Es tendencia: el auge de los talleres de joyería (vinitos y encuentros recontra amigables, mediante) / Los tres para anotar, desde Boedo hasta San Isidro

Con propuestas que aseguran desconexión, pasarla bárbaro en grupo y reconectar con nuestro costado creativo, la joyería se puso de moda como nunca/¿Por qué cautiva a tanta gente en Buenos Aires y alrededores?/Tres alternativas diferentes, cómo surgieron y qué ofrecen.

Maison Crude, en Palermo, tiene la tienda de joyas, un café y la escuela de joyería de Nathalia Peralta.

Es tendencia: el auge de los talleres de joyería (vinitos y encuentros recontra amigables, mediante) / Los tres para anotar, desde Boedo hasta San Isidro. Por Tamara Tornello para MALEVA. 

No es casualidad que en la época de la hiperconexión digital cada vez más personas busquen acercarse a actividades manuales – y artísticas, como cerámica, grabado y joyería, para crear sin presiones, reconectar con oficios y encontrarse con personas fuera del mundo virtual.

Los talleres de joyería nos permiten eso, desconectarnos en ambientes amenos y amigables, entender los procesos, aprender técnicas y valorar más el producto final. Comenzás el taller con un recorte de cera y a los pocos días ya llevás en tus manos, cuello u oreja, una pequeña obra de arte hecha por vos. ¿Por qué se volvió tan atractivo este antiguo oficio y porque está en auge?

Desde MALEVA hablamos con creadoras de tres proyectos de joyería, con el mismo foco pero con propuestas bastante diferentes entre sí, para conocer este mundo que cautiva a distintos públicos.

1) Calatea Joyas y Marina Alemán: talleres para aprender de cero, joyas sin género y encuentros con vinitos / Colombres 923, Boedo.

Jimena Gómez es joyera y creadora de Calatea, quien junto a Marina Alemán – también joyera y dueña de la marca que lleva su nombre -, creó talleres y encuentros donde la joyería es la excusa. Las alternativas que presentan son dos: un workshop de dos jornadas en donde se trabaja la técnica de cera perdida y la terminación de la pieza (limado, lijado y pulido), y un encuentro de “Vino y Joyas” de una sola jornada, más descontracturada, con ricos vinos de por medio, donde las clientas hacen su pieza en cera y a los pocos días la retiran terminada. 

Calatea actualmente tiene un estudio que trabaja con citas previas y tienda online. Además, participa una vez al mes en la feria Juntas, en Belgrano. En sus primeras instancias, allá por 2015, trabajó alpaca y bronce con un orfebre hasta que su marca, bajo el nombre como hoy se conoce, empezó a circular de boca en boca, en Facebook y ferias. 

“En todos los talleres surgen cosas lindas pero con lo que más me quedo es con las personas que vienen. Todas se van sorprendidas con lo que pudieron lograr. Cuando llegan nos muestran las referencias de lo que quieren hacer de manera insegura y cuando van trabajando la pieza se dan cuenta que es algo lindo, relajante y logran hacer cosas muy copadas. Que alguien que no tiene nada de experiencia pueda llevarse una pieza terminada es muy gratificante…», confiesa Jimena (la creadora de Calatea).

Los talleres se hacen en su estudio en Boedo una vez al mes. Están pensados para grupos reducidos de cuatro o cinco personas y no necesitan experiencia previa. Ambos son planes diferentes: uno más descontracturado que el otro pero ambos terminan siendo un momento de reunión y disfrute. Generalmente asisten amigas, personas que se anotan solas y parejas. Gracias a la calidez de Jimena y Marina, se genera un ambiente ameno para aprender el oficio. 

“En todos los talleres surgen cosas lindas pero con lo que más me quedo es con las personas que vienen. Todas se van sorprendidas con lo que pudieron lograr. Cuando llegan nos muestran las referencias de lo que quieren hacer de manera insegura y cuando van trabajando la pieza se dan cuenta que es algo lindo, relajante y logran hacer cosas muy copadas. Que alguien que no tiene nada de experiencia pueda llevarse una pieza terminada es muy gratificante (…) Me parece una experiencia interesante que puedan lograr ver el proceso de las joyas y que se sepa cómo es el trabajo artesanal. Y además, es gratificante que puedan llevarse una pieza con su propia impronta, más allá de lo que es mi marca y la guía que yo le pueda ofrecer a la persona para llegar al resultado final”, confiesa Jimena.

En Argentina, en este momento, los oficios están en auge y gracias a eso la gente está aprendiendo a valorar los emprendimientos y el trabajo que hay detrás de ellos. Según Jimena, hay un circuito de personas que eligen comprar piezas o productos hechos a mano y ahí es donde entra la joyería, que hoy en día es una tendencia mundial. 

En Calatea, hace unos años hay otro jugador: Facundo D’Angelo, pareja de Jimena, quien se encarga de realizar los acabados finales de las piezas, expandir la red de clientes y asistirlos en la feria Juntas. En nuestra conversación, más allá de comentar que disfruta el ida y vuelta que se genera con el público en la feria, Facundo confesó que cree que la joyería no es un rubro asociado directamente a la mujer en la actualidad. Además, destacó que en Calatea uno de los principales objetivos es hacer piezas sin género con las que todos puedan sentirse representados. “Yo uso anillos. Siento felicidad y orgullo de usar un objeto hecho 100% a mano, por nosotros y en nuestro país”, agregó. 

Las próximas fechas del workshop de dos jornadas son el 20 y 27 de julio de 11:00 a 13:30 h. (turno mañana) y de 14:30 a 17:00 h. (turno tarde) en Colombres 923, Boedo. Dato interesante: también pueden coordinar fechas exclusivas para grupos de cuatro personas.

2) Joyería y Vino: experiencias en grupo en Zona Norte que son un boom (¿quién dijo que una pieza no puede ser para toda la vida?)/ Av. Libertador 14806, Acassuso.

Victoria y Julieta Godoy son hermanas y creadoras de Joyería y Vino. Victoria es joyera y tiene su propia marca de joyas, Ritual, y Julieta es diseñadora textil y quien hace el diseño digital del emprendimiento que comparten. La vinoteca Nápoli, ubicada en Av. del Libertador en Acassuso, es su sede habitual aunque, a veces, hacen ediciones especiales. Sus talleres de una jornada están pensados para grupos entre doce y catorce personas con vino de por medio. Allí, además de moldear las piezas en cera, conocés proyectos de vinos más chicos de San Juan, Mendoza y Chapadmalal, por ejemplo. 

El emprendimiento nació en 2019, luego de un tiempo en el que Victoria trabajó en otros proyectos de joyería, con el fin de ofrecer algo diferente en Zona Norte y descentralizar la escena porteña. El público llegó de manera natural. Sus comienzos están ligados a una campaña de divulgación tradicional que incluía afiches diseñados por ellas y pegados en zonas estratégicas de Zona Norte. Después del primer encuentro, el boca en boca y las redes sociales, afortunadamente, hicieron lo suyo. 

“Esta es una actividad pensada sin la presión de que todo sea perfecto. Nos parece buenísimo el hecho de que alguien venga y tenga la libertad de crear lo que quiera. Una vez una chica vino e hizo un anillo que amaba y había perdido. Como se lo acordaba, lo pudo replicar. Las joyas no son solo objetos. Son piezas muy significativas con valor sentimental que, incluso, se van heredando dentro de una familia”, asegura Julieta (una de las creadoras de Joyería y Vino).

Según Victoria y Julieta, este tipo de experiencias están en auge por la necesidad que tenemos las personas de conectarnos entre nosotros y dejar de lado lo digital. Además, valoran la importancia de la pieza final: “Nosotras sabemos que, a menos que se te pierdan, estas piezas duran para toda la vida. Este es un momento personal en donde te das cuenta que la joyería no es algo tan alejado de tu mundo. Si un día usaste plastilina, vas a entender. Es un juego, en algún punto”, asegura Julieta. 

“Esta es una actividad pensada sin la presión de que todo sea perfecto. Nos parece buenísimo el hecho de que alguien venga y tenga la libertad de crear lo que quiera. Una vez una chica vino e hizo un anillo que amaba y había perdido. Como se lo acordaba, lo pudo replicar. Las joyas no son solo objetos. Son piezas muy significativas con valor sentimental que, incluso, se van heredando dentro de una familia”, agregó. 

En sus talleres suceden cosas únicas. Desde una chica que afirmó que estaba viviendo la mejor noche de su vida, hasta una pareja que celebró su aniversario de quince años de casados haciendo alianzas especiales para la ocasión.

En un futuro -no tan lejano-, las creadoras de Joyería y Vino quieren alcanzar la meta de tener su local propio en donde puedan hacer más que dar talleres de joyería. La creación de una tienda integral es uno de los principales objetivos de Julieta, quien se considera fanática del norte argentino y busca darle a los textiles norteños el valor y lugar que merecen. 

El próximo encuentro de Joyería y Vino es el 26/07 en Av. del Libertador 14806, Acassuso. Las entradas están disponibles en la web: www.joyeriayvino.ar.

3) Crude: una escuela de joyería con talleres anuales e intensivos, tienda y café propio en Palermo / Costa Rica 5740 – Palermo.

En un local muy estético y algo misterioso ubicado en la calle Costa Rica, en Palermo Viejo, se encuentra Maison Crude, el espacio creado por la diseñadora y joyera Nathalia Peralta. Sus piezas icónicas están atravesadas por la geometría y la arquitectura, y sus talleres atrapan a quienes quieren probar las técnicas de joyería más allá de una jornada. 

El universo Crude se divide en tienda, café y escuela de joyería: Crude Escuela. Este espacio fue creado en 2018 luego de dos años de dar clases personalizadas. Actualmente la escuela dicta clases de manera anual y mensual de manera intensiva en donde, mediante un maridaje de vinos, quienes asistan podrán crear una pieza a elección moldeada en cera. 

“Lo más lindo y recurrente que me alegra es cuando mis alumnos deciden dejar sus trabajos actuales para dedicarse al oficio. Me inspira y me empuja a crear más herramientas de transformación para ellos. Y me ha pasado con personas que trabajan para mí en otros campos, que de solo estar en contacto ya les gustaría dedicarse a esto”, detalló Nathalia (creadora de Maison Crude).

“Lo más lindo y recurrente que me alegra es cuando mis alumnos deciden dejar sus trabajos actuales para dedicarse al oficio. Me inspira y me empuja a crear más herramientas de transformación para ellos. Y me ha pasado con personas que trabajan para mí en otros campos, que de solo estar en contacto ya les gustaría dedicarse a esto”, detalló Nathalia.

La transformación de un “no puedo” o “no lo sé” a algo tangible y eterno como lo es una joya es una de las cosas que más la inspiran en los talleres.

La joyería, según Nathalia, es algo que todos deberían probar al menos una vez. Por un lado, para aprender algo nuevo y por otro, para entender el mundo que conforma la joyería, más allá de la pieza de metal.

Maison Crude abre de martes a sábados de 11:00 a 19:00h.

La información de los talleres está disponible en su web.

///

Fotos: son todas gentileza de las marcas mencionadas.

Galería: