Es tendencia: decirle chau a la locura de la ciudad y emprender (con éxito) en el interior y en la naturaleza / Cinco historias que inspiran

El doble desafío de emprender en la naturaleza y huir de las grandes urbes (toda una tentación después de un año de Covid y aislamiento): desde un bartender que encontró su pasión frente al mar, hasta una productora que maneja su propio restaurante (con bodega) en Traslasierra / Así son las increíbles historias de estas mentes todoterreno / Además: el caso de Pinamar, la primera ciudad que armó un plan oficial – «Respirá Pinamar» – para atraer a familias y talento

Pinamar es la primera ciudad que lanzó oficialmente un plan («Respirá Pinamar») para atraer a familias y emprendedores. La promesa: «un cambio de estilo de vida absoluto»

 

Es tendencia: decirle chau a la locura de la ciudad y emprender (con éxito) en el interior y en la naturaleza / Cinco historias que inspiran

Son emprendedores doblemente emprendedores. Y está claro: aunque saben muy bien lo que significa reinventarse, adaptarse a los cambios y empezar de cero, al desafío que tienen per sé, le suman uno extra: hacerlo en lugares más tranquilos, con menos población y hasta a veces menos herramientas. ¿Cuáles son los desafíos de emprender fuera de las grandes ciudades? ¿Cuáles son las ventajas de explorar estos lugares casi inexplorados? Desde MALEVA hablamos con algunas de estas mentes todoterreno, que arriesgaron todo para encarar sus proyectos en plena conexión con la naturaleza (y hoy disfrutan de sus beneficios).

1) Maru Ortiz & Nitu Digilio: una productora y un chef internacional que crearon el primer festival gastronómico de Traslasierra y ahora tienen su propio restaurante  (con bodega y cava propias) / «Emprender acá tiene mucho más impacto y te obliga a buscar tu lado B…»

Cuando Maru Ortiz vivía en Buenos Aires – sobre Avenida Tucumán y Carlos Pellegrini – ,trabajaba en prensa y relaciones públicas (además de ser productora de eventos). Pero después de tener a su primer hijo, sintió la necesidad física de abandonar la ciudad y llevar una vida más tranquila. Fue en ese momento que pensó en mudarse a Traslasierra, una pequeña región de Córdoba en la que solía vacacionar junto a su familia: “Se nos dio la oportunidad de comprar un terreno en San Javier y después de cinco años, tomamos la decisión de venirnos”, comenta la emprendedora. El cambio de vida fue rotundo, pero como buena productora, Maru enseguida empezó a moverse para hacer de su pasión, un negocio. Fue así que organizó el primer festival gastronómico de la zona y reunió a 50 productores locales amigables con el medio ambiente. “Llamamos a una convocatoria abierta para dar a conocer la idea y seleccionamos los emprendimientos después de un examen de bromatología. La idea era crear un festival que además sea educativo con respecto al consumo”, le cuenta Maru a MALEVA. La hora del almuerzo en “El Mercado” estuvo a cargo de grandes emblemas de la cocina cordobesa: además de Fernando Hara, discípulo del reconocidísimo Francis Mallmann, estuvo presente Alejandro “Nitu” Digilio, el chef que cocinó en El Bulli de Ferran Adrià y fundó en Buenos Aires La Vinería de Gualterio Bolívar. “Lo bueno de emprender en lugares como este es que el impacto es mucho más grande, porque la población es chica y no suelen hacerse este tipo de eventos”, explica Maru. Unos meses más tarde, ya en pareja con Nitu, encaró un nuevo proyecto junto a él y un tercer socio: “Hoy estamos al frente de Peperina, un restaurante con bodega propia (si visitan Córdoba, no dejen de probar los vinos de Aráoz de Lamadrid) emplazado en una finca. Alejandro es el jefe de cocina, y yo me encargo de las relaciones públicas y del armado de eventos. Cada día es un desafío, porque todo lo que hacés acá, lo hacés por primera vez. Nos reinventamos en Traslasierra. Vivir acá te obliga a buscar tu lado B”, asegura. Peperina está ubicado dentro de un vivero atravesado por un estanque y la cava funciona dentro de una casona antigua llena de arte. “A pesar de tener todas a favor, estamos haciendo un trabajo muy grande por trazar una ruta turística gastronómica y lograr que la gente venga especialmente a comer acá. Como cuando alguien te dice: quiero ir a comer a este lugar, en tal pueblito de Francia. Nuestro objetivo es ese, que nos elijan por el tipo de cocina”, concluye.

 

2) Carlos Pelli: la mente detrás de «wilderness Patagonia», una agencia de turismo de naturaleza ubicada en el corazón de Bariloche. «Necesitaba una mejor calidad de vida…acá el ritmo de trabajo es mucho más relajado, si el día está lindo podés frenar, irte a andar en bici o a navegar…»

Carlos Pelli trabaja en turismo hace nada menos que 26 años. Pero en 2013, después de analizar los pro y los contra de emprender en una ciudad más pequeña, decidió cerrar su oficina en Buenos Aires y abrir su propia agencia en San Carlos de Bariloche. “En ese momento, manejaba operaciones en Mendoza y Salta, trabajaba en Microcentro y vivía en Villa Urquiza, por lo que tenía dos horas de subte por día. Necesitaba un cambio radical, así que decidí achicar y concentrar el negocio en la Patagonia. ¿Los por qué? Tener una mejor calidad de vida, la crianza de mi hijo fuera de Buenos Aires y la seguridad de un pueblo más tranquilo. Me atormentaba cada vez que frenaba el coche para entrar al edificio”, comenta el viajero. Ya instalado en el Sur, Carlos elaboró un estudio de mercado, analizó las oportunidades que existían y las ventajas competitivas que podía ofrecer para no ser una empresa más de turismo aventura. “De ahí nació «Wilderness Patagonia», con un espíritu de exploración y descubrimiento. Nuestro concepto es el de lujo simple, y tiene que ver con tener todo lo necesario para disfrutar de la mejor manera la actividad que estés haciendo. Para algunos, puede ser degustar una bandeja de frutillas recién sacadas del agua fría después de andar en kayak, y para otros, tomar una taza de expresso hecho con una volturno en el medio de la estepa patagónica; puede ser dormir en un hotel 5 estrellas, o acampar en un fly camp al costado del lago. Nuestros clientes saben que van a tener una experiencia de lujo porque se diseña a medida para ellos. Pero además, tenemos el propósito de desarrollar viajes que fomenten el sostenimiento y el cuidado de la Patagonia, por eso somos la única agencia de turismo certificada como empresa B y ya compensamos nuestra huella de carbono hace más de ocho años”, le cuenta Pelli a MALEVA. Hoy él vive sobre la ladera del Cerro Otto, “un parque de diversiones y naturaleza al alcance de la mano”, y entre los cambios que experimentó en lo laboral, asegura que el ritmo de trabajo es muchísimo más relajado: “No tiene nada que ver con estar de guardia 24/7, arrancar a las 9 de la mañana y terminar la jornada a última hora del día. Acá, si te toca un lindo día, podés decir: freno y me voy a andar en bici, o tiro el bote al agua y salgo a navegar un rato. Esto para nosotros es como estar en Disney”.

3) Matías Merlo: el bartender y surfista detrás del primer Tiki Bar de Mar del Plata (y de la Argentina también) / «Emprender aquí es tan difícil como en cualquier parte, pero ´poder ir todos los días al mar, al menos a verlo, es el premio mayor…»

Matías Merlo se levanta todos los días en su casa del bosque para surfear y contemplar el mar. Pero además, para trabajar en el Tiki Bar y Salitre Comedor, los dos proyectos que emprendió en Mar del Plata (el primero, hace ya diez años) cuando armó las valijas y se fue a vivir con los pies sobre la arena. Si bien su imagen fue lo que primero llamó la atención -la tabla de surf bajo el brazo, sus tatuajes, la barba negra y sus looks osados-, los años le dieron el aplomo y la seguridad para convertirse en uno de los bartenders más reconocidos del país. Cuando todavía vivía en Buenos Aires, se formó con Inés de los Santos y Mariano Ramírez, ganó una beca en un torneo de coctelería organizado por Bols y se fue a estudiar a su academia en Holanda. Después de mucho trabajo, volvió a la Argentina con la idea de abrir un Tiki Bar (con ambiente playero y tragos tropicales), y lo hizo nada menos que en “La Feliz”. “Nos llevó tiempo encontrar el camino. Pero trabajar en el lugar todos los días te permite medir al instante la repercusión de cada acción, y eso te posibilita un análisis diario para poder corregir. Emprender acá es igual de difícil que en cualquier parte del país”, asegura el cantinero de mar, como le gusta llamarse a él mismo. Su amor por Mar del Plata viene de hace tiempo: “Cuando era chico veraneaba acá con mi familia, casi siempre por Punta Mogotes. Esa continuidad hizo que me fuese haciendo amigos, en un principio para que mi mamá me dejara ir al Sacoa solo, y después para hacer un bar con ellos”, dice Matías, y agrega: “Simplemente quisimos hacer un espacio donde se beban cocktails ricos, se coma y se la pase bien, como una continuidad del día de playa, un Tiki bajo techo con aspiraciones de chiringo 5 estrellas. Me pone feliz que al día de hoy, con todo lo que creció y se profesionalizó el bar, aún se conserve esa energía Aloha que tenía el primer día”. Hoy en día, lleva quince años viviendo frente al mar, y asegura que una de las razones por las que se mudó, fue esa: “Poder ir todos los días al menos a verlo, es el premio mayor”, concluye el bartender.

 

4) Mailen Barraza & Pablo López: una familia que produce alimentos en plena conexión con la naturaleza a 20 km de Tandil. / «Lastimar a la tierra es lastimarse a uno también»

Mailén y Pablo se definen como una pareja de viajeros. Antes de emprender su propio proyecto en plena conexión con la naturaleza (cuando todavía vivían en un pequeño departamento en Tandil), tuvieron la oportunidad de recorrer gran parte de Bolivia, Colombia y la Argentina. Vivir rodeados de verde era algo con lo que soñaban. Por eso, cuando el padre de Pablo murió y heredaron una porción de campo de 50 hectáreas a veinte kilómetros del pueblo, no lo dudaron: “Elegimos el pedazo de tierra y decidimos armar nuestra propia casa de barro. En ese momento yo quedé embarazada de mi primer hijo, y un mes después de que naciera, nos mudamos definitivamente para acá”, le cuenta Mailén a MALEVA. Pero la idea de vivir en el campo implicaba emprender un proyecto nuevo, reinventarse y volver a empezar. Con algunos miedos pero seguros de la decisión, la pareja puso manos a la obra y armó su propia huerta orgánica. “Abrimos una cuenta de Facebook, y con eso empezamos. Primero, le vendíamos a los alumnos de yoga de una amiga mía, pero enseguida tuvimos que agrandar la producción”. En poco tiempo, la noticia corrió y la demanda se volvió tal que decidieron armar sus propios bolsones de verdura. Pablo y Cristian, su hermano, se encargaban de la siembra y la cosecha; y Mailén, de salir a repartir. “Sembramos lentejas y arvejas, probamos la cebada y elaboramos nuestra propia cerveza artesanal. Conectamos mucho con nuestros alimentos y eso nos llevó a probar cómo iba la quinoa. La cosecha salió muy bien, así que publicamos el producto en Mercado Libre. Justo el dólar subió e hizo que la gente empezara a buscar quinoa nacional a un precio más accesible. Las ventas se dispararon y ese fue el puntapié para que despegara el proyecto”, recuerda Mailén. Antes de que los chicos tomaran posesión del terreno, la tierra era trabajada de manera convencional: es decir, con agroquímicos y pesticidas. Pero ellos tenían claro que esa forma de cultivo era inviable para trabajar en familia, una de las razones por las cuales habían decidido mudarse al campo. “De otra forma, no podríamos estar viviendo con nuestros hijos, usando productos que pueden ser nocivos para ellos. Así que nunca se nos pasó por la cabeza. La idea siempre fue emprender en familia”, explica Mailén. Con lo que producen, hoy lograron autoabastecerse, formaron redes y entre productores agroecológicos participan del trueque de productos: ellos dan sus granos y sus verduras a cambio de quesos, leche, miel o harina. Calma Tierra, el nombre que eligieron para el proyecto, tiene que ver con todo eso: cuidar a la naturaleza y confiar en su abundancia, “porque lastimarla es lastimarnos a nosotros también”.

5) Bonus Track: Respirá Pinamar (el plan para que familias y emprendedores se radiquen en el bosque, junto al mar y apuesten a un «cambio de estilo de vida completo…» / Una iniciativa pionera 

La decisión de iniciar un proyecto por fuera de las grandes ciudades, suele nacer de los propios emprendedores, que buscan y arriesgan a pesar de (muchas veces) tener el viento en contra. Pero, ¿qué pasa cuando es el propio destino el que decide atraer la llegada de estas mentes ágiles y listas para la acción? Desde Pinamar -más específicamente desde la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico- implementaron esta medida pionera y, a un mes del lanzamiento, alrededor de 400 familias expresaron su deseo concreto de asentarse en la naturaleza. “Respirá Pinamar es un concepto de ciudad destinado a aquellos que deseen cambiar su estilo de vida por completo”, explica Juan Ibarguren, Secretario de Turismo y Desarrollo Económico del Municipio. “Hace algunos años detectamos el deseo de nuestros turistas cautivos de querer quedarse a vivir acá de manera permanente, de escapar de las grandes ciudades y poder llevar una vida más tranquila al lado del mar y el bosque, a tan sólo cuatro horas de Capital Federal. La cercanía con Buenos Aires, el recurso natural que nos rodea y las posibilidades de desarrollo e inversión que ofrecemos, tornan a Pinamar como un destino muy atractivo para vivir”. Por esa razón, lanzaron un sitio web con toda la información útil a la hora de tomar la decisión definitiva (respira.pinamar.gob.ar) y habilitaron un canal directo vía email para asesorar a cada familia en torno a la vivienda, la oferta educativa y las oportunidades laborales disponibles (atención emprendedores: ofrecen incentivos económicos para pequeños comerciantes). Pero claro, los beneficios no son sólo para los nuevos habitantes. Según contó la Directora de Turismo de Pinamar, Julieta Laurino, la pandemia los invitó a pensar de qué manera la ciudad se podía desarrollar económicamente cuando el turismo estaba restringido. ¿Y qué mejor que los emprendedores para afrontar este desafío? A su juego los llamaron (y a cambiar sus estilos de vida también).

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Fotos: son todas gentileza de los protagonistas de la nota. Foto destacada y de Pinamar: gentileza «Respirá Pinamar»y Secretaría de Turismo de Pinamar (PH Lucas Miner)