Uno de los barrios más chill y a la vez inquietos de Buenos Aires, se destaca en el último tiempo por sus cafés – para todos los gustos -, en esquinas, y, como dice el autor de la nota, la ubicación no es lo de menos. ¿Qué ofrece cada uno de la selección, quiénes están detrás y cuál es la onda que los distingue?
Hijos del Mar: el alma relajada de la Costa Atlántica en Teodoro García y Zapiola.
El cruce de los caminos: Colegiales y sus cafés en esquinas para disfrutar del momento. Seis con ese encanto especial. Por Benja García. Fotos: Delfina Sevicz para MALEVA.
Puede sonar obvio, pero sentarse en una esquina a tomar un café no es lo mismo que hacerlo a mitad de cuadra. Los locales gastronómicos ubicados en la intersección de dos calles tienen ventajas únicas en comparación con el resto: la visibilidad, la luminosidad, la circulación de aire, la estética y hasta la forma en la que pega el sol. “Tienen un simbolismo especial: son lugares de cruce, de encuentro y de historias compartidas”, así es como le define a MALEVA las esquinas Patricio Siconolfi, uno de los creadores de Santal, una de las cafeterías con más onda del momento, con dos sedes en Buenos Aires (Colegiales y Belgrano) y en Mallorca, España.
Si uno recorre las calles de Colegiales, uno de los pocos barrios de Capital Federal en donde todavía convive el espíritu residencial con una amplia movida cultural y gastronómica, se topará en varias esquinas con distintas propuestas cafeteras, para todos los gustos y sabores (valga la redundancia).
Quienes emprenden sus proyectos gastronómicos en este barrio (y en estas esquinas), cuentan que lo eligieron no solo por la ubicación sino también por la gente. Un público curioso y exigente en términos de calidad, pero también relajado, con un objetivo claro: “disfrutar el momento”. MALEVA seleccionó seis locales que representan a la perfección este fenómeno «colegaliense» y hablamos con sus responsables.
«Quienes emprenden sus proyectos gastronómicos en este barrio (y en estas esquinas), cuentan que lo eligieron no solo por la ubicación sino también por la gente. Un público curioso y exigente en términos de calidad, pero también relajado, con un objetivo claro: “disfrutar el momento”
1) Hijos del Mar: solcito y gemas saladas y dulces en uno de los cafés con mejor nombre de Buenos Aires. / Zapiola 799.
En Zapiola y Teodoro García se encuentra Hijos del Mar, uno de los cafés con mejor nombre de Buenos Aires. ¿A qué se debe? Sus fundadores son nacidos y criados en distintos lugares de la costa atlántica. Y esa energía playera, a pesar de estar rodeado de cemento, está presente gracias al mobiliario, a la ambientación con pequeñas sutilezas, a los colores y a la perfecta musicalización.
“Consideramos que tenemos una de las esquinas más lindas del barrio, combinada con nuestro deck, donde depende el horario tenemos solcito en cualquiera de los dos frentes”, le afirma a este medio David Pizarro, uno de sus fundadores.
Si bien parece un lugar minimalista, la carta es bastante completa con una gran variedad de cafés y pequeñas gemas dulces y saladas, como el alfajor de limón (con un sabor similar al de una famosa marca marplatense) o el sandwich HDM con queso, pavita, kale, rabanito, pesto y mostaza. “Nuestra especialidad es la pastelería, viene desde San Bernardo, todo producido por la madre de mi socio, y con ese toque casero y de calidad que nos distingue”, concluye Pizarro.
2) Cafecito: un golazo que invita a la pausa todo el año / Zapata 500.
Cafecito está ubicado en Zapata al 500, a pocos metros de la bulliciosa avenida Cabildo, sin embargo gracias a su ambiente intimista y acogedor funciona como un oasis para los vecinos del barrio o para quienes estén de paso y quieran abstraerse un poco del caos urbano disfrutando de un rico café de especialidad y pastelería: croissant, scones de queso y medialunas.
“Para nosotros que esté ubicado en la esquina, sin lugar a dudas es un gran plus, tanto desde su orientación con un sol que en invierno pega divino, como así también en la visibilidad”, reconoce Juan Zubizarreta, dueño del lugar. Cafecito no solo es un golazo en invierno, también lo es verano, gracias a la sombra que brindan los árboles que lo rodean. Sombra que invita a la pausa, a sentarse un rato y disfrutar de un café frío, una de las especialidades de la casa.
También es una parada obligatoria para quienes buscan trabajar un rato con sus notebooks, para quienes desean ponerse al día con amigos y hasta para aquellos que salieron a pasear a sus perros y aprovechan para llevarse un take away. “Creo que con el local cumplimos un rol dentro del barrio, cosa que está buenísimo y nos enorgullece”, concluye su dueño.
3) Santal: un punto de encuentro (e historias) donde una carta elaborada acompaña al buen café. / Conde 1200.
“Colegiales tiene una magia única, es un barrio con alma de pueblo en el medio de la ciudad, sus calles tranquilas y arboladas generan un clima que invita a la pausa”, describe al barrio Patricio Siconolfi, uno de los fundadores de Santal, local que combina café de especialidad con una carta que sorprende por su frescura con propuestas para distintos momentos del día, que van desde carrot cakes, hasta un exquisito sándwich de gírgolas con pimientos asados, cebolla caramelizada, parmesano y mayonesa de morrón y rúcula. “Todo lo que sale de nuestra cocina refleja la pasión por los sabores honestos y bien hechos”, afirman.
“Estar en una esquina nos regala dos cosas clave: visibilidad y apertura. Desde afuera, Santal se ve como un punto de encuentro que invita a entrar; y desde adentro, los ventanales nos conectan con el ritmo del barrio. Además, para nosotros las esquinas tienen un simbolismo especial: son lugares de cruce, de encuentro y de historias compartidas”, reflexiona su dueño.
4) Café Colegiales: una de las mejores postales del barrio. / Céspedes 3394.
Esta esquina ubicada en Céspedes 3394, con sol de tardecita, ofrece una de las mejores postales del barrio para disfrutar de un buen café. Si bien su especialidad es el colombiano, cuentan un repertorio exclusivo de granos traídos de distintos confines del mundo.
“Es uno de los barrios residenciales más lindos, tranquilos y armoniosos de Buenos Aires, esto nos permite generar un impacto emocional con la comunidad”, le cuenta a MALEVA Sonia, una de sus dueñas. El de Céspedes no es el único local que tienen en el barrio, Café Colegiales cuenta con otra sucursal en Cramer 824. Pero de este local hablaremos en otro momento. Hoy nos toca dedicarnos a las esquinas.
Café Cespedes cuenta con mobiliario moderno y minimalista, quienes asistan no sólo podrán disfrutar de buen café, también hay una gran variedad de jugos naturales, sandwiches, budines y pastelería vegana. Tal vez esta recomendación suene rara, pero no dejen de visitar el baño. Se van a sentir dentro de un libro.
5) Eulalia: un punto ideal, y sabroso, antes de cruzar al flamante parque ferroviario. / Teodoro García 2613.
Foto: gentileza Eulalia.
A una cuadra del tren Mitre se encuentra otra de las esquinas cafeteras más lindas del barrio: Eulalia. Un punto ideal para tomar un café antes de cruzar al parque de la estación. “Que esté en una esquina le da un toque único, creemos que las esquinas son como los puntos de encuentro naturales del barrio, donde la gente pasa, para y charla”, le cuenta a MALEVA Tiziana Cuellar, una de sus dueñas.
Una de las vedettes del lugar es la bruschetta de palta, queso crema y pistachos, un tostado que tiene el crujiente justo. Quienes visiten esta esquina de Colegiales también podrán disfrutar de un yogurt con granola casera y frutas, de una croissant caprese que es una delicia, entre otras opciones.
“Colegiales es un barrio que parece tranquilo, pero en realidad está lleno de gente que vive buscando conocer cafés y pasar un buen rato, además tiene el combo perfecto: calles arboladas, aire relajado y una comunidad de vecinos que valoran lo local”, define al barrio Cuellar.
6) Ostende: una esquina con terraza, café de especialidad y platazos de restaurante. / Virrey Loreto 3303.
Si bien no es estrictamente un café, sino bastante más, MALEVA se tomó una licencia y le hicimos un lugar en esta nota a Ostende, una esquina con terraza y con aires de costa atlántica ubicada en Virrey Loreto al 3303, una de las calles con mejores opciones gastronómicas del barrio, alejada del Colegiales más ruidoso.
“Las esquinas al tener dos frentes siempre son más vistosas, la luz pega distinta, además tenés la vereda que bordea todo el frente, es un tema estético. A esta la descubrí paseando a mi perro, yo vivo por el barrio y siempre ando mirando posibles locales, también tengo Madre Rojas que queda en una esquina”, le cuenta a MALEVA Juan Manuel Boetti Bidegain, uno de sus dueños.
Cuando uno entra a Ostende se siente en un bodegón de la costa, con decoración retro, mucho vidrio, una amplia terraza, platos típicos de parador de mar y una carta de vinos que busca reivindicar antiguas cepas italianas. Los platos más pedidos son: la pesca del día con puré, las rabas y un arroz crocante con langostinos. Para aquellos que entraron a esta nota por el café acá también lo van a encontrar: “aunque hoy parezca estar en un segundo plano, el café de especialidad que se produce especialmente para nuestro local es un producto clave, en nuestros comienzos fue uno de los ejes principales”, nos cuenta Boetti Bidegain.
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