EL JEFF DE LA GENTE / POR VICKY SCHIRINIAN

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A puro carisma, Jeff Koons en Buenos Aires

 

EL JEFF DE LA GENTE / POR VICKY SCHIRINIAN (TEXTO Y FOTOS).

El pasado jueves 14 de abril al mediodía el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) presentó en su explanada la obra Bailarina sentada del gran artista norteamericano Jeff Koons. En un evento que reunió a la crema de la crema del mundo del arte de Buenos Aires y a un grupo importante de art-addicts, Eduardo Costantini y Jeff Koons develaron el misterio de la bailarina que permanecía, desde esa mañana, cubierta con un gran velo blanco, en una metáfora casi fantasmal.
Es la primera vez que se exhibe una obra de Koons en nuestro país y él está feliz. En el medio de esa euforia, y de las cientas de personas que esperaban ansiosas cual groupies a su estrella de rock favorita, Koons y Constantini se abrazaron y nos hicieron cómplices de la promesa a futuro de montar en MALBA  una retrospectiva del artista vivo más caro del momento.

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La Bailarina está hecha de acero inoxidable pulido

 

«Es la primera vez que se exhibe una obra de Koons en nuestro país y él está feliz. En el medio de esa euforia, y de las cientas de personas que esperaban ansiosas cual groupies a su estrella de rock favorita, Koons y Constantini se abrazaron y nos hicieron cómplices de la promesa a futuro de montar en MALBA  una retrospectiva del artista vivo más caro del momento.»
 

Con todo lo que se necesita para ser una celebrity, en un impecable traje azul con camisa y corbata a tono, ojos claros y una sonrisa permanente, Koons posó para la prensa pero además se tomó selfies con muchos de sus fans y hasta firmó autógrafos como si de un rockstar se tratara.
“La bailarina es una metáfora de nuestra propia aceptación, en su reflejo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Se trata de descubrir y aceptar el potencial de cada uno”, predicó Koons antes de dar a conocer a la escultura de más de dos metros de alto hecha íntegramente en acero inoxidable pulido espejo y patinado en color transparente, técnica insigna en las esculturas de Koons. Es que todo lo suyo es así: de adentro hacia afuera, desde el amor y desde la aceptación del self.
La obra presentada en el MALBA es una de las últimas esculturas de la serie Antigüedad que Koons comenzó a desarrollar en 2008. La serie explora temas como la belleza, la fertilidad y la conectividad. “Bailarina –observa el propio Koons– es como una Venus. La sensación es similar a la de estar mirando a la Venus de Willendorf u otra de las más antiguas Venus. Lo que realmente importa es su belleza y su invitación a la contemplación y a una sensación de relajación y paz”.

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Durante la charla con el director del MALBA: Agustín Pérez Rubio

 

“La bailarina es una metáfora de nuestra propia aceptación, en su reflejo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Se trata de descubrir y aceptar el potencial de cada uno”, predicó Koons antes de dar a conocer a la escultura de más de dos metros de alto hecha íntegramente en acero inoxidable pulido…»

 
Fiel abanderado del ready-made o de transformar objetos existentes en obras de arte, esta obra no es excepción. El modelo para la gran escultura fue tomado de una porcelana rusa encontrada en una fábrica del siglo diecinueve el cual escaló y copió en un tamaño XXXL con precisión hiper minusciosa hasta llegar al tamaño y detalles deseados. Así, la bailarina que se empezó a armar en 2010 y se terminó en 2015, llegó para quedarse y podremos verla en cada visita al Malba y en cada paso por la avenida Figueroa Alcorta hasta el 7 de septiembre cuando viajará a su nueva casa, el condominio de lujo de Eduardo Costantini en Miami, Oceana Bal Harbour, donde se reencontrará con la otra obra de Koons de la serie Antigüedad que también compró el empresario argentino, Plutón y Prosperina.
 
La trayectoria del artista vivo más caro del mundo

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Cual rockstar en la explanada del MALBA

 

«Para ubicarnos en contexto, hace apenas tres años, una magnífica operación de Christie’s convertía a Jeff Koons en el artista vivo más caro del mundo. Podría ingresar así, por qué no, en el libro Guiness de los Records por haber vendido en vida la obra más cara en la historia del arte. Se trató de Ballon Dog (Orange) que se remató por 58.4 millones de dólares (algo así como…¡ 822 millones de pesos!)»

 
Muy conocido por sus grandes esculturas espejadas como los perros que parecen hechos en globología, los conejos inflables, los huevos de pascua metalizados y el gran perro hecho con diferentes tipos de plantas, Koons tiene, como todos, una historia para contar. Para ello y con motivo de su primer visita a Argentina, eligió mostrarnos una serie de imágenes que ilustran la historia de su vida. Así, en un auditorio lleno, una hora antes del gran destape de la bailarina, Koons conversó con Agustín Pérez Rubio, director artístico del MALBA, para un atento y selecto público y presencia de MALEVA. 
Para ubicarnos en contexto, hace apenas tres años, una magnífica operación de Christie’s convertía a Jeff Koons en el artista vivo más caro del mundo. Podría ingresar así, por qué no, en el libro Guiness de los Records por haber vendido en vida la obra más cara en la historia del arte. Se trató de Ballon Dog (Orange) que se remató por 58.4 millones de dólares (algo así como…¡ 822 millones de pesos!) y eso, sin dudas, es mucho.
Pero todo tiene un comienzo, por eso la primer imagen que nos muestra Koons es una fotografía antigua de la tienda de decoración que su padre, Henry J. Koons, tenía en su ciudad natal de York, Pensilvania. “De mi padre aprendí la estética y a interactuar con la gente de la comunidad”, explica el artista. “Me enseñó a proyectar y a entender que si tenés una visión global de lo que querés armar, podés hacer lo que quieras.”

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Jeff y sus «groupies»

 

«No dejó de mencionar que fue pareja de Illona Staller, más conocida como la Cicciolina, con quien creó una serie llamada Made in Heaven donde el amor fue la gran inspiración para un conjunto de piezas que van desde trabajos en madera de flores y cachorros hasta esculturas en vidrio donde Illona y Jeff repasan el Kama Sutra.»

 
Su padre fue, además, su primer dealer. Alrededor de los años 60 exhibía en las vidrieras de la tienda las obras de su hijo el artista. La segunda imagen que nos revela Jeff tiene que ver con la arquitectura de fantasía, y muestra un gran zapato-casa que Jeff solía ver en las afueras de su ciudad natal. También nos mostró la escultura de William Penn que se posa sobre la municipalidad de Filadelfia. Dos imágenes completamente casuales pero que, conociendo la historia del artista, tienen total coherencia. “Había algo de eso que me atraía. De la experiencia física, de los mundos posibles, como en una aventura de Julio Verne…”, relata Koons con el entusiasmo de un niño. Así es que también se considera un fanático de Salvador Dalí y del surrealismo. “Lo que me atrae del surrealismo es que se trata de ir hacia adentro. Un viaje interior”, relata Koons mientras se proyecta una fotografía de Dalí tomada por el propio Koons en los años ochenta en Nueva York. Y continúa con su primer conejo inflable, una obra de 1979 que según él mismo, actúa como metáfora de la vida: tan simple como inhalar que es llenarse el pecho de optimismo y exhalar que es desinflarse hasta morir. “Fue aquí que entré en contacto con mi trabajo real”, nos explica Koons mientras sigue mostrando imágenes de sus obras. “Exploré de cerca el tema de la niñez y de la aceptación total y de encontrar la emoción en todo”, se sincera.
No dejó de mencionar que fue pareja de Illona Staller, más conocida como la Cicciolina, con quien creó una serie llamada Made in Heaven donde el amor fue la gran inspiración para un conjunto de piezas que van desde trabajos en madera de flores y cachorros hasta esculturas en vidrio donde Illona y Jeff repasan el Kama Sutra.
Si aún quedaban dudas sobre el nivel de celebridad de este mega artista que alguna vez fue, en sus años mozos, “lobo” de Wall Street, su proyecto más reciente consiste en diseñar y promocionar junto a Lady Gaga el lanzamiento de su nuevo disco. Es que cuando el cielo es el límite, tampoco hay límites para la felicidad.
 

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