no me hubiese permitido tener la impronta creativa que tuve desde el momento cero de la cuarentena para reinventarme como creador en relación a SEX Virtual.

¿En qué momento de SEX los encontró la pandemia? ¿Cómo lo viviste vos?

Fue muy shockeante. Apareció el aislamiento y nosotros teníamos el teatro lleno. Tuvimos que devolver las entradas de todo un fin de semana (las 1500 localidades) y veníamos de un año de llenar el teatro con mucha proyección para adelante, ya empezando a armar una compañía paralela que iba a salir de gira. Cerrando un contrato para el montaje que íbamos a hacer en España. Hablando de la temporada de verano en Carlos Paz y Mar del Plata. Así que fue bastante duro, durante casi 45 días del inicio de la cuarentena SEX no tuvo ninguna actividad más que algunos vivos en Instagram. Pero en realidad yo sabía que no era una obra como para streaming, porque lo que hacemos es atípico y diferente. El espectáculo es muy performático, muy inmersivo y eso me parecía que no se traducía al streaming. Estuve durante mucho tiempo dando vueltas hasta que encontré este paralelismo que hacemos actualmente, SEX Virtual, donde no es streaming sino una experiencia en tiempo real que dura 72 horas. Son tres días seguidos de material continuo por seis plataformas diferentes (Instagram, Twitter, WhatsApp, Telegram, Zoom, Vimeo y YouTube), y una compañía muy amplia de artistas muy iconoclastas que se entrelazan para construir un lenguaje y un concepto alrededor del sexo. De alguna manera nos convertimos en un sexting activo las 24 horas con performances artísticas, con filosofía, con conceptualidad, con diversión, con un DJ, con desnudismo, con Zoom XXX, con sección de entretenedores sexuales, con exhibicionismo, con un montón de variantes que vuelven a la experiencia inclasificable y la recortan del concepto de teatro. Es mucho más que una obra de teatro.

 ¿Cómo fue el proceso de reinventarte? ¿Hubo un momento eureka o fue algo que fuiste trabajando?

Fue un proceso. En esos 45 días sin actividad yo pensaba cómo puede ser que en un momento en que la vanguardia está tan adelante, justamente la obra que era tan de vanguardia no la podamos reconvertir. Eso me devanaba los sesos y me desafiaba como creador hasta que un día se me ocurrió que el WhatsApp era el lugar por donde teníamos que comunicarnos. Después empecé a trabajar la idea, ahí apareció lo de los Instagram y los Twitter privados. Después Zoom y fuimos evolucionando. Ya vamos por la séptima experiencia y SEX Virtual avanzó mucho entre la primera y esta. Creció y se potenció. Fue una evolución natural que se fue dando en escena y a la vista del espectador, en donde también somos un poco de oferta y demanda. Cuando termina la experiencia le enviamos al público una encuesta que nos sirve mucho para organizar lo que sigue. Estamos muy conectados con el espectador.

«Estuve durante mucho tiempo dando vueltas hasta que encontré este paralelismo que hacemos actualmente, SEX Virtual, donde no es streaming sino una experiencia en tiempo real que dura 72 horas. Son tres días seguidos de material continuo por seis plataformas diferentes (Instagram, Twitter, WhatsApp, Telegram, Zoom, Vimeo y YouTube)…»

¿Hay una fórmula para ser más innovador? ¿Cómo trabajas la creatividad?

En mi caso entreno la creatividad. Todo el tiempo estoy pensando en superar lo que está sucediendo. Soy una persona muy inquieta por naturaleza. Me aterra mucho la repetición. Le tengo fobia a la mediocridad. Entonces todo eso funciona como una alerta para mí. De hecho mi equipo artístico y de producción me teme bastante porque tal vez estamos con SEX que es un exitazo y de golpe digo que en la próxima quiero hacer una cosa nueva. Hay algo que está buenísimo que tiene que ver con mi inventiva, pero también con mi necesidad de que eso suceda y eso me parece que es mi forma de entrenar la creatividad. Para eso trato de nutrirme lo más que puedo: veo un montón de cosas que hacen los demás, leo, estoy todo el tiempo atento a lo que está sucediendo.

Trato de generar intertextualidad con mi propio producto, es decir, estoy súper en tema de todo lo que está pasando sexualmente, virtualmente, estoy atento al sexting, a las relaciones, a Tinder, a lo que pasa en Netflix y qué películas son tendencia, cuáles tocan la sexualidad, viendo documentales, enviando a mi compañía a ver determinadas cosas… En ese sentido la creatividad se despliega cuando uno empieza a abrir un núcleo temático y vas abriendo como compuertas o ventanas para que eso que vos estás pensando se complejice.

¿Cómo es liderar un equipo a distancia?

Es mucho más esfuerzo que de manera presencial. Antes, juntábamos a todo el elenco y ensayábamos. Ahora tengo que ensayar con cada uno por separado, con videollamada y WhatsApp. En muchas actividades de SEX Virtual los actores están conectados con el público y en paralelo por otra vía conmigo y con la producción que vamos dándoles indicaciones y directivas de lo que queremos que pase. Es un momento a momento y fue un gran esfuerzo para ejercitar mi manera de pedir, de ser entendido, para frenar mis ansiedades y para dar un espacio para la creatividad del otro, porque en SEX Virtual mucho tiene que ver con la impronta de los artistas. Entonces, teniendo una troupe tan variopinta, era atractivo ir viendo cómo cada uno engancha con una propuesta que tiro y veo desde dónde cada uno lo reconvierte. Algunos necesitan mucha más ayuda que otros, hay algunos que son más virtuales que otros, algunos que son más de la palabra, otros más de la performance. Hubo que ir encontrando un lenguaje y la potencia de cada uno.

¿Tuviste que salir a contener emocionalmente también?

Si, obvio. De hecho algunos días antes de comenzar recuerdo que Gloria (N.d.R.: Carrá) estaba muy conflictuada con su celular, no podía encontrar las aplicaciones, el celular se le había recargado, sentía que el material que estaba generando no estaba a la altura de lo que queríamos hacer. Y eso implicó toda una charla y una contención emocional, sabiendo la artista que es Gloria y la entrega que ella podía llegar a tener, para darle un poco de fuerza para que confiara y atravesara la experiencia. Así fue cómo de verdad sucedió lo que yo pensaba que iba a pasar, que es que Gloria, al igual que los demás artistas, se engancharon rápidamente en el código de lo que había que hacer y empezaron a surfear sobre la alegría del encuentro con el público. Después de tanto tiempo de estar aislados y sin ese vínculo, de pronto tenerlo, tener la aprobación, la experiencia que se convierte en la vedette artística de la cuarentena y con todo el mundo hablando de lo que hacíamos, potenció a la compañía.

«En mi caso entreno la creatividad. Todo el tiempo estoy pensando en superar lo que está sucediendo. Soy una persona muy inquieta por naturaleza. Me aterra mucho la repetición. Le tengo fobia a la mediocridad. Entonces todo eso funciona como una alerta para mí. De hecho mi equipo artístico y de producción me teme bastante porque tal vez estamos con SEX que es un exitazo y de golpe digo que en la próxima quiero hacer una cosa nueva…»

¿Por qué pensás que tuvo éxito la propuesta?

En primer lugar porque no se parece a nada. Porque no es streaming, justamente. Creo que el gran problema del streaming es lo estático: vos entrás a un encuentro con un artista que hace una especie de falso vivo o los que intentaron hacerlo en vivo tuvieron problemas con las plataformas. En nuestro caso es mucho trabajo, pero tenemos una interacción directa con los espectadores. Nosotros hacemos secciones de hotline en vivo donde el espectador puede entrar con los actores que contestan en el momento. Mandan audio, video, interaccionan con el público. Lo mismo nos pasa en los Zooms y los chats. La experiencia no tiene fisura en el sentido de que toma y recoge algo que pasaba en el éxito de la obra presencial que tiene que ver con lo inmersivo. El espectáculo sigue siendo inmersivo, pero de forma virtual.

¿Tuviste que asesorarte de forma técnica?

Si, un montón. Además, como todos, hemos descubierto un montón de cosas que no sabíamos hacer, funcionalidades que no conocíamos. Mi equipo de producción se convirtió en las estrellas del poncheo en Zoom. Fuimos descubriendo un montón de funciones que no conocíamos de lo que las redes nos permitían hacer y fue una gran evolución para todos.

¿Cómo te imaginas la post pandemia? ¿Seguirás apostando por experiencias digitales?

Estoy seguro de que la normalidad, más tarde o más temprano, va a volver. Lo que sí creo, en mi caso particularmente y creo que no es aplicable a todas las obras de teatro, es que la obra presencial era tan vanguardista que ahora haber encontrado este formato digital es una pata más para la vanguardia que tenía el espectáculo de manera presencial. Es decir, a nosotros la experiencia virtual nos acerca a un público internacional que no tenemos opción de que viera el espectáculo, aun cuando vuelva la normalidad. Nos acerca muchísimo al público del interior del país que no tenía la posibilidad de venir a ver la función. Entonces lo virtual va a continuar a pesar de que vuelva el espectáculo presencial. Es como una sucursal, un aliado, una extensión que va a continuar.

FOTOS: son todas gentileza de José María Muscari PH Photography